Esta cifra procede de un amplio proyecto de seguridad vial que está llevando a cabo el Instituto de Investigación en Atención Primaria Jordi Gol (Idiap), con sede en Barcelona, y que a lo largo de los próximos meses irá abordando distintas cuestiones relacionadas con la salud del conductor.
Como explica a ELMUNDO.es el doctor Carlos Martín, miembro de la Sociedad Catalana de Medicina de Familia y Comunitaria, "no existen contraindicaciones para ponerse el cinturón si está bien colocado, e incluso para seguir conduciendo hasta prácticamente las últimas semanas de gestación, dependiendo de cada embarazo".
La clave, añade, está en abrocharse la banda sin ponerla por encima del abdomen. Es decir, colocando la cinta horizontal por debajo de la tripa, sobre los muslos, ajustada al máximo sobre las caderas (ciñendo la pelvis). En cuanto a la banda que cruza el pecho en diagonal, la clave está en pasarla sobre la clavícula y entre las mamas, rodeando el abdomen pero nunca por encima de éste.
"Si por mala suerte, la mujer embarazada tiene un accidente, está más protegida llevando el cinturón de seguridad que no llevándolo. Tanto en los asientos delanteros como en los traseros", resume el especialista catalán (en cuyo estudio se estima este riesgo aproximadamente en un 2,8% mayor riesgo de aborto).
Martín también aconseja además mantener cierta distancia de seguridad entre el volante y la tripa (para que no se toquen), que variará según el volumen abdominal, aunque debe rondar los 15 ó 20 centímetros. También se desaconseja desactivar el airbag con la intención errónea de proteger a la mujer y a su bebé.
En cuanto a los hábitos al volante, sus datos señalan que si ya eran conductoras previamente al embarazo, mantienen su hábito; aunque en el caso de las conductoras esporádicas tienden a convertirse en pasajeras, sobre todo en la segunda mitad del embarazo.
Autor: María Valerio |
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