"Nunca había visto antes algo parecido", asegura el físico solar de la NASA Jack Ireland. El resto de ese material (miles de millones de toneladas de partículas cargadas) llegará entre hoy y mañana a nuestro planeta, aunque no se espera que cause daños a satélites y sistemas de comunicaciones.
El evento, que duró más de tres horas, ha sorprendido a los expertos por varias razones. La llamarada solar en sí, aunque potente, no habría sido digna de mención si no fuera porque la eyección de masa asociada fue desproporcionadamente grande. De hecho, creció hasta superar más de diez veces el tamaño terrestre, una respuesta inusual para un "fogonazo" que se puede considerar ordinario.
LLUVIA ARDIENTE
Además, y a diferencia de la inmensa mayoría de las eyecciones de masa coronal, que atraviesan limpiamente el campo magnético solar y escapan al espacio, en esta ocasión el plasma volvió a caer sobre el Sol, en una especie de lluvia ardiente que cubrió casi la mitad del diámetro del astro rey. "La parte extraña de este evento -explica Ireland- es precisamente que un montón de material volvió a caer e interactuó con la superficie del Sol de un modo realmente espectacular".
En efecto, en lugar de caer a plomo, como hace la lluvia cuando es atraída por la fuerza de la gravedad, el plasma se precipitó siguiendo las líneas de invisibles campos magnéticos y una buena parte cayó directamente hacia las brillantes manchas que los astrónomos conocen como "regiones activas". "Parecía que un montón de material iba a caer a plomo, pero de repente se desvió hacia las regiones activas. El campo magnético de las regiones activas aspiró el plasma hacia su interior. Es algo que no había visto nunca".
VIAJA HACIA NOSOTROS
Debido al hecho de que la mayor parte del material eyectado volvió a caer al Sol, y a que la llamarada no apuntaba directamente hacia la Tierra, sólo una parte de la eyección de masa coronal alcanzará nuestro planeta. La NASA espera que el plasma interactúe con el campo magnético terrestre a última hora de hoy o mañana temprano.
El plasma viaja hacia nosotros a una velocidad de 1.400 km por segundo o, lo que es lo mismo, a algo más de cinco millones de km. por hora. Cuando nos alcance, no causará daños en satélites ni en sistemas eléctricos o de comunicaciones. Eso sí, nos ofrecerá todo un espectáculo en forma de auroras boreales.
Autor: José Manuel Nieves |
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