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Si observamos nuestro entorno con detenimiento, enseguida nos daremos cuenta de la cantidad de información que recibimos diariamente. La era de la información nos invade por todos los costados.
El exceso de información tiene un impacto directo en 3 aspectos fundamentales de nuestra vida:
- La atención: Cada vez dedicamos menos atención al mundo que nos rodea, sobre todo a aquello que no nos interesa o que no consideramos relevante. Más info en la Economía de la Atención.
- El tiempo: El segundo impacto de la sobreinformación tiene que ver con nuestra percepción del tiempo: creemos que todo va a una velocidad más alta de la real. La cantidad de información que percibimos día a día, genera además la necesidad de tener que hacer algo, de estar en movimiento constante. Más info en la velocidad relativa.
- El conocimiento: El tercer fenómeno causado a raíz del exceso de información tiene que ver con nuestra capacidad de retener y de aprender.
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Es este tercer impacto el que nos ocupa hoy. ¿Cuánta información de la que recibimos se transforma en conocimiento? Es decir, ¿cuánta información procesamos / asimilamos?. ¿Entendemos realmente el «qué», el «cómo» y el «por qué» de las cosas que suceden en nuestro entorno?
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Gracias al desarrollo de la tecnología creamos, modificamos y compartimos cada vez más cantidad de información. Este fenómeno ha provocado en los últimos años una creciente distancia entre la información que recibimos y la que procesamos. A esta diferencia me gusta llamarle brecha del conocimiento.
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El impacto que tendrá en futuras generaciones esta brecha de conocimiento es al menos preocupante. ¿Cómo puede la sociedad del conocimiento a la que supuestamente nos encaminamos sobrevivir a este fenómeno?
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El negocio de la brecha
Existen, a su vez, diferentes enfoques de negocio que se nutren de la existencia de dicha brecha de conocimiento.
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Por un lado, el negocio de la formación. Tradicionalmente ha sido este sector el encargado de proporcionar conocimiento basándose en la necesidad de los alumnos de aprender / procesar / asimilar información. El problema es que cada vez hay más información y las estructuras de la educación no son nada flexibles. La educación primaria / secundaria no se actualiza lo suficientemente rápida. De la formación universitaria mejor ni hablamos. Y el negocio de los masters se basa en rellenar aulas y maximizar el número de alumnos, no darles conocimiento.
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Por otro lado, proliferan todo tipo de asesores de empresas. Profesionales más expertos que sus interlocutores en determinados temas. Este hueco se ha cubierto tradicionalmente por grandes consultorías. Lo que ha ocurrido es que las empresas se han dado cuenta que no se requieren grandes estructuras para poder asesorar de forma correcta a las empresas. La única barrera de entrada en este negocio es aprender algo y poder explicarlo bien.
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La diferencia entre información y conocimiento
El problema de la brecha está relacionado con la falta de método de transformar la información en conocimiento. Gran parte de nuestra educación se basa en trabajar la repetición (memorizar) como única forma de conseguir esta transformación. Resulta que nos hemos olvidado que la comprensión (preguntarse el por qué) y la experiencia (yo lo he hecho) son dos herramientas que nos ayudan a mejorar esta conversión.
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Para entender el proceso he preparado el siguiente gráfico:
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Proceso teórico (from up to down): En general, recibimos muchísima información. De toda esta información hay temas que por repetición o interés retenemos (elementos del gráfico en color verde). Para poder transformar la información relevante, debemos romper una primera barrera. Necesitamos un sistema, un método, que permita comprender la relación entre diferentes elementos. Este proceso -pasar información en bruto a comprensión- es un ciclo teórico (círculo rojo).
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Proceso práctico (from down to up): A su vez, existe una forma de conocimiento que se crea en sentido inverso. Es el caso de la gente que aprende gracias a la experimentación. A este proceso le llamo ciclo práctico (círculo rojo 2). Por ejemplo, aquellos cocineros que a través de la experimentación han creado un método culinario.
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Algunas reflexiones adicionales:
- La repetición (lo que está en verde) no nos lleva al conocimiento sino al adoctrinamiento. Asumimos mucha información sin procesarla. El hecho de repetir frecuentemente una frase no la convierte en cierta. ¿El contenido es el rey de Internet? Se trata de una afirmación que oímos con frecuencia, pero que en la mayoría de los casos no se basa en una reflexión (conocimiento).
- La brecha crece a causa de la saturación de información y de la falta de método para comprenderla.
- Yin & yang: El círculo teórico & el círculo práctico son dos polos opuestos, pero a la vez necesarios en el proceso de generar conocimiento. No sirve el conocimiento teórico sin la aplicación práctica. Y no sirve de nada la experiencia sin poderla transformar en método.