La decisión de mantener el virus fue una medida estratégica adoptada por la OMS poco después de la erradicación de la enfermedad pero, casi desde el principio, contó con opositores, sobre todo en aquellos países donde la patología causó estragos hasta bien entrada la década de 1970. Habiendo logrado vencer al enemigo, reflexionaban, ¿por qué mantenerlo, aunque fuera fuertemente custodiado?
El miércoles pasado, los 34 miembros del Consejo Ejecutivo de la OMS recibieron un informe de un comité de expertos internacionales convocado por el organismo para dar su opinión sobre la posible destrucción de estas muestras. A lo largo de dos días, los miembros debatieron si la información aportada por los científicos era adecuada y, según fuentes de la OMS, la respuesta fue afirmativa.
EVIDENCIA CIENTÍFICA
El informe remitido a los miembros del Consejo recoge toda la evidencia científica disponible sobre el virus en la actualidad, pero no hace ninguna recomendación sobre la posible destrucción de las muestras. "Nosotros somos científicos", explica a este diario el director del departamento de Biología Celular y Molecular en el Centro Nacional de Biotecnología (CNB), Mariano Esteban, uno de los dos españoles, junto con el científico del Centro de Biología Molecular (CBM) Antonio Alcami, que han participado en la elaboración del documento. Esteban, no obstante, se pregunta por qué habría que destruir un patógeno, "si se puede seguir aprendiendo de él".
Una de las razones por las que se ha mantenido el virus es como posible protección frente al bioterrorismo ya que, como explica el científico español, existe la tecnología necesaria para sintetizar el virus a partir de los 48 genomas publicados del mismo.
"No se necesita el patógeno para poder sintetizarlo y está claro que eso hay que controlarlo", comenta Esteban. "La OMS hará un seguimiento para que esto no suceda". De hecho, a raíz de los atentados del 11 de septiembre de 2001, fueron muchas las voces que alertaron sobre una posible utilización de la viruela como arma biológica.
Para prever esta situación, la OMS conserva 30,5 millones de dosis de vacunas, el 98% de las de segunda generación. Cuatro países Francia, Alemania, Nueva Zelanda y EE.UU. tiene reservadas en la propia OMS otros 27 millones de dosis, por si fuera necesario utilizarlas.
Esteban, que lleva 30 años investigando poxvirus familia a la que pertenece el virus la viruela reconoce que en la última década se han realizado grandes avances para proteger a la población de un hipotético resurgimiento de la enfermedad.
Las mejoras se han dado sobre todo, en el campo de las vacunas que, aunque no se han probado en humanos y no se prevé que se haga dada la situación de erradicación de la enfermedad, se suponen igual de eficaces y con menos efectos secundarios. "Cumplen todos los requisitos", explica Esteban.
También se han desarrollado antivirales que podrían frenar al virus, aunque el investigador cree la Asamblea General de la Salud tendrá que considerar si estos fármacos son suficientes. Por último, también se han desarrollado herramientas de diagnóstico rápido.
A pesar de estos avances, Esteban se pregunta: "¿Qué pasaría si hubiera algún fallo por apresurarse en destruir las existencias acumuladas?" Para el investigador español, sigue sin saberse mucho sobre la viruela; por ejemplo, por qué el virus sólo afecta a humanos y porqué es tan mortal. |
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