E. Chiquete, C. Cantú-Brito, J. Villarreal-Careaga, L.M. Murillo-Bonilla, R. Rangel-Guerra, C. León-Jiménez, A. Ochoa-Guzmán, A. Ramos-Moreno, A. Arauz, F. Barinagarrementería, A. Panduro, J.L. Ruiz-Sandoval
REV NEUROL 2010;51:705-713
Introducción. Se denomina 'paradoja de la obesidad' al descenso del riesgo de muerte por enfermedad cardiovascular, con un índice de masa corporal (IMC) alto, aun cuando éste es un factor de riesgo para vasculopatía. Nuestro objetivo fue analizar la influencia de la obesidad en la recuperación funcional que sigue a un ictus isquémico. Pacientes y métodos. Analizamos 510 pacientes con un primer infarto cerebral, sin historia de ictus y sin recurrencia o muerte en 12 meses de seguimiento. A 501 sujetos sanos se les evaluó mediante bioimpedancia tetrapolar, para comparar el índice cintura/talla (ICT), perímetro abdominal e IMC en la discriminación de adiposidad, para aplicarlos a pacientes con ictus. Resultados. En individuos sanos, el ICT se desempeñó notablemente mejor que el IMC o el perímetro abdominal para identificar adiposidad corporal. En un modelo de riesgos proporcionales de Cox ajustado por múltiples covariables, la edad (riesgo relativo, RR = 1,11; intervalo de confianza del 95%, IC 95% = 1,08-1,14), puntuación de la National Institutes of Health Stroke Scale (RR = 1,03; IC 95% = 1,01-1,05) e ICT > 70 (RR = 2,44; IC 95% = 1,33-4,48) se asociaron a mayor riesgo de alcanzar una puntuación mayor o igual a 3 en la escala de Rankin modificada a los 12 meses, mientras que un IMC > 35 (RR = 0,33; IC 95% = 0,11-0,98) fue protector. Conclusión. El exceso de adiposidad, según el ICT, aumenta la probabilidad de discapacidad grave después del ictus. Dado que el IMC refleja también masa magra, es arriesgado concluir que existe un efecto protector de la obesidad en la recuperación del ictus, pero es posible que cierta masa corporal sea necesaria para prevenir una discapacidad grave
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario