Peligroso: el 25% de los argentinos se automedica con ayuda de Internet
Sábado 05 de Febrero de 2011 14:10:24 | Hay poderosos psicofármacos de fácil acceso en la web, en sitios pirata. Cada vez más personas le otorgan mayor autoridad a un vecino o pariente que al médico, y muchas otras buscan tratamientos en Internet.
“Tomá esta pastillita y dejá de dar vueltas. Vas a ver que te vas a sentir mejor, más tranquila”, le “medicó” Mari, de 52 años a su nerviosa sobrina de 19. Esa “pastillita” era Ribotril, un ansiolítico.
Florencia hace tiempo que siente que no puede estar en espacios donde haya mucha gente porque su corazón empieza a latir muy fuerte, tiene miedo, le falta el aire y le duele el pecho. Lo que le pasa a Flor es que sufre de ataques de pánico.
“Es un error medicar los sentimientos sin prescripción médica. Se debe consultar a un profesional que tratará el origen del problema y de ser muy necesario, le recetará psicofármacos”, explicó en detalle María Teresa Calabrese, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
La automedicación no es un problema que sólo incumbe a esta joven, según datos del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires, cada vez más gente toma este hábito: uno de cada cuatro argentinos consume fármacos sin la recomendación de un profesional.
Familiares, compañeros de trabajo, vecinos, entrenadores personales y amigos parecen tener más autoridad que un médico a la hora de aconsejar cualquier remedio.
Según los datos preliminares de un estudio que está realizando el Centro Provincial de Referencia en Toxicología, más del 70% de los encuestados aceptó haber consumido medicamentos por consejo de innumerables personas que no tienen estudios del tema.
A esta clase de pacientes, el remedio puede llegarles a costar más caro que la propia enfermedad: los datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación indican que en los últimos años se detectaron en todo el país entre 206 y 281 muertes al año, a causa de envenenamientos accidentales con sustancias tóxicas.
Sin embargo, la facturación de la industria farmacéutica sigue en aumento. En 2010, a partir de un estudio del Instituto de Estadística y Censos (Indec), se registró un aumento del 21,7% del mercado.
Tres grupos
Dentro del mismo, existen tres grandes grupos: medicamentos de venta libre –cuyas ventas crecieron un 12% el último año–, los psicofármacos –con un 8% más en su comercialización–, y el de los medicamentos de venta bajo receta, con un 8,30% más de consumo de unidades que años anteriores. Los datos fueron otorgados por la consultora IMS Health.
Profesionales de distintas ramas de la salud consultados acerca de las razones que conllevan a dicho crecimiento y las acusaciones apuntaron a diversos actores que, en conjunto, posibilitan la situación.
“El sistema de salud está colapsado y uno no va a ir a una guardia por un aislado dolor de cabeza”, planteó Néstor Luciani, presidente del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires, quien también culpó a la cantidad desmesurada de publicidad de medicamentos que fomentan el consumo irracional. “De manera que cuando se acceda a alguno, sea por consejo de un profesional y no como si fuera una golosina”, indicó Luciani. Pero la cadena de factores no se termina allí: “Tiene que ver con el stress que tiene la gente y con el poco tiempo con el que cuenta el médico para atender a un paciente y establecer una relación. Se prescriben medicamentos que podrían evitarse con una dieta adecuada o con alguna actividad física”, completó la psiquiatra y profesora de la UBA, Lía Ricón.
Además, la profesional acusa el bajo nivel de información de la ciudadanía en relación con los efectos adversos o peligros de adulteración de medicamentos, y la falta de lectura de los prospectos.
Por su parte, Ana Girardelli, jefa del servicio de Toxicología del Hospital Interzonal de Agudos Sor María Ludovica de La Plata, atribuye la responsabilidad de la automedicación también a los fármacos denominados de venta libre: “Confunden a la sociedad en relación con su inocuidad, lo cual anima al comprador, más si no se respeta la venta sólo en lugares autorizados y sin fraccionarlos”.
Aunque el director ejecutivo de la Cámara de Argentina de Medicamentos de Venta Libre, Juan Tonelli, no está del todo de acuerdo ya que dice que esta clase de fármacos ocupa un pequeño lugar en el mercado y son los más inofensivos.
También remarca la responsabilidad de los farmacéuticos: “Ellos no son ajenos a la problemática. Deberían exigir la receta de los antibióticos, no poner medicamentos de venta libre en góndolas y brindar asistencia profesional, que muchas veces no sucede”.
Dime qué tomas. Medicamentos de venta libre. “Si no me tomo un Migral cada dos días, se me parte la cabeza. Me empieza a agarrar un dolor que no me deja ni hablar”, le comentó Eugenia de Ramos Mejía.
Muchas veces ella se toma la “pastilla mágica” antes de que comience el fastidio porque “ya cuando le pasa por la garganta siente el alivio” y ni quiere imaginarse qué sería de su malestar sin la píldora.
Graves problemas
Si bien esta clase de fármacos se adquieren sin prescripción médica, su consumo abusivo puede acarrear, a largo plazo, contraindicaciones y efectos secundarios.
Existen entre 3 mil y 4 mil productos y los que más se venden son los analgésicos y antiinflamatorios (Actron, Bayaspirina, Ibupirac, Tafirol, Ibuevanol), después les siguen los antiespasmódicos y digestivos (Uvasal, Alical y Buscapina), los productos para las vías respiratorias y, por último, los dermatológicos y colirios.
“La aspirina es un excelente analgésico, pero su administración crónica causa trastornos de coagulación, pérdida de sangre a nivel intestinal y anemia”, explicó la jefa de Toxicología del nosocomio de La Plata.
El doctor Luciani también puso de manifiesto el uso excesivo de analgésicos: el 40% de las afecciones en los riñones, que llegan a los hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires, provienen de la intoxicación con dicho calmante.
Así se podría seguir con los efectos del abuso de cada uno de los productos de venta libre. Por eso el latiguillo que utiliza Luciani es “el único medicamento inocuo es el que no se toma”.
Los psicofármacos. Su marido pasó por un cuadro agudo de depresión, que le implicó hasta su internación.
Todo porque ella le había dicho que quería irse de su casa por un tiempo, estar sola. Romina se asustó mucho cuando vio a su esposo sin ganas de bañarse, levantarse de la cama, ni ver a los chicos.
Entonces decidió quedarse. Después de algunos años, su pareja seguía tomando 0,50 miligramos de Alplax por día. Ella también empezó a estar muy angustiada, entonces le tomaba las pastillas a su marido, a escondidas.
Este ansiolítico se encuentra dentro del grupo de los psicofármacos cuyo consumo, según la mayoría de los profesionales consultados, es el que más aumentó en estos últimos tiempos y es el más preocupante.
Si bien su expendio se realiza bajo receta archivada; es decir, que son necesarias dos copias de la prescripción, “el paciente relaciona el medicamento con soluciones mágicas y se lo piden a terceros o profesionales conocidos”, explicó Ana Girardelli.
También se han denunciado robos de recetarios y falsificaciones de sellos de profesionales como métodos de obtención de esta clase de drogas.
El problema se centra, tal como manifiesta María Teresa Calabrese, en que pueden provocar adicciones de las que no es fácil liberarse y su abrupta suspensión provoca abstinencia: “Tengo pacientes que se tratan desde hace varios años y que mejoraron mucho, pero no dejan el Ribotril, tienen una dependencia como si fuera placebo. Peor cuando hacen cócteles explosivos de sedantes con alcohol, que se reconoce como forma de inicio en el uso indebido de drogas entre adolescentes”.
El caso de Juan grafica la desesperación: tenía antecedentes depresivos, primero había mezclado psicofármacos con alcohol y luego hasta llegó a ingerir un raticida. “Después de una larga internación comenzó tratamiento terapéutico”, graficó un psiquiatra reconocido.
Sedantes que intoxican
De todas maneras, cualquier individuo puede ser afectado, pero son más vulnerables los niños, ancianos y las mujeres gestantes. Girardelli expuso que los sedantes constituyen la causa más frecuente de intoxicaciones accidentales en niños, fundamentalmente por su alta disponibilidad en el hogar. Además a los profesionales se les dificulta el tratamiento de los pacientes, sobre todo cuando ya llegan a la consulta medicados.
Además, existe otra cuestión que es importante destacar y que implica el rol de los profesionales: “Hay más médicos clínicos que psiquiatras que recetan psicofármacos. No sólo esto no debería pasar, sino que no se puede medicar a alguien en la primera consulta”, detalló Calabrese.
Aunque varias personas que consumen esta clase de drogas confesaron que en la primera consulta ya fueron medicados. Otro caso muy común es el de las pastillas para el insomnio, que mucha gente “se las toma como si fueran caramelos”.
