sábado, 16 de octubre de 2010

El intervencionismo, exitoso en pie diabético

no todos los pacientes son buenos candidatos

El intervencionismo, exitoso en pie diabético

Los tratamientos de radiología intervencionista ofrecen una alternativa mínimamente invasiva que se puede usar para restaurar la circulación sanguínea en el pie diabético u otras isquemias críticas de miembros.
Enrique Mezquita. Valencia - Jueves, 7 de Octubre de 2010 - Actualizado a las 00:00h.
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Aunque existen diversos factores de riesgo para la enfermedad arterial -colesterol, hipertensión, obesidad-, la diabetes se presenta como uno de los más importantes, sobre todo porque también afecta a los vasos más distales y puede producir arterioesclerosis y obstrucciones arteriales. Cuando la enfermedad está avanzada, muchos pacientes no solamente tienen dolor al caminar, sino que también llegan a presentar trastornos en el pie, como ulceraciones y, en ocasiones, necrosis en alguna zona del pie o de la pierna. En este extremo pueden llegar a sufrir amputaciones.
Según Julio Palmero, copresidente del comité local del Congreso de la Sociedad Europea de Radiología Cardiovascular e Intervencionista (Cirse), el pie diabético es uno de los campos donde la radiología intervencionista puede ser una alternativa muy válida y con grandes resultados, ya que permite avanzar en el gran objetivo en este campo: evitar la amputación.
  • "Comenzamos trabajando en las arterias más centrales y de mayor calibre y desde hace entre 2 y 4 años hemos llegado al pie diabético"
Los tratamientos de radiología intervencionista ofrecen una alternativa mínimamente invasiva que se puede usar para restaurar la circulación sanguínea en el pie diabético u otras isquemias críticas de miembros. Entre los abordajes que se usan para tratar el pie diabético se incluyen la angioplastia (uso de un balón para dilatar los vasos obstruidos y mantenerlos abiertos); la crioplastia (aplicación de frío a la pared de los vasos, lo que provoca su expansión) y la angioplastia con láser (para eliminar la obstrucción del vaso), entre otros.
Palmero ha hecho hincapié en que "podemos tratar obstrucciones de las arterias, incluso aunque sean distales, gracias a los actuales balones de 1,5, 2 ó 3 milímetros -dependiendo del vaso a tratar-. Y abrir esas arterias supone recuperar el flujo en la pierna". No obstante, el especialista ha remarcado que "todos los pacientes no son susceptibles de recibir estas técnicas, pero eso no lo sabemos hasta que no hacemos unas pruebas de diagnóstico". En este sentido, ha matizado que "podemos abrir arterias obstruidas de 10-15-20 centímetros de longitud, pero necesitamos tener un vaso bueno en la parte distal de esa obstrucción, que se habrá rellenado por colaterales, para poder conectar dos vasos sanos".
Mayor implantación
Según Palmero, "no disponemos de datos sobre el uso de la radiología intervencionista en pie diabético, pero sí somos conscientes de que estamos por debajo de lo que deberíamos utilizarlo". En este sentido, ha recordado que esta progresión se enmarca en una evolución natural en este campo. "Estamos trabajando en el sistema vascular con obstrucciones desde hace muchos años y, de hecho, fue uno de los primeros campos donde se empleó la radiología intervencionista. Comenzamos trabajando en las arterias más centrales y de mayor calibre, como las ilíacas, y luego pasamos a trabajar en la femoral superficial. Y sólo desde hace 2-4 años, con la evolución de la técnica, hemos llegado al pie diabético".  

IMPACTO Y NECESIDAD DE PREVENCIÓN

Todos los datos avalan la importancia de apostar y extender la radiología intervencionista en el campo del pie diabético. Según los estudios realizados, el riesgo de sufrir una amputación de la extremidad es de 10 a 20 veces más común en pacientes diabéticos que no diabéticos -de hecho, ocho de cada diez amputaciones que se realizan en extremidades inferiores son en estos pacientes-. Además, todos los diabéticos tienen enfermedad arterial después de los 25 años de evolución y la supervivencia a los tres años después de sufrir una amputación mayor es sólo del 50 por ciento y a los cinco años, del 40. Dada su importancia e impacto, la prevención es fundamental. Palmero ha señalado que "ante un paciente con enfermedad arterial periférica, el primer objetivo es eliminar o controlar los factores de riesgo: tabaco, diabetes, HTA...". Además, el ejercicio resulta clave, puesto que, "al requerir más sangre el músculo, se abren vasos alrededor de él y se organiza circulación colateral, uno de los principales objetivos". Por ello, cuando el paciente tiene dolor en reposo, es fundamental que remita y que pueda caminar, ya que así se podrá prevenir la aparición de más lesiones

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