domingo, 23 de enero de 2011

José Ramón Calvo: “El tabaquismo debería abordarse como enfermedad pediátrica”


José Ramón Calvo: “El tabaquismo debería abordarse como enfermedad pediátrica”

“Aunque no se aborde así, el tabaquismo es principalmente una enfermedad pediátrica, porque quienes empiezan a fumar son los menores y a ellos es a quienes se enfoca la mayoría de la publicidad de los productores de tabaco”. Así de tajante se ha mostrado José Ramón Calvo, catedrático de la Universidad de Las Palmas y director del Campus de Excelencia que se celebra estos días en Gran Canaria.


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Calvo ha repasado en su intervención la historia de la introducción del tabaquismo hasta llegar a la vareniclina, cuyas posibilidades terapéuticas ha destacado. También ha señalado que todos los expertos dedicados al tabaquismo se preguntan por qué el tabaco se sigue vendiendo cuando “es el único producto legal que, utilizado tal y como recomienda el fabricante, mata a uno de cada tres usuarios”. Su respuesta es clara: “Es evidente que no se prohíbe únicamente porque mueve cantidades astronómicas de dinero. Sin embargo, un estudio del Banco Mundial muestra que los ingresos que perciben los Estados por este concepto apenas superan ya a los gastos sanitarios que ocasiona”.
El experto también cree que debería financiarse la terapia antitabáquica en España. “Los economistas suelen argumentar que el tratamiento requiere menos dinero del que ya invertía el paciente en fumar, pero se trata de un producto tan adictivo que, en mi opinión, es necesario dar a los enfermos todas las facilidades. Además, nunca he visto gente con tanta capacidad para poner excusas como los fumadores cuando hablan de abandonar el hábito, así que es mejor dejarles las menos posibles”. Calvo considera incomprensible que España no disponga de unidades específicas para el control del tabaquismo en todo su territorio, como hace México desde hace algunos años. Se trata de equipos formados por un médico, una enfermera, un nutricionista y un psicólogo.
No obstante, considera que la Ley del Tabaco española va por buen camino. Por ejemplo, al limitar la publicidad, favorece que los mensajes antitabaco lleguen a los más jóvenes. “Antes, la información que pudiéramos darles quedaba eclipsada por la mucho más atractiva publicidad de los fabricantes de cigarrillos, que jugaban incluso con promociones como entradas para conciertos”.

Para Calvo las lagunas de la norma son dos: por un lado, no aplicarla a rajatabla. “Es una barbaridad oír a miembros del Gobierno escudarse en eufemismos como que la ley no está madura para tomar ciertas medidas que garanticen su cumplimiento”. Por otro, haber permitido que en ciertos locales de hostelería sea posible que se permita fumar. En efecto, los locales de más de cien metros pueden permitir que se fume en su interior si habilitan para ello una zona cerrada y los de menos de cien metros pueden elegir entre permitir el consumo de tabaco o no. “Se debería haber hecho como en otros países de Europa y prohibir fumar en todos los espacios cerrados. Si no se reforma la ley de inmediato para arreglarlo, habrá que hacerlo a la fuerza en un par de años para aplicar alguna directiva europea en este sentido”. Por otra parte, “esas excepciones en han creado ciudadanos de segunda: los trabajadores de hostelería son los únicos que no se ven protegidos del tabaquismo pasivo por la ley, y gracias a eso tienen un riesgo de infarto un 50 por ciento superior”. Por último, Calvo se queja de la permisividad del texto con la venta y publicidad del tabaco en Canarias. “Se entendió la medida como parte de las especiales condiciones económicas y fiscales de las islas, y debería eliminarse”.

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