Remedios con receta. “No está implementado en la sociedad que para comprar cualquier medicamento, desde un anticonceptivo hasta un remedio para los hipertensos, se necesita receta”, explicó un empleado de una de las principales cadenas de farmacias del país, quien más de una vez tuvo que pelearse con los clientes que se quejan de tener que presentar la receta cuando en otras farmacias del barrio no se la piden.
“Entonces se la terminamos vendiendo sin receta porque ya es una cuestión cultural”, agregó el joven.
“Con los antibióticos hay una falta de control muy grave. La mayoría se vende sin receta y genera mucha confusión porque todo se considera de venta libre”, denunció el director ejecutivo de Capemvel.
Otra cuestión importante, como explica Carlos Amad de APA, “hay personas a quienes concurrir a un profesional de la salud les genera un cuadro de angustia. Encubren temores intensos a que les encuentren alguna enfermedad grave y con la automedicación se sienten más seguros”.
Los kioscos vuelven a vender fármacos
“Dame diez caramelos, dos blister de aspirinas, tres tiras de Ibuevanol y un paquete de cigarrillos”. Esta frase parecía haber quedado en el olvido por la ley, aprobada en noviembre de 2009, que deroga el Decreto 2.284 de 1991 y prohíbe la comercialización de medicamentos de venta libre en kioscos, almacenes y supermercados.
La legislación indica que sólo las farmacias pueden expender remedios y que no se debe exponer medicamentos que no precisan receta en las góndolas de esta clase de comercios.
Pese a la prohibición, pocos locales cumplen con la norma y, a partir de la demanda de una kiosquera, a principios de este año, parece que lo poco que se había llegado a avanzar volverá para atrás, por lo menos, en Capital Federal.
La medida cautelar fue firmada por la jueza en lo Contencioso Administrativo Elena Liberatori, quien dispone que la Ciudad es autónoma y por lo tanto puede decidir si aplica o no la Ley 26.567, que restringe la venta de medicamentos.
“El expendio de fármacos en comercios dedicados a alimentación, cosmética, esparcimiento o en la vía pública colabora con el fomento de la automedicación”, acusó Ana Girardelli del servicio de Toxicología del Hospital Interzonal de Agudos de La Plata.
A modo de ejemplo, en los últimos meses algunas cadenas de farmacias quitaron los medicamentos de venta libre de las góndolas y el efecto fue inmediato: las ventas llegaron a bajar un 60%, según testimonios que empleados le brindaron a este medio. /perfil.com
Fuente: http://www.contexto.com.ar/nota/43906/peligroso-el-25_por_ciento-de-los-argentinos-se-automedica-con-ayuda-de-internet.html
Florencia hace tiempo que siente que no puede estar en espacios donde haya mucha gente porque su corazón empieza a latir muy fuerte, tiene miedo, le falta el aire y le duele el pecho. Lo que le pasa a Flor es que sufre de ataques de pánico.
“Es un error medicar los sentimientos sin prescripción médica. Se debe consultar a un profesional que tratará el origen del problema y de ser muy necesario, le recetará psicofármacos”, explicó en detalle María Teresa Calabrese, miembro titular de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA).
La automedicación no es un problema que sólo incumbe a esta joven, según datos del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires, cada vez más gente toma este hábito: uno de cada cuatro argentinos consume fármacos sin la recomendación de un profesional.
Familiares, compañeros de trabajo, vecinos, entrenadores personales y amigos parecen tener más autoridad que un médico a la hora de aconsejar cualquier remedio.
Según los datos preliminares de un estudio que está realizando el Centro Provincial de Referencia en Toxicología, más del 70% de los encuestados aceptó haber consumido medicamentos por consejo de innumerables personas que no tienen estudios del tema.
A esta clase de pacientes, el remedio puede llegarles a costar más caro que la propia enfermedad: los datos oficiales del Ministerio de Salud de la Nación indican que en los últimos años se detectaron en todo el país entre 206 y 281 muertes al año, a causa de envenenamientos accidentales con sustancias tóxicas.
Sin embargo, la facturación de la industria farmacéutica sigue en aumento. En 2010, a partir de un estudio del Instituto de Estadística y Censos (Indec), se registró un aumento del 21,7% del mercado.
Tres grupos
Dentro del mismo, existen tres grandes grupos: medicamentos de venta libre –cuyas ventas crecieron un 12% el último año–, los psicofármacos –con un 8% más en su comercialización–, y el de los medicamentos de venta bajo receta, con un 8,30% más de consumo de unidades que años anteriores. Los datos fueron otorgados por la consultora IMS Health.
Profesionales de distintas ramas de la salud consultados acerca de las razones que conllevan a dicho crecimiento y las acusaciones apuntaron a diversos actores que, en conjunto, posibilitan la situación.
“El sistema de salud está colapsado y uno no va a ir a una guardia por un aislado dolor de cabeza”, planteó Néstor Luciani, presidente del Colegio de Farmacéuticos de la provincia de Buenos Aires, quien también culpó a la cantidad desmesurada de publicidad de medicamentos que fomentan el consumo irracional. “De manera que cuando se acceda a alguno, sea por consejo de un profesional y no como si fuera una golosina”, indicó Luciani. Pero la cadena de factores no se termina allí: “Tiene que ver con el stress que tiene la gente y con el poco tiempo con el que cuenta el médico para atender a un paciente y establecer una relación. Se prescriben medicamentos que podrían evitarse con una dieta adecuada o con alguna actividad física”, completó la psiquiatra y profesora de la UBA, Lía Ricón.
Además, la profesional acusa el bajo nivel de información de la ciudadanía en relación con los efectos adversos o peligros de adulteración de medicamentos, y la falta de lectura de los prospectos.
Por su parte, Ana Girardelli, jefa del servicio de Toxicología del Hospital Interzonal de Agudos Sor María Ludovica de La Plata, atribuye la responsabilidad de la automedicación también a los fármacos denominados de venta libre: “Confunden a la sociedad en relación con su inocuidad, lo cual anima al comprador, más si no se respeta la venta sólo en lugares autorizados y sin fraccionarlos”.
Aunque el director ejecutivo de la Cámara de Argentina de Medicamentos de Venta Libre, Juan Tonelli, no está del todo de acuerdo ya que dice que esta clase de fármacos ocupa un pequeño lugar en el mercado y son los más inofensivos.
También remarca la responsabilidad de los farmacéuticos: “Ellos no son ajenos a la problemática. Deberían exigir la receta de los antibióticos, no poner medicamentos de venta libre en góndolas y brindar asistencia profesional, que muchas veces no sucede”.
Dime qué tomas. Medicamentos de venta libre. “Si no me tomo un Migral cada dos días, se me parte la cabeza. Me empieza a agarrar un dolor que no me deja ni hablar”, le comentó Eugenia de Ramos Mejía.
Muchas veces ella se toma la “pastilla mágica” antes de que comience el fastidio porque “ya cuando le pasa por la garganta siente el alivio” y ni quiere imaginarse qué sería de su malestar sin la píldora.
Graves problemas
Si bien esta clase de fármacos se adquieren sin prescripción médica, su consumo abusivo puede acarrear, a largo plazo, contraindicaciones y efectos secundarios.
Existen entre 3 mil y 4 mil productos y los que más se venden son los analgésicos y antiinflamatorios (Actron, Bayaspirina, Ibupirac, Tafirol, Ibuevanol), después les siguen los antiespasmódicos y digestivos (Uvasal, Alical y Buscapina), los productos para las vías respiratorias y, por último, los dermatológicos y colirios.
“La aspirina es un excelente analgésico, pero su administración crónica causa trastornos de coagulación, pérdida de sangre a nivel intestinal y anemia”, explicó la jefa de Toxicología del nosocomio de La Plata.
El doctor Luciani también puso de manifiesto el uso excesivo de analgésicos: el 40% de las afecciones en los riñones, que llegan a los hospitales públicos de la provincia de Buenos Aires, provienen de la intoxicación con dicho calmante.
Así se podría seguir con los efectos del abuso de cada uno de los productos de venta libre. Por eso el latiguillo que utiliza Luciani es “el único medicamento inocuo es el que no se toma”.
Los psicofármacos. Su marido pasó por un cuadro agudo de depresión, que le implicó hasta su internación.
Todo porque ella le había dicho que quería irse de su casa por un tiempo, estar sola. Romina se asustó mucho cuando vio a su esposo sin ganas de bañarse, levantarse de la cama, ni ver a los chicos.
Entonces decidió quedarse. Después de algunos años, su pareja seguía tomando 0,50 miligramos de Alplax por día. Ella también empezó a estar muy angustiada, entonces le tomaba las pastillas a su marido, a escondidas.
Este ansiolítico se encuentra dentro del grupo de los psicofármacos cuyo consumo, según la mayoría de los profesionales consultados, es el que más aumentó en estos últimos tiempos y es el más preocupante.
Si bien su expendio se realiza bajo receta archivada; es decir, que son necesarias dos copias de la prescripción, “el paciente relaciona el medicamento con soluciones mágicas y se lo piden a terceros o profesionales conocidos”, explicó Ana Girardelli.
También se han denunciado robos de recetarios y falsificaciones de sellos de profesionales como métodos de obtención de esta clase de drogas.
El problema se centra, tal como manifiesta María Teresa Calabrese, en que pueden provocar adicciones de las que no es fácil liberarse y su abrupta suspensión provoca abstinencia: “Tengo pacientes que se tratan desde hace varios años y que mejoraron mucho, pero no dejan el Ribotril, tienen una dependencia como si fuera placebo. Peor cuando hacen cócteles explosivos de sedantes con alcohol, que se reconoce como forma de inicio en el uso indebido de drogas entre adolescentes”.
El caso de Juan grafica la desesperación: tenía antecedentes depresivos, primero había mezclado psicofármacos con alcohol y luego hasta llegó a ingerir un raticida. “Después de una larga internación comenzó tratamiento terapéutico”, graficó un psiquiatra reconocido.
Sedantes que intoxican
De todas maneras, cualquier individuo puede ser afectado, pero son más vulnerables los niños, ancianos y las mujeres gestantes. Girardelli expuso que los sedantes constituyen la causa más frecuente de intoxicaciones accidentales en niños, fundamentalmente por su alta disponibilidad en el hogar. Además a los profesionales se les dificulta el tratamiento de los pacientes, sobre todo cuando ya llegan a la consulta medicados.
Además, existe otra cuestión que es importante destacar y que implica el rol de los profesionales: “Hay más médicos clínicos que psiquiatras que recetan psicofármacos. No sólo esto no debería pasar, sino que no se puede medicar a alguien en la primera consulta”, detalló Calabrese.
Aunque varias personas que consumen esta clase de drogas confesaron que en la primera consulta ya fueron medicados. Otro caso muy común es el de las pastillas para el insomnio, que mucha gente “se las toma como si fueran caramelos”.
Remedios con receta. “No está implementado en la sociedad que para comprar cualquier medicamento, desde un anticonceptivo hasta un remedio para los hipertensos, se necesita receta”, explicó un empleado de una de las principales cadenas de farmacias del país, quien más de una vez tuvo que pelearse con los clientes que se quejan de tener que presentar la receta cuando en otras farmacias del barrio no se la piden.
“Entonces se la terminamos vendiendo sin receta porque ya es una cuestión cultural”, agregó el joven.
“Con los antibióticos hay una falta de control muy grave. La mayoría se vende sin receta y genera mucha confusión porque todo se considera de venta libre”, denunció el director ejecutivo de Capemvel.
Otra cuestión importante, como explica Carlos Amad de APA, “hay personas a quienes concurrir a un profesional de la salud les genera un cuadro de angustia. Encubren temores intensos a que les encuentren alguna enfermedad grave y con la automedicación se sienten más seguros”.
Los kioscos vuelven a vender fármacos
“Dame diez caramelos, dos blister de aspirinas, tres tiras de Ibuevanol y un paquete de cigarrillos”. Esta frase parecía haber quedado en el olvido por la ley, aprobada en noviembre de 2009, que deroga el Decreto 2.284 de 1991 y prohíbe la comercialización de medicamentos de venta libre en kioscos, almacenes y supermercados.
La legislación indica que sólo las farmacias pueden expender remedios y que no se debe exponer medicamentos que no precisan receta en las góndolas de esta clase de comercios.
Pese a la prohibición, pocos locales cumplen con la norma y, a partir de la demanda de una kiosquera, a principios de este año, parece que lo poco que se había llegado a avanzar volverá para atrás, por lo menos, en Capital Federal.
La medida cautelar fue firmada por la jueza en lo Contencioso Administrativo Elena Liberatori, quien dispone que la Ciudad es autónoma y por lo tanto puede decidir si aplica o no la Ley 26.567, que restringe la venta de medicamentos.
“El expendio de fármacos en comercios dedicados a alimentación, cosmética, esparcimiento o en la vía pública colabora con el fomento de la automedicación”, acusó Ana Girardelli del servicio de Toxicología del Hospital Interzonal de Agudos de La Plata.
A modo de ejemplo, en los últimos meses algunas cadenas de farmacias quitaron los medicamentos de venta libre de las góndolas y el efecto fue inmediato: las ventas llegaron a bajar un 60%, según testimonios que empleados le brindaron a este medio. /perfil.com
Fuente: http://www.contexto.com.ar/nota/43906/peligroso-el-25_por_ciento-de-los-argentinos-se-automedica-con-ayuda-de-internet.html
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