sábado, 12 de febrero de 2011

Contaminación en las grandes urbes


Contaminación en las grandes urbes (I)

contaminacion
Estos últimos días, por causas que explicaremos, se ha estado hablando mucho sobre la contaminación en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona. Me gustaría explicar (de la mejor manera posible) causa, problemas y posibles soluciones.
Para empezar un análisis de la situación me gustaría definir un par de conceptos, por aquellos que desconocen la terminología.
La contaminación no es otra cosa que la transmisión y difusión de componentes tóxicos a medios como la atmósfera, el agua o el suelo (ya os hablaré en otra ocasión del suelo), como también la presencia de polvos y gérmenes microbianos provenientes de los desechos de la actividad del ser humano.

En la actualidad, el resultado del desarrollo y progreso tecnológico ha originado diversas formas de contaminación, las cuales alteran el equilibrio físico y mental del ser humano. Debido a esto, la actual contaminación se convierte en un problema más crítico que en épocas pasadas.
En las grandes ciudades, la contaminación del aire es el mayor de los problemas y se debe a los motores de explosión, a los aparatos domésticos de la calefacción, a las industrias, etc, que liberan a la atmósfera gases, vapores o partículas sólidas capaces de mantenerse en suspensión.
Antes de seguir con los problemas que causa la contaminación, habría que hablar de la atmósfera. Podría tirarme años hablando de la atmósfera, pero ¿qué es la atmósfera?
La atmósfera es una mezcla de gases que rodea un objeto celeste (como la Tierra) cuando éste cuenta con un campo gravitatorio suficiente para impedir que escapen.
La atmósfera terrestre está constituida principalmente por nitrógeno (78%) y oxígeno (21%). El 1% restante lo forman el argón (0,9%), el dióxido de carbono (0,03%), distintas proporciones de vapor de agua, y trazas de hidrógeno, ozono, metano, monóxido de carbono, helio, neón, kriptón y xenón. El aumento de anhídrido carbónico (procedente de la combustión del petróleo, por ejemplo) en la atmósfera causa un desequilibrio químico en la biosfera, produciendo una alta cantidad de monóxido de carbono, sumamente tóxica para los seres vivos.
Además de contener los gases necesarios para la vida, la atmósfera, absorbe la mayor cantidad deradiación solar y debido a esto se produce la filtración de todos los rayos ultravioletas.
Debemos recordar que la atmósfera contiene varias capas, la más famosa (por su gran agujero) es, sin duda, la de Ozono.
Es una zona de la atmósfera que abarca entre los 19 y 48 km por encima de la superficie de la Tierra. En ella se producen concentraciones de ozono de hasta 10 partes por millón (ppm). A nivel del suelo, estas concentraciones de ozono serían peligrosas para la salud.
El ozono se forma por acción de la luz solar sobre el oxígeno. Esto lleva ocurriendo muchos millones de años, pero los compuestos naturales de nitrógeno presentes en la atmósfera parecen ser responsables de que la concentración de ozono haya permanecido a un nivel razonablemente estable.
Por el contrario, una molécula de monóxido de cloro puede destruir millones de moléculas de ozono. Los clorofluorocarbonados (CFC) procedentes de aerosoles, espumas, etc, son moléculas muy estables y duran casi 20 años como tales en la atmósfera. Por lo que una infinidad de moléculas de ozono seguirían siendo destruidas con el paso del tiempo.

Contaminación en las grandes urbes (II)

skyline
La concentración de los contaminantes se reduce al dispersarse éstos en la atmósfera, proceso que depende de factores climatológicos como la temperatura, la velocidad del viento, el movimiento de sistemas de altas y bajas presiones y la interacción de éstos con la topografía local, por ejemplo las montañas y valles.
La temperatura suele decrecer con la altitud, pero cuando una capa de aire frío se asienta bajo una capa de aire caliente produciendo una inversión térmica, la mezcla atmosférica se retarda y los contaminantes se acumulan cerca del suelo. Las inversiones pueden ser duraderas bajo un sistema estacionario de altas presiones unido a una baja velocidad del viento, como está pasando en ciudades como Madrid o Barcelona.
Un periodo de tan sólo tres días de escasa mezcla atmosférica puede llevar a concentraciones elevadas de productos peligrosos en áreas de alta contaminación y, en casos extremos, producir enfermedades e incluso la muerte.
Los facultativos reconocen que para personas sanas, sin ningún síntoma respiratorio, estas concentraciones no representan un riesgo inmediato. Sin embargo, las personas que sufran alergias, asma, EPOC u otras enfermedades respiratorias, así como niños y ancianos, son grupos bastante sensibles.
Especialmente a los alérgicos, la contaminación les afecta mucho, sobre todo por las partículas de los motores diésel que hacen más alérgico al polén. Por este motivo, las alergias son más agresivas en las ciudades que en el campo.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) más de dos millones de personas mueren al año por la contaminación del aire, según datos de 2006. El Ministerio de Medio Ambiente español cifró en 16.000 el número de personas que mueren prematuramente a causa de la contaminación del aire, en 2010 (según datos de la UE) se producen 370.000 muertes al año por esta causa en la zona europea.


Contaminación en las grandes urbes (y III)

zona verde
El problema no es nuevo y cada vez afecta más en nuestra vida diaria manifestándose de diferentes formas en nuestro organismo, como irritación de ojos o de vías respiratorias, trastornos en las membranas conjuntivas, agravación de las enfermedades bronco pulmonares, etc.

Existen diversos modos de evitar la contaminación del aire. Las recomendaciones dadas por los noticiarios son correctas, a saber: uso del transporte público, gozar de la capacidad del autodesplazamiento (que muchas bacterias desearían), hacer un uso responsable de calefacciones y aires acondicionados, etc.
Pero también manteniendo los vehículos motorizados en buenas condiciones o usando chimeneas con tirajes o filtros se ayudaría bastante. No quisiera olvidar la conservación de áreas verdes, ni forestar zonas de escasa vegetación, recordemos que podemos recibir mucha ayuda de las plantas. La óptima calidad de vida exige que el equilibrio de la naturaleza no sea modificado.
El hombre debe aprender que el ambiente no es algo que pueda manejar según su voluntad, sino que él debe integrarse para tener una vida mejor. Un paso importante para mejorar el hábitat sería lograr que el hombre cambie su actitud respetando el ambiente, sus valores y derechos.
Mientras los seres humanos no nos demos cuenta del daño tan enorme que estamos haciendo al contaminar la Tierra, no se podrá hacer nada para tratar de salvar lo que aun nos queda de naturaleza. Y con todo esto, lo único que podemos garantizar es la vida en el planeta, nuestra propia vida.
Por eso tenemos que seguir creando una cultura basada en el respeto y conservación de nuestros recursos naturales. A algunos os puede resultar un mensaje aburrido y repetitivo, pero hasta que no tomemos conciencia del problema, no pararemos de subrayar una y otra vez lo verdaderamente importante que es.

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