Uso prudente de antibióticos
Dr. José A. Martínez
Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Clínic de Barcelona
22 Noviembre 2010
V
El día 18 de noviembre se celebra el Día Europeo de la Toma de Conciencia sobre los Antibióticos, dirigido en esta segunda edición a promover el uso prudente de los antibióticos en los hospitales. Esta iniciativa del Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades, cuenta con el apoyo de la OMS y varias sociedades científicas como la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas y la Agencia de Protección Sanitaria. En la página web del European Antibiotic Awareness Day hay recursos publicitarios, científicos y educativos destinados a facilitar la difusión entre el público y los profesionales sanitarios de un mensaje aparentemente simple: que el uso prudente de los antibióticos puede frenar la resistencia bacteriana y garantizar así que las generaciones futuras continúen beneficiándose de esta importante herramienta terapéutica.
Los hospitales constituyen las unidades del sistema sanitario donde la prevalencia de utilización de antibióticos es más elevada y, consecuentemente, donde la prevalencia de resistencia es mayor. Ya no se trata de discutir la relación causal entre estos dos fenómenos, ni de dudar que la resistencia prospera a una velocidad preocupante. Tampoco puede cuestionarse la asociación de la resistencia microbiana con peores desenlaces clínicos, incluida una mayor mortalidad, ni con el incremento de los costes asistenciales que tanto preocupa a los gestores sanitarios.
No es una noticia afortunada que sea necesario organizar campañas para promover eluso prudente de antibióticos, ya que lleva implícita la consideración de que al menos cierta utilización de los antibióticos (entre el 25 y el 68%) es imprudente. Pero ocultar la verdad casi nunca deriva en beneficio alguno. Si imprudencia signi- fica inmoderación, el uso inapropiado de antibióticos es la consecuencia de varios excesos: exceso de celo que lleva a prescribir antibióticos innecesarios o de espectro demasiado amplio; exceso de ignorancia acerca de cuál es la pauta suficiente que optimiza la cobertura de los potenciales organismos causales y cuáles son el momento y la forma de administración oportunos para maximizar su eficacia; exceso de ligereza a la hora de obtener las muestras microbiológicas adecuadas, revisar los resultados, interpretarlos y ajustar el tratamiento a los mismos; exceso de desconfianza que motiva la prolongación de la terapia más allá de la erradicación microbiana; o exceso de confianza que lleva a mantener pautas ineficaces o a posponer intervenciones adicionales que acelerarían la erradicación microbiológica.
Como ocurría con los venenos clásicos, el uso apropiado de antibióticos requiere de una pericia que no puede pretenderse tenga la generalidad de quienes han de prescribir, sumidos a menudo en la vastedad de sus currículos o de sus propias especialidades. Pero muchos hospitales tienen medios técnicos y personal experto en cada uno de los ámbitos del conocimiento clínico-epidemiológico, microbiológico y farmacológico imprescindibles para que, aunados, pueda hacerse realidad la generalización de la prescripción prudente. El objetivo de estos grupos multidisciplinarios debe ser la facilitación de la toma de decisiones de quienes no tienen que ser expertos, con la suficiente autoridad y dinamismo para vulnerar las reglas generales cuando el beneficio del paciente particular así lo aconseje.
Una última consideración: la batalla contra organismos que se reproducen en horas o minutos estará perdida si no se fomenta la investigación en nuevos antibióticos. En este sentido, la apatía de la que adolecen en la actualidad la industria y las universidades es culposa y alguna medida correctora es urgentemente necesaria.
“No es una buena noticia que se considere necesario organizar campañas para promover el uso prudente de antibióticos, ya que lleva implícita la consideración de que al menos cierta utilización de los antibióticos (entre el 25 y el 68%) es imprudente. Pero ocultar la verdad casi nunca deriva en beneficio alguno.”
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