"Una vez que has llegado a la Luna tienes que decidir qué hacer desde ahí". El profesor Eckhard Thiel, hematólogo de la Clínica Universitaria de la Charité en Berlín, echa mano de esta metáfora para hablar de su paciente, Timothy Ray Brown, a quien logró curar tanto de leucemia como de VIH a través de un peculiar trasplante de médula. Otros expertos aseguran que se trata de un caso único (el método es tan agresivo que puede ser peor que el tratamiento actual con antivirales), y que no tiene significado para los otros 33 millones de enfermos de sida que hay en el mundo, pero el profesor Thiel no está de acuerdo: "No se trata de un caso aislado, sino de una nueva posibilidad".
Es el caso sorprendente del que fue bautizado por la prensa de todo el mundo como El paciente berlinés. La identidad de Brown, un ciudadano estadounidense de 44, residente en Berlín desde hace 20 años, fue desvelada el pasado mes de diciembre, tres años después de recibir la operación que le quitó el virus. La prestigiosa revista de hematología estadounidense Blood ha aceptado publicar la investigación. Los médicos de la Charité sellan así su sentencia: "Ha sido curado".
El caso se dio a conocer en 2008. Brown, quien sabía que estaba infectado por el VIH desde hacía 10 años y tomaba la correspondiente medicación antirretroviral, empezó a sentirse mal después de un viaje a Seattle. Se sentía cansado. Al principio pensó que era por el jet-lag, pero luego descubrió que en verdad lo que tenía era una leucemia, un tipo de cáncer que afecta a la producción de los glóbulos blancos -precisamente las células en las que se aloja el VIH y que son destruidas por el virus-.
Debido a la gravedad de su leucemia, los médicos decidieron realizarle un trasplante de médula para curarlo. Pero no se limitaron a esto: decidieron buscar un donante especial que tuviera una mutación genética conocida como delta-32, que hace que las personas que la tienen sean inmunes contra la mayoría de las cepas del VIH.
Quienes muestran esta particular mutación carecen de receptor, algo así como una puerta o un sendero celular llamado CCR5, que el virus aprovecha para ingresar en las células que infecta.
La suerte jugó un papel fundamental, porque se encontró un donante compatible que además presentaba esta mutación. El trasplante se realizó con éxito. Luego de la operación, los médicos le aconsejaron que suspendiera el tratamiento con antirretrovirales porque temían que estos pudieran dañar también las células de la médula recién implantada.
Tres años más tarde, los especialistas no han podido encontrar ningún rastro del VIH en el paciente. "Nosotros también fuimos muy críticos en un primer momento con esta afirmación", asegura el profesor Thiel, quien coordinó un equipo de médicos para este caso, "pero ahora podemos decir que estamos seguros de que se ha curado".
Expertos en la infección de todo el mundo tomaron posición en este caso. En general, la terapia se ha considerado demasiado agresiva para que pueda servir a otros pacientes. El mismo Brown, en una entrevista con Die Zeit, aseguró que no habría pasado por todo el calvario simplemente para anular el VIH.
Sin embargo, el profesor Thiel trabaja todos los días para que el de Brown no sea un caso único. Él y su equipo están convencidos de que se "ha abierto una puerta" para la investigación. "Ahora tenemos que evaluar si también para pacientes que no tienen leucemia, esta experiencia pueda ser una puerta hacia una terapia", explica. Espero que en el futuro lo sea. Quizás no para los muchos millones de pacientes con VIH que hay en el mundo, sino para casos especiales que podrían ser los niños, que tienen toda una vida por delante, o para personas que no soportan la medicación".
Actualmente, en Alemania y varios otros países, no se puede realizar un trasplante de médula para curar otras patologías que los cánceres. Por eso los médicos alemanes se están concentrando en otros pacientes con las mismas características de Brown.
De momento, dos condiciones son necesarias: el donante tiene que ser compatible y además tiene que ser CCR5-negativo, es decir, presentar esta mutación genética inmune al VIH. Las personas que presentan esa mutación son solo entre el 1% y 3% de la población eurasiática. De ahí la dificultad.
Thiel asegura, sin embargo, que "va a ser posible modificar en laboratorio las células madre de un donante compatible y hacerlas CCR5-negativas. Esto ya se hace, gracias a la tecnología genética, sin riesgos". Si se sigue en este camino de la investigación, Thiel supone que un día se llegue a obtener células madre del paciente, modificarlas para hacerlas inmunes, y volver a implantarlas. "Si esto se consigue, y se mejora, también podría no resultar caro. Seguramente menos caro que muchos años de medicamentos", cuenta con énfasis. "Estoy seguro de que el de Brown no fue un caso aislado y no se quedará en un caso aislado".
Autor: Laura Lucchini |
|
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario