jueves, 4 de noviembre de 2010

ONCOLOGÍA Un caballo de Troya contra el cáncer

ONCOLOGÍA
Un caballo de Troya contra el cáncer
21/10/2010

  • Células cancerosas en arteriola pulmonar

Desde hace años, se están diseñando nanopartículas que transporten medicamentos tóxicos a las células cancerosas. Los fármacos se transportan dentro de una envoltura con el fin de no afectar a los tejidos sanos y evitar el ataque del sistema inmunitario. Una vez alcanzado su objetivo, las nanopartículas liberan su carga y eliminan las células dañadas.

En la actualidad, después de numerosas investigaciones con cultivos celulares y animales, se hallan en fase de ensayo clínico en humanos casi una docena de fármacos a base de nanopartículas, la mayoría de ellos ideados para tratar o diagnosticar el cáncer. Otros compuestos se hallan en estudios preclínicos y están a punto de estudiarse en humanos. Aunque se necesitarán varios años para comprobar la inocuidad y eficacia de los compuestos, los científicos esperan obtener resultados positivos, lo que representaría un gran avance en la lucha contra el cáncer.

Hoy en día el cáncer suele tratarse con los mismos tratamientos drásticos que los oncólogos han utilizado desde hace decenios, como la cirugía, la irradiación y la quimioterapia. Muchas de las quimioterapias que se administran a los pacientes ejercen un efecto tóxico no sólo en las células cancerosas sino también en las células normales.

La nanomedicina tiene el potencial de cambiar esta situación. A diferencia de las medicinas tradicionales, los nuevos fármacos pueden diseñarse para llevar a cabo distintas funciones. Para tratar el cáncer, un fármaco debe ser soluble en agua para ser transportado por la circulación sanguínea; debe burlar la defensa de las células inmunitarias y evitar el aclaramiento renal o hepático; y por último, debe alcanzar su objetivo y eliminar las células cancerosas. Las medicinas tradicionales deben reunir todas esas propiedades en una sola molécula. En cambio, las nanomedicinas pueden dividir las distintas funciones entre diferentes componentes. La superficie de la partícula puede crearse de forma que sea soluble, resista al sistema inmunitario y alcance su objetivo, mientras que la carga de la partícula debe destruir las células cancerosas.


 



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Fotos: Wikimedia Commons

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