Jugando a ser adultos, jugando a ser niños
Coincidían conmigo ayer, tanto algunas lecturas como un grupo de profesores de secundaria tan entusiasmados como yo con las posibilidades de las TIC: El riesgo está en que los cerebros de los jóvenes podrían estar habituándose a cambiar constantemente de tarea, dificultando la atención sostenida. Además, si nos acostumbramos al continuo alternar entre tareas, a la sobreestimulación, será difícil volver a atrás y habituarnos a sostener la atención ante medios más “sobrios”.
En los ámbitos de aprendizaje hemos estado diciendo que los contenidos no eran importantes, pero su riqueza multimedia, su creciente capacidad de para crear más ricas y más tempranas experiencias inmersivas, siguen siendo cruciales para captar la difícil atención de hoy.
¿Es preocupante que los jóvenes pasen horas y horas frente al ordenador?
El tema está en saber en qué medida lo usan como entretenimiento y en qué medida como herramienta para aprender. Existen algunas diferencias entre niños y niñas, más cuanto más cerca estamos de la adolescencia, momento en que se confirma aquello que todos intuimos: el ordenador amplifica aquello que se hace o tiende a hacer en cada etapa vital y para cada género, de forma que mientras los niños tienden a jugar, las niñas se relacionan a través de las redes sociales.
En ambos casos, eso sí, los estudios parecen indicar que adicciones desmesuradas a los juegos, el uso abusivo de las redes sociales, suelen ser formas sustitutivas de las satisfacciones y posibilidades de relación que la vida real debería saber proporcionar. Parece que las adicciones, finalmente, tratan de eso, de la medida en que se usa el ordenador para obtener gratificaciones, recompensas, feedback constantes que no son habituales ni en la escuela ni en el seno familiar.
Internet como pasión y herramienta de desarrollo
Puede ser, sin embargo, que nuestros jóvenes no estén jugando sin sentido, o en un sentido compensatorio. Puede que anden, ante las múltiples pantallas con las que interactúan, en el camino de la búsqueda de vocación propia de infancia y adolescencia. Puede ser cierto para cualquier especialidad pero imaginemos que tenemos un/a pequeño/a diseñador, creador de videojuegos, creador de vídeo, programador en casa. Dicho de otro modo, internet puede ayudar a llenar determinadas ausencias en los currículos educativos actuales: Internet le despista de un rendimiento académico mejor pero solo porque la academia no tiene las herramientas para su pasión que la pantalla es capaz de proporcionar.
No solo les avalan teóricos actuales como Ken Robinson (Las escuelas matan la creatividad), Florida (Las nuevas clases creativas), Gardner (Inteligencias múltiples) o Daniel Pink (la necesidad del pensamiento de diseño en lo que él denomina la “era conceptual”), sino un futuro que denomino de “Revolución creativa” y que seguro, también, les dará la razón.
Me gustaría terminar recordando cómo de importante es, gracias a la aceleración tecnológica, la nueva oportunidad de aprender de ellos, además de que ellos aprendan de nosotros/as. Estamos más juntos/as que nunca:
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