Los trastornos depresivos adaptativos con síntomas de estrés emocional y de ansiedad son algunos de los más habituales, aunque la recesión económica también afecta a patologías clásicas como la esquizofrenia o el trastorno bipolar, al ser un colectivo más vulnerable, dice Boatas. La posible normalización de condiciones laborales precarias, por no decir salvajes, alerta este médico, puede conllevar en el futuro la cronificación de esos estados mentales. "Se tiene la idea de que la crisis acabará, pero se está creando una dinámica relacional entre empresas, trabajadores y sociedad que puede tardar muchos años en arreglarse y algunas patologías y comportamientos, incluso malas praxis personales, pueden quedar instauradas en la sociedad". En los últimos tiempos está creciendo el consumo de alcohol y sustancias psicotrópicas (ansiolíticos y antidepresivos) como recurso fácil para evitar el dolor, "pero no resuelve el problema", y gente que había dejado de fumar vuelve a hacerlo.
INFLUENCIA DEL PARO
El paro tiene una gran influencia en las patologías mentales, no solo por los problemas económicos que genera, sino también por la pérdida de elementos no materiales relacionados con el trabajo, como el estatus, la estructura temporal diaria, la motivación para vivir, la autoestima, la actividad física y mental y las relaciones interpersonales, afirma Lucía Artazcoz, directora del Instituto de Servicios a la Comunidad de la Agencia de Salud Pública de Barcelona (ASPB).
La literatura científica ha estudiado otros periodos económicos negativos, y una de las lecciones que sobresale es que "el impacto que tienen las crisis económicas en la salud es paradójico: la mortalidad disminuye en épocas de crisis económicas y aumenta en épocas de bonanza. Sin embargo, en las crisis aumentan los problemas de salud mental, los suicidios y el abuso de alcohol y otras sustancias, aumentan los conflictos en general y en las familias", dice Artazcoz.
Autor: J. C. Ambrojo |
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