Esta investigación recibió apoyo comunitario de la Red de Excelencia «Cambio de la composición atmosférica», financiada mediante el área temática «Desarrollo sostenible, cambio global y ecosistemas» del Sexto Programa Marco (6PM).
La mayor parte del plomo que contiene la atmósfera procede de actividades humanas. Las principales fuentes de emisión son la combustión de carbón y gasolina con plomo, el vuelo de aviones pequeños a la altura de la formación de nubes y las tareas de construcción que liberan plomo del suelo.
Mientras que las emisiones de gases de efecto invernadero propician el calentamiento global, la emisión de pequeñas partículas que contienen sustancias como el plomo puede generar el efecto contrario. Estas partículas, al entrar en contacto con el vapor de agua atmosférico, provocan la formación de nubes que, dependiendo de su altitud y densidad, pueden tanto reflejar la luz solar procedente del espacio como retener el calor de la Tierra.
El objetivo de este estudio reciente consistió en determinar cómo afecta el plomo a la formación de nubes. Para llevar a cabo este estudio, científicos de Alemania, Suiza y Estados Unidos «capturaron» nubes que se habían formado de forma natural en varias cimas de montañas situadas al este y al oeste del Atlántico y, por otra parte, estudiaron en el laboratorio nubes formadas de forma artificial en cámaras de nubes diseñadas a tal efecto.
Sus investigaciones revelaron que el plomo cambiaba las condiciones necesarias para la formación de nubes: cuando hay presencia de plomo en la atmósfera, se forman nubes aunque el aire no posea el grado de humedad o temperatura necesario.
Además, los modelos informáticos demostraron que las partículas que contienen plomo cambian de tal forma las propiedades de las nubes que llega a influir en la cantidad de radiación de onda larga que escapa de la Tierra. Entre los años setenta y ochenta, antes de la introducción y generalización de la gasolina sin plomo, la mayoría de las partículas de polvo que flotaban en la atmósfera estaban probablemente contaminadas con plomo, lo que provocaba que la Tierra liberara más calor al espacio.
«Probablemente, esto provocó que se contuviera hasta cierto punto el aumento de las temperaturas en todo el planeta,mientras que hoy en día el efecto invernadero ejerce prácticamente toda su influencia sin obstáculos», explicó el profesor Joachim Curtius de la Universidad Goethe de Fráncfort del Meno(Alemania).
Pocos serían los que recomendarían hoy introducir más plomo en la atmósfera para contrarrestar los efectos del calentamiento global, ya que es un metal muy tóxico y perjudicial para la salud humana. «Sin embargo, con la sabiduría que da la experiencia, ahora podemos explicar que el aumento tan rápido de las temperaturas en los últimos años se debe a que la humanidad ha reducido sus emisiones de plomo y sulfatos», afirmó el profesor Stephen Borrmann de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (Alemania).
«Sabemos que la mayor parte del plomo que contiene la atmósfera proviene de fuentes antropogénicas», comentó el autor principal del estudio, Dan Cziczo, del Pacific Northwest National Laboratory (Estados Unidos) del Departamento de Energía. «Ahora podemos demostrar que el plomo está cambiando las propiedades de las nubes y, por lo tanto, la cantidad de energía solar que afecta a nuestra atmósfera.» |
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