lunes, 7 de febrero de 2011

Saber interpretar el llanto del bebé


Saber interpretar el llanto del bebé

Los medios de comunicación siempre nos presentan a los bebés sonrientes con unos papás que aún lo están más. Todo parece de color de rosa pero es sabido que aunque un bebé trae un pan bajo el brazo trae otras cosas que muchos futuros papás ya temen antes de que nazca: el llanto ¿Porqué temer al llanto del bebé si es lo más natural?

Estamos en una sociedad occidental en que todo intenta estar programado y previsto. Ante el imprevisto mucha gente se siente paralizada nos sabe como reaccionar. La vida de los papás está sujeta a horarios; la del bebé no. Los adultos admiran y se sienten más cómodos en cuando todo lo que les rodea es ordenado, puntual y con reglas bien establecidas. Cuando se rompe la rutina de los adultos vienen las quejas como por ejemplo retrasos en aviones o instituciones que no funcionan. Es bastante frecuente echar la culpa a los demás de los problemas que uno tiene. Es frecuente oír frases como “el bebé no duerme”; el significado real indica que son los padres los que no pueden dormir. Si “el bebé llora” puede sugerir que los padres o no toleran el llanto -hecho a veces comprensible- o no lo comprenden.

La única manera que tiene de comunicarse el bebé con su entorno es llorando. Podría reírse pero no, llora hasta los dos meses en en que devuelve la sonrisa. Y el llanto como forma de comunicación “normal” es una poderosa señal que se oye a muchos metros de distancia. Mediante él avisa de que tiene sensación de malestar aunque en la mayoría de las ocasiones sin una causa preocupante. El bebé solo no puede solventar sus problemas; necesita a alguien que lo ayude. Acaba de salir de un periodo de tranquilidad de nueve meses (embarazo) y se ve inmerso en un mundo que “lo asusta”. Pinchazos después de nacer, risas, gritos, fotos, flashes, paso de unos brazos a otros entre familiares y amigos, cambios de luz y temperatura entre otras muchas novedades para él. El pobre debe pensar “Si lo sé, no salgo”.

El llanto del bebe cambia en frecuencia e intensidad. Las causas por las que un bebé llora son variadas: hambre, sed, calor, frío, pañales sucios, cansancio, demasiado estímulo, incómodo con la ropa, gases, aburrido, empieza a encontrarse mal o, simplemente liberar tensión. En muchas ocasiones, el llanto no equivale a sufrimiento.

Los papás tranquilos y sensatos fácilmente saber interpretar, en poco tiempo, la causa del llanto porque no tienen estrés, disfrutan de su trabajo y de la vida familiar y es un niño deseado. Y, curiosamente, también se han preocupado de saber cómo es el comportamiento de un niño normal antes de que nazca. Algo inusitado en nuestra sociedad del Conocimiento es que muchísimos papás hacen cursos de preparación al parto pero ignoran casi todo sobre el recién nacido. Éste aparece como por arte de magia y aprenden, a trompicones, sobre la marcha. En la época de las familias numerosas tener un bebé era muy sencillo. Todo el entorno familiar ayudaba a los papás. Ahora los papás están más solos y, en ocasiones, hasta son monoparentales (mamá-bebé).

Muchos papás no saben el patrón normal del llanto tras el nacimiento. El bebé llora más en los tres primeros meses que en todo el periodo de su crecimiento. A las dos semanas de vida, llora dos horas al día, a las seis semanas lo hacen tres y va descendiendo hasta una hora a los tres meses. Generalmente lo hacen al atardecer justo cuando el padre llega de trabajar o por la noche impidiendo el descanso de los papás. La palabra cólico ha dado pié a una gran confusión el bebé cuando llora encoge las piernas y, en general, se interpreta como dolor de barriga pero no hay evidencia de que eso sea así.. Hoy día sabemos que este llanto intenso, exagerado y con unas características especiales en la mayoría de ocasiones no es debido a gases o dolores de barriga. Por ese motivo los medicamentos antigases, anticólicos sean farmacéuticos u homeopáticos no dan resultado. Hasta que no se encuentre una palabra mejor el término médico más adecuado sería llanto excesivo.

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