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Infección relacionada con fracturas
- La infección relacionada con fracturas (FRI) conlleva una carga sustancial de enfermedad y costos socioeconómicos.1-3 La incidencia de FRI es del 1% al 2% en fracturas cerradas y puede alcanzar el 30% en fracturas abiertas.1 Hasta hace poco, la amputación y las tasas de recurrencia se mantuvieron altas.2,4 Con la publicación de documentos de consenso internacional,4,5 se ha proporcionado una descripción general del diagnóstico y el tratamiento basada en la evidencia, que debería mejorar los resultados del tratamiento.
- La patología de FRI es multifactorial; la infección bacteriana y la inestabilidad de la fractura son interdependientes y fundamentales en la FRI6,7. La formación de biopelículas, la invasión canalicular8, la infección intracelular9 y la formación de comunidades de abscesos estafilocócicos10 son los nichos clave que ocupan las bacterias. Un círculo vicioso entre la inestabilidad con trauma continuo de los tejidos blandos, neovascularización comprometida y osteólisis crea un ambiente de apoyo para las bacterias, lo que promueve el desarrollo de FRI o dificulta su erradicación.6
- Los criterios de confirmación incluyen fístula o trayecto sinusal, drenaje purulento o pus, crecimiento microbiano en dos o más muestras de tejido profundo y evidencia histológica de patógenos e inflamación en el tejido periimplantario.4,5 Los criterios sugestivos incluyen signos clínicos como: eritema; hinchazón; drenaje de heridas persistente, creciente o de nueva aparición; signos de imágenes radiológicas o nucleares; marcadores inflamatorios séricos aumentados; y crecimiento microbiano en una sola muestra de tejido profundo.5,7
- Se ha desarrollado un algoritmo de manejo basado en el consenso y debe ser dirigido por un equipo multidisciplinario.5,7 Basado en tres principios básicos, que consisten en el intercambio, la retención o la extracción del implante permanente, la estrategia preferida depende de la fisiología del huésped, el intervalo de tiempo entre la fijación de la fractura y la manifestación de FRI, la localización anatómica y el patógeno causante. Para la retención del implante, la estabilidad de la construcción y la capacidad de realizar un desbridamiento adecuado son fundamentales, teniendo en cuenta el tipo de implante y las condiciones de los tejidos blandos.7
- El uso apropiado de antibióticos profilácticos es crucial para prevenir la IRA. En lesiones cerradas, se recomienda la profilaxis antibiótica perioperatoria limitada a una dosis única. En las fracturas abiertas, la administración profiláctica de antibióticos no debe exceder las 24 horas para las fracturas Gustilo-Anderson tipo I y II y las 72 horas para las fracturas Gustilo-Anderson tipo III.5,7 El desbridamiento temprano, el manejo de los tejidos blandos y la fijación estable de la fractura son los pilares del manejo. .5
- El seguimiento de la FRI debe planificarse en colaboración con un equipo multidisciplinario, durante un mínimo de 12 meses después del cese de la terapia quirúrgica y antibiótica11.
- Las perspectivas futuras para la prevención y el manejo de la FRI incluyen: implantes con recubrimiento antimicrobiano; biomateriales cargados de antibióticos osteoinductivos; y terapia bacteriófaga y enzibiótica. Todas estas terapias consideran la amenaza global de la resistencia a los antibióticos y se dirigen a los mecanismos de tolerancia a los antimicrobianos, como la formación de biopelículas.1
https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/34076501/
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8242679/
https://online.boneandjoint.org.uk/doi/full/10.1302/2046-3758.106.BJR-2021-0167.R1
Baertl S, Metsemakers WJ, Morgenstern M, Alt V, Richards RG, Moriarty TF, Young K. Fracture-related infection. Bone Joint Res. 2021 Jun;10(6):351-353. doi: 10.1302/2046-3758.106.BJR-2021-0167.R1. PMID: 34076501; PMCID: PMC8242679.