jueves, 4 de noviembre de 2010

México lidera investigacion y producción de antivenenos a nivel mundial


México lidera investigacion y producción de 

antivenenos a nivel mundial

Gracias al uso de faboterápicos se ha reducido en el país la mortalidad por ataques de animales ponzoñosos
PONZOÑA. El antiveneno Aracmynplus se utiliza con eficacia contra la mordedura de las arañas (Foto: ARCHIVO EL UNIVERSAL )
Lunes 01 de noviembre de 2010Guillermo Cárdenas Guzmán | El Universalguicardenas@hotmail.com

Aunque el envenenamiento por picadura o mordedura de animales ponzoñosos constituye aún un serio problema de salud pública en México y en muchos otros países en vías de desarrollo, el uso de antídotos de nueva generación ha contribuido a reducir localmente los niveles de mortalidad que están asociados con esos casos hasta en 90% en las dos últimas décadas.
Cada año se contabilizan a nivel mundial 6 mil 500 millones de accidentes ocasionados por bichos venenosos, y en territorio nacional, donde sucede la mayor parte de esos casos, la picadura por alacrán o escorpión encabeza la lista por su frecuencia, con poco más de 280 mil víctimas anualmente. Sin embargo, sólo tres de cada 100 de estos últimos casos llegan a recibir atención sanitaria, según los datos de la Secretaría de Salud.
Parte de ese declive en los índices de mortalidad es resultado de la paulatina incorporación de medidas de prevención y atención a la población pero, sobre todo, de la extensión en el uso de antivenenos de tercera generación (conocidos como faboterápicos), que ya integran el cuadro básico de los servicios comunitarios de salud en nuestro país.
Tal fue una de las principales conclusiones de la 9a Reunión Internacional de expertos en envenenamiento por animales ponzoñosos, celebrada a finales de octubre pasado en Cuernavaca, Morelos, y que durante tres días reunió, con patrocinio del Instituto Bioclón y el apoyo de la UNAM y el Conacyt, a más de 200 expertos de 30 países con el objetivo de intercambiar sus experiencias académicas.
“En los años 70 y 80 el número de muertes por alacranes cada año era entre 700 y 800 personas, porque los médicos tenían miedo de aplicar los antivenenos (esperaban efectos secundarios en los pacientes); pero a partir de 1985 hicimos una campaña a nivel nacional para el uso clínico de los mismos y desde entonces comenzaron a reducirse los niveles de mortalidad hasta cerca de un 90%”, argumentó Lourival Possani, del Instituto de Botecnología (IBT) de la UNAM.
Hoy, todavía fallecen entre 30 y 60 personas anualmente en el país por picadura de escorpión, la mayoría (95%) de ellos niños menores de cinco años, debido a que no se les brinda el tratamiento oportunamente o porque viven en regiones muy apartadas, precisó el investigador emérito del IBT. Los estados más afectados son Nayarit, Colima y Morelos.
Sin esta nueva generación de antivenenos (que a diferencia de los antiguos sueros desarrollados desde 1930 no producen efectos indeseables en las personas a las que son inyectados, como alergias) morirían entre 3 mil y 4 mil de las víctimas que cada año sufren ataques de animales venenosos, comenta por su parte el doctor Alejandro Alagón Cano, investigador también del IBT y organizador del evento.

