Cuestión de género y números
Cuantas veces hemos oido la frase de “las chicas no son buenas en matemáticas”. Y cuantas veces los estereotipos y su gran peso han marcado un camino que no era el que, en un primer momento, queríamos…
Este esteretipo que afirma que las mujeres no tienen buena capacidad para las matemáticas está muy extendido y es difundido incluso por personas de gran renombre, como el que fue Presidente de la Universidad de Harvard, Lawrence Summers. Pese a que afirmaciones como esta siempre nos chocan por considerarlas políticamente incorrectas y con poco fundamento, parece que pesiste la duda de si una persona de su posición y conocimientos estará o no en lo cierto.
Desde esta ventana pública queremos hacernos eco de los direfentes estudios publicados recientemente que van contrubuyendo a refutar de modo científico estas afirmaciones.
Todavía queda un largo camino por delante ya que estos estereotipos se encuentran firmemente arraigados dentro de nuestra sociedad.
“Nuestra nación se enfrenta a una competencia creciente en innovación tecnológica… mientras que los resultados escolares en matemáticas y ciencias de nuestros estudiantes están por debajo de muchos países. Para cambiar este escenario, es imperativo que llamemos la atención y la perspectiva de chicos y chicas por igual. Hasta que las mujeres se sientan tan a gusto con las matemáticas, la ciencia y la ingeniería como los hombres, nuestra nación será bastante menos que la suma de sus partes…”
Esta frase refleja fielmente los problemas a los que nos enfrentamos en nuestra sociedad, las bajas puntuaciones en matemáticas, de las que hablaremos en otro momento, y la poca representación de las mujeres en las ramas de ingeniería y matemáticas. Sin embargo, fue dicha por los presidentes de las tres universidades más prestigiosas de Estados Unidos dentro de un documento conjunto en el que mostraban su preocupación por una situación, común en las sociedades occidentales, que representa una pérdida de recursos humanos y un obstáculo serio para el desarrollo de las ciencias y para la sociedad europea en su conjunto, tal y como recoge el informe PREMA “Por una educación matemática sensible a las diferencias de género”.
Es indudable que algunas áreas de conocimiento se encuentra altamente segregadas por el sexo pero ¿cuáles son los motivos que inducen a que esto sea así?.
Tradicionalmente se ha hablado de una diferente aptitud matemática en los hombres y las mujeres explicadas de distinto modo por la diferencia cerebral entre los hombres y las mujeres y por una diferente atención hacia objetos y personas, respectivamente, en edades muy tempranas (se habla de la orientación espacial y de la empatía). A finales de 2005, Elizabeth Spelke de la Universidad de Harvart revisó 11 estudios sobre la materia. La mayoría de ellos sugerían que las habilidades de hombres y mujeres para las matemáticas y las ciencias tienen su base genética localizada en los sistemas cognitivos que emergen en la infancia temprana pero, en líneas generales, estas diferencias no dan una distinta aptitud para las matemáticas. De hecho se encontró que los niños y niñas de 6 meses de edad ejecutan tareas de suma y resta exactamente igual.
Bien, estas teorías que se encuentran bien contrastadas respecto a lo que inicialmente afirman, se han visto desmentidas respecto a su conexión con la aptitud matemática. Una mejor orientación espacial de los hombres no implica un menor talento matemático. Esto ha sido comprobado en un macroestudio dirigido por la psicóloga Janet Hyde, de la Universidad de Wisconsin (EE UU), acaba de presentarse en Science, y viene a unirse a otros trabajos recientes que también cuestionan la supuesta superioridad masculina en esa disciplina y que demuestran con métodos contrastados y con un campo de muestra de 7 millones de estudiantes de 10 estados de EEUU que las diferencias entre géneros son estadísticamente irrelevantes.
Bien, estas teorías que se encuentran bien contrastadas respecto a lo que inicialmente afirman, se han visto desmentidas respecto a su conexión con la aptitud matemática. Una mejor orientación espacial de los hombres no implica un menor talento matemático. Esto ha sido comprobado en un macroestudio dirigido por la psicóloga Janet Hyde, de la Universidad de Wisconsin (EE UU), acaba de presentarse en Science, y viene a unirse a otros trabajos recientes que también cuestionan la supuesta superioridad masculina en esa disciplina y que demuestran con métodos contrastados y con un campo de muestra de 7 millones de estudiantes de 10 estados de EEUU que las diferencias entre géneros son estadísticamente irrelevantes.
