Una investigación acaba de avanzar en este camino al identificar cuatro zonas en el ADN relacionadas con la aparición de ambos trastornos. En concreto se trata de los lugares cromosómicos PTPN2, IL18RAP, TAGAP y PUS10.
Tanto la enfermedad celiaca como la de Crohn son trastornos inflamatorios crónicos intestinales. La primera es mucho más común entre la población -se estima que una de cada diez personas la padece- y consiste en una intolerancia permanente al gluten, una proteína presente en cereales como el trigo, la cebada o el triticale.
La segunda, en cambio, es menos habitual y se cree que se produce por una reacción autoinmune a determinadas bacterias intestinales.
En ambos casos, el desarrollo de la enfermedad depende tanto de la existencia de una predisposición genética como de la intervención de determinados factores externos.
LA INVESTIGACIÓN
Para averiguar el nexo de unión entre ambas enfermedades, los autores de esta investigación realizaron una revisión de varios rastreos genéticos previos. En todos los casos, el análisis del ADN se había llevado a cabo con el objetivo de hallar mutaciones relacionadas con la enfermedad de Crohn o la celiaca.
Con los resultados en la mano, estos investigadores replicaron los datos en otras dos muestras independientes de pacientes, lo que puso de manifiesto la existencia de un total de cuatro zonas genéticas que estaban directamente implicadas con los citados trastornos. Dos de ellas ya habían sido sugeridas en estudios anteriores sobre las enfermedades inflamatorias; sin embargo, la otra mitad era completamente nueva en este campo de estudio.
Aunque reclaman más estudios al respecto antes de sacar conclusiones definitivas, los investigadores aseguran en las páginas de 'PLoS Genetics' que su trabajo confirma que la enfermedad celiaca y la de Crohn al menos comparten una parte de su origen genético.
Autor: Cristina G. Lucio |
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