El apoyo comunitario al trabajo provino de una beca Marie Curie y de los proyectos VARBO («Vacunación contra la oncocercosis») y SCOOT («Control sostenible de la oncocercosis ahora y en el futuro»), financiados mediante las partidas presupuestarias de cooperación internacional del Quinto y Sexto Programa Marco (5PM y 6PM) respectivamente.
Algunas especies son capaces de adaptar su desarrollo y sus estrategias de reproducción a su entorno. Por ejemplo, la pulga de agua Daphnia modifica la edad y el tamaño de maduración en función de la presencia de peces depredadores. Hace ya un tiempo que se sospechaba que las microfilarias que provocan estas enfermedades tan dañinas para las vidas de millones de personas en todo el mundo despliegan una estrategia parecida.
Para comprobarlo los autores del estudio referido alteraron en diverso grado el sistema inmunitario de ratones y a continuación los infectaron con parásitos de filarias. Sus experimentos desvelaron que éstos últimos son capaces de ajustar su desarrollo y estrategias de reproducción en función de la presencia de unas células inmunitarias denominadas eosinófilos que combaten los parásitos invasores.
Cuando la respuesta del sistema inmunitario del huésped es intensa, lo que implica una alta mortalidad en los parásitos, los gusanos se reproducen antes y en mayor cantidad. Además, los parásitos determinan qué estrategia aplicar durante las primeras horas de infección.
Estos descubrimientos tienen implicaciones para el desarrollo de vacunas contra estas enfermedades, puesto que hoy en día la mayoría de las vacunas están diseñadas para fortalecer el sistema inmunitario y ayudarle a combatir la infección.
«La mayoría de las vacunas imitan la inmunidad natural del ser humano, pero nuestra investigación sugiere que este método podría ser contraproducente en el caso de varias enfermedades parasitarias», explicó el Dr. Simon Babayan de la Universidad de Edimburgo (Reino Unido), primer firmante del estudio. «Confiamos en que este descubrimiento resulte útil para el diseño de nuevas vacunas contra este tipo de infecciones. En los ensayos clínicos se analiza el efecto de las vacunas formuladas en la salud del huésped y nosotros sugerimos que se debería estudiar también el efecto en el ciclo vital del parásito».
Según los investigadores es necesario profundizar en este estudio para comprender al detalle los mecanismos que influyen en la capacidad del parásito para adaptar su estrategia reproductiva a la fortaleza del sistema inmunitario del huésped. Además, sus descubrimientos suponen una importante contribución a un proyecto internacional dedicado a la creación de vacunas contra estas enfermedades.
Los filarias parasitan a cerca de 200 millones de personas en todo el mundo, provocando enfermedades devastadoras como la filariasis linfática y la oncocercosis. Estos pequeños gusanos se transmiten a través de moscas y mosquitos. En el caso de la filariasis linfática los parásitos se alojan en el sistema linfático y provocan hinchazones dolorosas que dificultan la vida laboral y social de los afectados. Según la Alianza Global para Eliminar la Filariasis Linfática (GAELF), más de 120 millones de personas en todo el mundo están infectadas con el parásito, de las que 40 millones sufren discapacidades o desfiguraciones.
La oncocercosis está provocada por un gusano parasitario denominado Onchocerca volvulus que vive en la piel y los ojos de los infectados. Cuando los gusanos mueren provocan lesiones y picores intensos. En último término las lesiones pueden provocar ceguera y los problemas cutáneos pueden llegar a desfigurar a los pacientes. |
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