Nuevos mercados
Los faboterápicos producidos por el Instituto Bioclón con apoyo en la investigación científica del IBT y comercializados por Laboratorios Silanes ocupan un nicho de 75% del mercado nacional de antivenenos y 7% a nivel mundial. Entre ellos están, por ejemplo, Aracmyn plus, contra la mordedura de araña capulina; Alacramyn, contra la picadura de alacrán; Antivipmyn, contra el ataque de serpientes viperinas, y Coralmy, contra el veneno de serpientes coralillo.
Recientemente, y según se dio a conocer en el mencionado encuentro, el Instituto Bioclón también desarrolló en México un nuevo antiveneno único en su tipo, diseñado específicamente para contrarrestar los efectos del ataque de especies venenosas de escorpión que habitan en la zona del Magreb, en el norte de África y Medio Oriente, donde cada año se registran más de 200 mil picaduras de arácnidos.
En el mundo se conocen más de mil 500 especies de alacranes y nuestro país es el que posee la mayor biodiversidad de ellas con una cifra de al menos 221, de las cuales sólo seis, pertenecientes a la clasificación de centruroides, son tóxicas para el ser humano. En África las más peligrosas son las del género Androctonus y Buthus en el Norte y las Parabuthus en el sur.
Es precisamente en las zonas meridionales de África (al sur del desierto del Sahara) donde cada año se registran aproximadamente un millón de casos (de todos tipo de animales ponzoñosos), de los cuales 25 mil terminan en la muerte de las víctimas, según refirió el investigador beninés Jean Philippe Chippaux, asesor médico de la Organización Mundial de la Salud.

Por tal razón, y ante el escaso número de expertos en envenenamiento en aquel contienente (según Philippe sólo hay unos 50 en toda la región subsahariana, en países como Bénin, Nigeria Congo y Kenia) los investigadores africanos pretenden establecer alianzas e intercambios de información con sus colegas mexicanos.
También buscarán que próximamente Bioclón, que ya exporta a Sudamérica y Europa produzca Antivipmyn en África, pues por el clima prevaleciente en la región ecuatorial subsahariana los problemas de salud por ataque de serpientes a la población (existen unas 30 especies peligrosas para los humanos) son mucho más relevantes que las picaduras de escorpión.

Prevención y mitos
Otra parte fundamental de la lucha contra la intoxicación por ataque de animales ponzoñosos es la extensión de medidas preventivas, sobre todo en grupos de población altamente vulnerables al problema, como es el caso de las comunidades marginadas en Guerrero que habitan sitios carentes de infraestructura y servicios básicos.
En la perspectiva de Ascencio Villegas, investigador y rector de la Universidad Autónoma de Guerrero, el nivel de riesgo de sufrir una picadura de alacrán es mucho mayor entre las personas que duermen en el suelo, habitan casas hechas con materiales precarios como lámina, cartón o madera o donde abundan los escombros, que sirven como refugio a los arácnidos:
“En el municipio de Azoyú prácticamente dos de cada tres picaduras sucedieron dentro de la casa y en el campo cerca de una de cada tres (de un total de 644 casos analizados) y las personas afectadas fueron las más pobres”, aclaró el académico del Centro de Investigación en Enfermedades Tropicales de la UAG, quien participó en estudios realizados en 20 comunidades rurales de esa localidad.
Y entre las conclusiones de otro trabajo similar hecho en Guerrero, publicado en 2009 en la revista del Instituto Nacional de Salud Pública de la SS, se destaca que los trabajadores agrícolas encargados de cosechar maíz son un grupo también en alto riesgo, pues suelen ser atacados por el alacrán al manipular directamente las mazorcas en el campo o al llevar el animal a casa escondido entre las hojas o mazorcas.
Por ello, Villegas enfatizó la importancia de que los campesinos utilicen guantes industriales de carnaza para la cosecha, con los que se puede reducir hasta 90% el riesgo de sufrir el ataque de alacrán, además de que implementen medidas de limpieza en los hogares, con las cuales se evitarían 36 de cada mil picaduras.
Por su parte, Lourival Possani destacó la necesidad de erradicar los remedios populares caseros (basados en ajo machacado, café o tés de hierbas) que sólo retrasan el tratamiento oportuno que debe prodigarse a las víctimas con faboterápicos.
“Mucha gente se recupera de la picadura de alacranes güeros, que no son peligrosos, recomienda estos remedios y así se sigue perpetuando un comocimiento carente por completo de fundamentos científicos”, comentó Lourival Possani.

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