Aunque tiene la mala fama de contribuir al desarrollo de la llamada «tripa cervecera», la realidad es que los que nos engorda realmente es el «pinchito» que la acompaña la mayoría de las veces. Se trata de una bebida natural y diurética, baja en calorías, sin grasas y que, por su contenido de ácido carbónico, favorece la digestión.
Ahora también parece que podría ayudar a prevenir la temida osteoporosis, una enfermedad en la que los huesos disminuyen en densidad y aumenta la fragilidad de los mismos por la pérdida de minerales. «Los factores de elaboración de la cerveza que influyen en los niveles de silicio de la cerveza no se han estudiado ampliamente», ha señalado Charles Bamforth, autor principal del estudio. «Hemos examinado una amplia gama de estilos de cerveza por su contenido en silicio y también han estudiado el impacto de las materias primas y el proceso de elaboración de la cerveza en las cantidades de silicio, que entran en mosto y cerveza».
LAS MEJORES, LAS RUBIAS
El silicio está presente en la cerveza en la forma soluble de ácido ortosilícico (OSA), que produce 50 por ciento de biodisponibilidad, lo que hace de esta bebida una gran fuente de silicio en la dieta occidental. Según los Institutos Nacionales de Salud (NIH), la dieta de silicio (Si), como OSA soluble, puede ser importante para el crecimiento y desarrollo de hueso y tejido conectivo.
El estudio también realizó pruebas en 100 cervezas comerciales y constató que no todas serían igual de beneficiosas para los huesos, ya que su contenido en silicio varía entre 56,5 miligramos y 6,4 miligramos por litro. Las más ricas serían las de cebada, y en especial las rubias que han sido sometidas a menos calor durante el malteado, mientras que las negras, sometidas a mayor temperatura en ese proceso, y las de trigo, son las que menos silicio contendrían.
Autor: C. Garrido |
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