Hoy en día y en nuestra sociedad actual, casi todos utilizamos de manera habitual los ordenadores y con ellos Internet, ya que es una herramienta cada vez más integrada en nuestra vida diaria y de la que muchos no podrían prescindir, pero, ¿cómo sabemos si estamos haciendo un uso adecuado de ella?, ¿en qué momento podríamos decir que somos “adictos a Internet”? y ¿cómo podríamos actuar?
Cada vez más, se habla del término adicción a Internet como si de otra patología se tratara, pero actualmente los manuales diagnósticos en salud mental como el DSM-IV no lo recogen como una forma de adicción de manera oficial, puesto que el conjunto de síntomas que se describen, todavía no ha demostrado ni consistencia ni fiabilidad. En todo caso, las adicciones psicológicas vendrían incluidas en los trastornos del control de impulsos, tal como aparece el juego patológico.
Según el catedrático Enrique Echeburúa, la adicción llega cuando esa afición “interfiere en tu vida cotidiana o no se busca esa conducta para pasarlo bien, sino para no pasarlo mal”. En términos muy similares, se expresa el psiquiatra Francisco Alonso Fernández que señala cómo los problemas aparecen cuando “existe una absoluta necesidad de desarrollar esa actividad y se experimenta ansiedad si no se lleva a cabo”.
Por lo tanto, para prevenir una posible adicción a Internet, y teniendo en cuenta estas dos consideraciones, describimos algunas de las características propias de dicha adicción:
- Conexión compulsiva, que consiste en buscar cualquier momento disponible por corto que sea, para navegar y chatear, o empezar una partida a algún videojuego, sintiendo la necesidad de conectarse el mayor número posible de veces al día.
- El objetivo de la conexión a Internet, es buscar alguna información concreta y se termina mirando otros contenidos, o hablando con alguien que se ha conectado en ese momento al chat o messenger, invirtiendo más tiempo del que se tenía previsto, con un montón de ventanas abiertas en el explorador, pudiendo incluso olvidar el motivo inicial, esto se conoce como dispersión de la atención, y pérdida de control sobre el tiempo de conexión.
- Como en toda adicción, se manifiesta lo que podemos considerar síndrome de abstinencia, es decir, si no puedo conectarme por la razón que sea, lo paso mal, sufro síntomas de ansiedad o irritabilidad.
- Se desatienden las actividades en el mundo real por estar conectado al mundo virtual, e incluso se prefiere la relación con personas que se conocen a través del ordenador como por ejemplo en chats.
- Como sucede en cualquier adicción, se desarrolla cierta tolerancia, que consiste en que cada vez se aumenta “la dosis”, para sentir la misma satisfacción, además, se buscan contenidos cada vez más impactantes para que causen el mismo efecto.
- Aparición de problemas o consecuencias negativas derivadas del uso a Internet, como discusiones familiares, disminución del rendimiento académico o laboral.
- Supresión de las horas de sueño o de comida de manera frecuente para invertir más tiempo en la conexión a Internet, o coincidir con personas de otros países y poder chatear según su horario.
Estas son algunas de la indicaciones que nos pueden dar pistas de que estamos sufriendo cierta adicción a Internet y sería conveniente tratar de actuar al respecto. ¿Qué podríamos hacer?
Echeburúa (1999) elaboró un programa de tratamiento para adicciones psicológicas que también es aplicable en el caso de Internet. Algunas de las pautas que lleva a cabo con el paciente y siempre de forma personalizada consisten en, acortar el tiempo de conexión a Internet, atender al correo electrónico sólo 1 vez al día, respetar las horas de sueño, o incluso conectarse en compañía de otras personas. También sería aconsejable incluir actividades de ocio diferentes al uso de Internet en las que la persona encuentre satisfacción y fomente la distracción y relaciones sociales. Habría que tratar los conflictos interpersonales derivados del uso de Internet o previos a la adicción.
Como conclusión a todo lo anterior, si creemos que podemos estar sufriendo alguna consecuencia negativa por el uso que realizamos de Internet, lo mejor sería tratar de disminuir el tiempo que invertimos en esta actividad y si lo consideramos necesario acudir a un profesional para diseñar un plan de intervención específico. Para llevar a cabo estas pautas, podemos disponer de los avances que nos ofrece hoy en día la tecnología, existen softwares que nos ayudan a limitar el tiempo que nos conectamos a Internet y a conocer si el contenido de las páginas que visitan nuestros hijos pueden ser dañinas y perjudiciales para ellos, esta herramienta es una manera de prevenir una posible adicción a Internet de forma segura.
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