Otra de las razones es el peso del estereotipo y otros factores psicosociales.
Cuando las chicas ya son mayoría en casi cualquier tipo de carrera univesitaria, llama la atención el hecho de que en las ingenierías y demás carreras técnicas las chicas no pasan del 27%. Este desequilibrio empieza a gestarse en la elección de modalidad (artes, humanidades y ciencias sociales, ciencias de la naturaleza y de la salud, o tecnología) que las chicas eligen en el bachillerato. Para explicar porqué unas pocas mujeres escogen cursos de matematicas y trabajan en profesiones relacionadas con ellas “debemos atender a otros factores, como unos sistemas de creencias internalizados sobre matemáticas, factores externos como la discriminación sexual en educación y en el trabajo y el currículo de matemáticas previo al acceso a la universidad”.
Un caso espectacular del peso del estereotirpo ha sido demostrado hace dos años por el psicólogo Steven Heine, de la Universidad de British Columbia en Vancouver. Heine sometió a 120 mujeres de unos 20 años a dos ejercicios de matemáticas separados por una prueba de comprensión de lectura que era distinta según el grupo de mujeres: un ensayo sostenía que las diferencias de habilidad matemática entre hombres y mujeres son de origen genético, y otro afirmaba que se deben a la experiencia.Todas las mujeres sacaron una puntuación similar en el primer ejercicio, pero las mujeres que leyeron el ensayo sobre el origen genético hicieron el segundo ejercicio claramente peor. La torpeza femenina para las matemáticas tiene, por tanto, una parte de verdad autocumplida.
Un reciente estudio dirigido por la psicóloga social Mercedes López Sáez, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y financiado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, analiza precisamente la influencia de esos factores psicosociales en el desequilibrio de las matriculaciones y señala que las creencias estereotipadas sobre las diferentes modalidades de bachillerato y las actitudes implícitas hacia los hombres y las mujeres que estudian medicina o ingeniería influye de manera clara en la propia actitud de profesores y alumnos.
Un reciente estudio dirigido por la psicóloga social Mercedes López Sáez, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, y financiado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, analiza precisamente la influencia de esos factores psicosociales en el desequilibrio de las matriculaciones y señala que las creencias estereotipadas sobre las diferentes modalidades de bachillerato y las actitudes implícitas hacia los hombres y las mujeres que estudian medicina o ingeniería influye de manera clara en la propia actitud de profesores y alumnos.
Entre los profesores “Se tiende a desvalorizar las modalidades de bachillerato que integran el área de letras (humanidades y ciencias sociales), tanto en lo que respecta a las capacidades intelectuales que requieren como a las posibilidades profesionales que abren”, y entre los alumnos “Los adolescentes creen que la chica más femenina es la de ciencias naturales y de la salud, seguida de la de humanidades y ciencias sociales, siendo la chica del bachillerato tecnológico la considerada menos femenina”.
En la fase de documentación llevada a cabo para escribir este artículo he encontrado varias frases que me han llamado poderosamente la atención:
- La falsa idea de que las mujeres son inferiores en aptitud matemática está tan extendida en las sociedades occidentales que “el mero hecho de recordarle su sexo a una mujer puede reducir significativamente su puntuación en una prueba”. Incluso el hecho tan inocuo de pedir que escriban su sexo, el que se hiciese antes del examen perjudicó los resultados de las chicas.
- Los prejuicios aumentan el diferencial de los resultados entre géneros. Cuando los estudiantes son conscientes del estereotipo, no sólo bajan las puntuaciones de las chicas, sino que suben las de los chicos.
- No es que las chicas sean peores en ciencias es que, en los países sin igualdad de sexos (España entre ellos), rinden por debajo de sus posibilidades en el colegio.
La mayoria de estudios mencionados señalan en sus conclusiones a los profesores comopieza clave que conseguirá hacer las matemáticas atractivas por igual para chicos y chicas, pero ser conscientes cada uno del peso del estereoipo y de las cuestiones más arriba mencionadas contribuirá de modo decisivo a luchar contra esta desigualdad que merma recursos humanos a nuestra sociedad.
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