sábado, 18 de diciembre de 2010

Técnicas de simulación, imprescindibles para formar y evaluar

Técnicas de simulación, imprescindibles para formar y evaluar

Dr. Jaume Sellarés Sallas
Médico de familia y Coordinador Nacional para la prueba ECOE de semFYC 2000-06
12 Mayo 2010


Apenas han trascurrido 50 años desde la aparición de los primeros maniquíes de RCP. En este corto período el salto tecnológico ha sido espectacular, de tal forma que hoy es posible simular prácticamente todas las situaciones clínicas posibles y hacerlo con un alto grado de realismo.
En aquellas situaciones en las que un error en la decisión puede tener consecuencias catastróficas, la simulación permite un entrenamiento y una evaluación objetiva, sin riesgo. Podemos simular y aprender una nueva técnica o familiarizarnos con el manejo de robots quirúrgicos de forma segura, podemos recrear un accidente de una aeronave y aprender a responder coordinadamente desde diferentes organismos o bien entrenar a pacientes simulados que se comportarán como pacientes reales. En definitiva, la tecnología nos permite mejorar nuestra competencia como médicos en todos los ámbitos de nuestra práctica profesional.
Mantenerse competente es, además de una obligación ética, la mejor forma de minimizar los riesgos para los pacientes y de contribuir a la práctica segura de la medicina. En nuestra actividad profesional cotidiana, aún se producen accidentes, errores, o acciones no diligentes que ocasionan víctimas. Es utópico pensar que podremos hacerlos desaparecer, pero debemos poner el máximo empeño en minimizarlos y para ello es necesario un entrenamiento constante, una formación continuada y de calidad, y poderlo acreditar de forma objetiva.
Las simulaciones encajan a la perfección como método formativo. Deben incorporarse desde la universidad hasta la formación especializada, pero también como método evaluativo, porque nos permiten superar la limitación de la evaluación de conocimientos y acercarnos a la evaluación de la práctica, incorporando, además de los conocimientos, las aptitudes, las actitudes y el propio entorno. Recordemos que la forma en que seremos evaluados condicionará nuestro modo de aprender.
La simulación es un elemento clave en la realización de métodos evaluativos como la ECOE (Evaluación Clínica Objetiva y Estructurada). En España ya tenemos experiencias de su uso como método de evaluación sumativa pero, a pesar de haber demostrado una buena fiabilidad y sobre todo su factibilidad, aún no se ha generalizado.
Cincuenta años dan para mucho en el campo de la tecnología, pero no tanto en el de los cambios culturales que deben acompañar a la realidad. Hemos aprendido mediante clases magistrales, han evaluado sólo nuestros conocimientos, en la universidad, en la prueba MIR, y también en la mayor parte de nuestro recorrido profesional.
La certificación y la evaluación periódica de la competencia todavía son incipientes, pero tenemos un marco jurídico que las promociona, las técnicas de simulación han superado casi todas las limitaciones, disponemos de instituciones sólidas y experimentadas que han formado y siguen formando técnicos de gran calidad y prestigio, y algunas especialidades han demostrado una especial sensibilidad y liderazgo.
Tenemos una base sólida para construir un gran edificio, pero su solidez dependerá de la participación de todos, la universidad, las sociedades científicas, las autoridades reguladoras, los colegios profesionales, las asociaciones de pacientes, las instituciones profesionalizadas en técnicas de simulación y sobre todo los propios médicos.
“Mantenerse competente es, además de una obligación ética para los profesionales, la mejor forma de minimizar los riesgos para los pacientes y de contribuir a la práctica segura de la medicina.”

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