El Libre albedrío – Arthur Shopenhauer
Publicado por Malena el 21 de Febrero de 2011
La doctrina del libre albedrío es el punto de partida del análisis de la libertad del hombre que hace Shopenhauer.
El hombre es un ser libre, es decir que puede optar por ser virtuoso o no.
Shopenhauer distingue tres aspectos diferentes de la libertad, la libertad física, la libertad intelectual y la libertad moral.
La libertad física es la ausencia de impedimento material para realizar un acto de la voluntad, que puede proponer solamente la ingenuidad del sentido común.
La libertad intelectual es la mediadora entre la voluntad y los motivos; y la libertad moral es el libre albedrío sin ninguna fuerza condicionante.
El objeto de la conciencia es la voluntad y una voluntad libre es la que no se encuentra determinada por razón alguna.
Todo lo que se desea tiene un objeto o motivo. La conciencia es como un puente entre el mundo interno y el externo.
El “puedo hacer lo que quiero” se convierte en “puedo hacer lo que debo”, ya que el grado de libertad humana se ve restringido por determinismos estructurales que son insuperables por los actos de la voluntad; como la ley de causalidad, el carácter, la condición humana y los motivos que condicionan y que se imponen a la voluntad orientándola hacia una dirección precisa.
Por eso, el grado de libertad queda limitada a la necesidad, o sea que las acciones ya no serán voluntarias sino necesarias y se producirán mediante una lógica.
No se puede desear más que una sola cosa, y lo que elige la voluntad luego es informado a la conciencia, cuando se produce el acto.
Es el hombre el único enteramente responsable de sus actos y debe confrontar su decisión y asumirla.
El libre albedrío propone el más alto grado de libertad.
Si una mala acción proviene de la naturaleza del hombre creada por Dios, la culpa no es del hombre sino del autor de la naturaleza.
Si las acciones humanas no se producen por azar, ni por los objetos externos, ni son producto de la providencia; entonces el hombre es el único responsable de sus actos y no podrá imputarle su falta a otro agente externo a él, ya que tiene el poder de evitarlo.
La hipótesis del libre albedrío debe pues descartarse, porque no es posible, ya que todas las acciones de los hombres se encuentran determinadas por la necesidad, que se puede concebir como la necesidad de una libertad moral.
Sólo nosotros somos autores de nuestros actos y nadie puede excusarse en los motivos.
Tal necesidad está determinada por una condición subjetiva que puede admitir una acción diferente.
Pero dado el modo de ser de esa persona, su carácter y su disposición individual una acción diferente no hubiera sido posible, aunque objetivamente sí podría haber actuado distinto.
El carácter es el verdadero responsable de la acción, y es claro indicio de la moral.
Las acciones de odio o desprecio son cualidades permanentes de quien las realiza. Esas acciones son las que muestran la naturaleza particular y el carácter es el que tiene la culpa y la responsabilidad.
La responsabilidad es la que nos permite inferir si hay libertad moral, porque la libertad reside en la responsabilidad y el carácter del hombre que es fijo e inamovible.
Toda acción humana por lo tanto, es el resultado del carácter individual y del motivo y la libertad no es un hecho de la conciencia.
La voluntad es libre solamente fuera del mundo de los fenómenos.
Fuente: “Ensayo sobre el libre albedrío”, Arthur Schopenhauer, Ed. Gradifco, Buenos Aires, 2005
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