martes, 2 de noviembre de 2010

Antibióticos en peligro de extinción


Antibióticos en peligro de extinción
Las bacterias se acorazan y los antibióticos, esos medicamentos tan poderosos que cambiaron el curso de la Medicina, se convierten en balas de fogueo contra algunos patógenos peligrosos. Pero la población sigue exigiendo en las consultas un antibiótico para tratar su gripe. O acude a su botiquín para automedicarse con la penicilina que le sobró de otro tratamiento.
FUENTE | ABC Periódico Electrónico S.A.21/11/2008
España es, detrás de Francia, el segundo país que más antibióticos consume, pese a los esfuerzos por controlarlo. Los datos corresponden al último informe del Centro Europeo de Control de Enfermedades(ECDC, en su acrónimo en inglés). El informe se hizo público esta semana coincidiendo con el primer día europeo de concienciación del uso de antibióticos. La iniciativa es un intento más por sensibilizar a gobiernos y ciudadanos sobre una cuestión que se ha convertido en un problema de salud pública en Europa.

La UE está especialmente preocupada por los países del mediterráneo. España, Francia, Grecia, Portugal e Italia poseen los niveles de consumo más altos y también los mayores problemas de resistencia, pese a los esfuerzos por controlarlo.

El consumo abusivo de estos medicamentos y la automedicación «no explican el cien por cien de las resistencias, pero sí son los aspectos que más impactan. En este problema tan complejo importan también cuestiones ajenas al comportamiento ciudadano, como el consumo de carne de animales tratados con antibióticos o la propia ecología microbiana», explica José Campos, del laboratorio de Antibióticos del Centro Nacional de Microbiología y asesor del ECDC.

PEOR EN EL SUR DE EUROPA

Prueba de la relación directa con el consumo abusivo es que en países nórdicos, donde estos fármacos se utilizan de forma muy restrictiva, hay menos problemas con «superbacterias» que desafían a los antibióticos. En el tratamiento de la neumonía causada por neumococo, la tasa de resistencia a los antibióticos empleados es sólo del 2% en Suecia, frente al 22% de España. Otro de los caballos de batalla, la temida «E. coli», culpable de muchas infecciones de orina, también se combate con más facilidad en el norte.

Las bacterias son cada vez más resistentes y los antibióticos menos potentes. «El problema se agrava porque la industria farmacéutica no está interesada en desarrollar nuevos antibióticos. Son fármacos menos rentables que los productos para dolencias crónicas», apunta Francesc Marco, presidente del grupo Gemara para el estudio de las resistencias a los antibióticos.

Hay quien teme volver a la era pre-antibiótica, cuando cualquier infección era casi mortal. Tanto Marco como Campos se resisten a suscribir opiniones tan dramáticas. «Son mensajes catastrofistas que no conducen a nada. Médicos, farmacéuticos, autoridades y los propios ciudadanos deben cooperar en la búsqueda de soluciones».

Marco tampoco ve un futuro sin antibióticos: «Debemos ser prudentes e intentar que no empeore la situación. No es una vuelta de no retorno, todos tenemos que involucrarnos». Este mensaje es también el de la UE que ha pedido a todos sus estados miembros que pongan en marcha grupos de trabajo para buscar soluciones adaptadas a la tipología de cada país.

Hoy las resistencias son un riesgo añadido «en el tratamiento de cualquier paciente», apunta José Campos: «Hay enfermos que dependen de los antibióticos para vivir. Cualquiera de nosotros podemos convertirnos en uno de ellos y ese es el mensaje con el que debe sensibilizarse la población».

Autor:   N. Ramírez de Castro

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