Lo fabrica Abbott. Además, si funciona, se reducirá el tiempo en el que el paciente tiene que tomar anticoagulantes, explica Carlos Macaya, jefe del Servicio de Cardiología del hospital.
Cada año se hacen unas 70.000 angioplastias en España, y más de tres millones en el mundo, indica Macaya. Los dispositivos que se usan actualmente son metálicos, y quedan en el cuerpo para siempre, aun cuando ya no hagan falta porque la arteria se haya recuperado.
La técnica que se ha empezado a ensayar hace un mes en el mundo, y desde hoy en España, es la misma, pero con una novedad: la malla es de una especie de plástico que es vulnerable a alguna de las enzimas del cuerpo, que lo metabolizan. Esta actuación empieza a notarse a los dos meses, cuando ya ha pasado tiempo suficiente para que la lesión de la arteria, que ha sufrido un brutal ensanchamiento mecánico al poner la malla, se ha recuperado. A los seis o siete meses, la mayoría habrá desaparecido, aunque hay algunas trazas que quedan todavía al año.
Esta eliminación tiene varias ventajas, indica Macaya. La primera, que queda libre la pared del vaso, que es más natural y que segrega algunas hormonas. La segunda es que si el paciente sufre aterosclerosis, es más fácil de tratar (se podría poner otro stent en la misma zona sin problema). Además, se evita uno de los problemas actuales: que en una arteria con un stent metálico no se puede hacer un by-pass. Por último, que se reduce el tiempo durante el cual el paciente tiene que tomar anticoagulantes (lo normal ahora es un año, y puede quedarse en seis meses), lo que evita el riesgo de hemorragias.
Autor: Emilio de Benito |
No hay comentarios:
Publicar un comentario