Dado que la mayoría de estudios realizados con anterioridad sobre longevidad y descanso habían revelado que en la ancianidad se sufren mayores problemas de sueño y se dedican periodos de tiempo más cortos al mismo, los autores de este trabajo decidieron averiguar si llegar a una edad avanzada en buen estado de salud guarda relación con disfrutar de un descanso de calidad. Para ello decidieron centrar su investigación en China, el país del mundo con mayor número de habitantes (más de 1.300 millones) de los que cerca de 40,5 millones podrían superar los 75 años de edad.
El estudio, realizado con datos de la Encuesta Longitudinal China de Longevidad Sana de 2005, contó con una muestra de 15.638 personas mayores de 65 años de las cuales 3.927 tenían entre 90 y 99 años de edad y 2.794 contaban con 100 años o más. Los participantes declararon disfrutar de una media de 7,5 horas diarias de sueño incluyendo siestas y cerca del 65% calificó su calidad del sueño como buena o muy buena.
Curiosamente, las personas que habían sobrepasado los 100 años de edad manifestaron gozar de un mejor descanso que quienes contaban con edades comprendidas entre los 65 y los 79 años y fueron tres veces más proclives a dormir 10 horas o más que los ancianos más jóvenes.
Por otra parte, los hombres fueron un 23% más dados a disfrutar de un buen sueño que las mujeres. Así mismo, los encuestados que vivían con su pareja o con un familiar también relataron tener una mejor calidad de sueño que quienes lo hacían solos o en una residencia, al tiempo que quienes habitaban en áreas urbanas dormían peor que los residentes en zonas rurales.
Una buena salud ayuda a dormir mejor A la vista de los datos extraídos por la investigación y tal y como explica Dannan Gu, director de la investigación y docente en la Escuela de Estudios Urbanos y Planificación Nohad A. Toulan, de la Universidad Estatal de Portland en Oregón (EE.UU.), "la edad y las condiciones de salud son dos de los factores más importantes asociados a la calidad y duración del sueño percibidos por uno mismo".
Así, los problemas de salud estuvieron directamente relacionados con una peor calidad del sueño, ya que aquellos participantes que manifestaron tener una salud deficiente fueron un 46% menos propensos a dormir bien. Además, quienes sufrían problemas de ansiedad, padecían una o más enfermedades crónicas o realizaban sus tareas diarias con dificultad, también declararon dormir peor.
Por otra parte, el acceso a la atención sanitaria y el estatus económico también estuvieron poderosamente relacionados con la calidad del sueño, ya que los encuestados fueron un 84% más proclives a declarar que dormía bien si disfrutaban de unos servicios médicos adecuados, mientras que quienes tenían un entorno familiar con una buena posición económica aumentaron en un 56% la tendencia a gozar de un descanso correcto.
"La mayoría de los ancianos sanos podría tener una buena calidad de sueño", prosigue Gu. "Los problemas del sueño a las edades más avanzadas son más propensos a surgir por una variedad de factores fisiológicos y sociales más que por el envejecimiento en sí mismo", concluye el autor.
Autor: Nuria Baena |
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