El trabajo recibió fondos del programa EUROCLIMATE («Variabilidad climática y ciclos de carbono pasados, presentes y futuros»), enmarcado en el programa EUROCORES de la Fundación Europea de la Ciencia (ESF). EUROCORES recibió apoyo comunitario a través del Sexto Programa Marco (6PM).
Científicos del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia (CNRS) y la Universidad Stony Brook (Estados Unidos) utilizaron en este estudio una nueva técnica analítica para averiguar los niveles de monóxido de carbono (CO) hallados en burbujas atrapadas en el hielo y extraídas mediante sondeos en la capa de hielo antártica.
El CO atmosférico procede principalmente de un número limitado de fuentes: la oxidación atmosférica de hidrocarburos como el metano y otros; la quema de biomasa; y la quema de combustibles fósiles. Estas fuentes suponen el 90% del presupuesto actual de CO global. En la actualidad se sabe poco sobre las variaciones en la concentración de CO atmosférico durante la era preindustrial. No obstante, se trata de un dato decisivo pues el CO influye en el clima y en la química atmosférica al interactuar con el metano, el ozono y otras sustancias.
La comunidad científica es capaz de determinar la proporción de CO procedente de la quema de biomasa mediante el estudio de las concentraciones de distintos isótopos del oxígeno que contiene el CO atmosférico. El CO generado por incendios en la vegetación posee una mayor proporción del isótopo oxígeno 18 que otras fuentes de CO.
«Al combinarlo con los resultados de otras mediciones de la concentración de CO, este registro nos permite concretar la intensidad relativa de la quema de biomasa en el hemisferio sur durante un periodo de 650 años», comentó John Mak de la Universidad Stony Brook, director de la investigación.
«Hemos descubierto que la cantidad de biomasa quemada ha cambiado considerablemente durante este periodo y que la quema de biomasa supuso una fuente considerable de CO durante la época preindustrial.»
De hecho, los testigos de hielo mostraron que las concentraciones de CO atmosférico totales han menguado en un 25% entre mediados del siglo XIV y el siglo XVII, antes de recuperarse por completo a finales del siglo XIX. Por otro lado, diversos estudios sobre firmas de isótopos de oxígeno en el CO muestran que la cantidad de biomasa quemada varió considerablemente con el paso de los siglos.
Según los investigadores, la quema de biomasa se redujo en aproximadamente un 50% durante el siglo XVII. No obstante, a finales del siglo XIX volvió a aumentar cerca de un 100%. Entre finales del siglo XIX y la actualidad la quema de biomasa parece haber disminuido un 70%.
Estos descubrimientos concuerdan con los resultados obtenidos por otros estudios dedicados a estudiar cambios en la quema de biomasa a través de la concentración de partículas de carbón halladas en los sedimentos. Además, los registros del hemisferio sur difieren considerablemente de los del norte, lo que apunta a la posible necesidad de actualizar algunos modelos climáticos con esta información nueva.
«A pesar de la consistencia [de nuestros resultados] con descubrimientos anteriores, está extendida la creencia errónea de que hoy en día la quema de biomasa es mucho mayor que en el pasado», indicó el profesor Mak. «Se trata de un hecho trascendental, ya que muchos investigadores dan por hecho que la quema de biomasa antropogénica es mucho mayor que la natural. Aunque esto pueda ser cierto, dada la cantidad de población del siglo XVIII, la verdad es que la quema de biomasa [del hemisferio sur] actual parece menor que la realizada hace uno o dos siglos, situación que obliga a reevaluar las fuentes.» |
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