El cerebro se beneficia cuando se calza el jogging
Por Facundo Manes, neurólogo
Por Facundo Manes, neurólogo
En la película Invictus , que retrata una porción del tiempo en el cual Nelson Mandela fue presidente de Sudáfrica, se lo ve de madrugada emprendiendo una caminata imprescindible , a pesar de las reconsideraciones que solicitaban los custodios por lo peligrosa que podía ser la travesía. Y no es el Mandela de Invictus el único que frente a grandes desafíos intelectuales – reconstruir y reconciliar una nación partida en dos parece una tarea que requiere valor y mucha inteligencia- optó por conservar un consuetudinario ejercicio físico. Porque, ¿cómo repercute el ejercicio físico en nuestra salud mental? Toda persona que haya hecho alguna vez actividad física conoce esa sensación tan característica que experimentamos después de un entrenamiento. Gran parte de esa sensación se debe a que nuestro cuerpo produce endorfina s, un conjunto de opioides naturalmente sintetizados por el organismo que tienen un importante efecto en calmar los dolores y modular nuestro ánimo. De hecho, personas que realizan actividad física de manera consistente tienen niveles más bajos de depresión, ansiedad e ira. El camino biológico por el cual sucede esto es aún materia de debate, pero estudios de distintos laboratorios han demostrado que existen múltiples vías neurobiológicas involucradas en el efecto de la actividad sobre nuestro cerebro, sus químicos y, en consecuencia, nuestra conducta. Estas vías incluyen la activación de múltiples cascadas moleculares de enzimas que favorecen la depuración de depósitos tóxicos en nuestro cerebro, otras que estimulan la formación de factores de crecimiento que ayudan a la formación de neuronas y la conexión entre éstas.
Además, el ejercicio facilita caminos que conectan el sistema nervioso con otros aparatos, tales como el cardiovascular y el digestivo, generando una orquesta biológica que funciona a favor de nuestra salud . Tanto es así, que distintos grupos de investigación han demostrado los beneficios del entrenamiento en la reducción del riesgo de desarrollar los síntomas de distintas enfermedades que afectan el cerebro. Por ejemplo, científicos de Suecia demostraron que personas en edad media que entrenan al menos dos veces por semana tienen 60% menos de probabilidad de desarrollar trastornos cognitivos en comparación a personas sedentarias (según estos estudios, este entrenamiento debe ser de, por lo menos, 25 a 30 minutos y moderada a altamente aeróbico para producir un verdadero efecto). Del mismo modo, programas de entrenamiento físico en pacientes con ansiedad y depresión han demostrado una mejor respuesta al tratamiento.
No hace falta tener una condición patológica para que nuestro cerebro se beneficie del ejercicio: en un estudio con 120 adultos mayores sedentarios pero saludables y sin problemas de memoria se asignó a la mitad un programa de actividad física de tres veces por semana; después de un año, se encontró que el volumen de sus hipocampos – una estructura fundamental para la consolidación de la memoria – no sólo no había disminuido como suele suceder en los adultos mayores, sino que además había aumentado de tamaño . Asimismo, los efectos se pueden ver de inmediato cuando se hacen pruebas específicas. Por ejemplo, en un estudio en Irlanda, un grupo de hombres sedentarios completaron una prueba de memoria. La mitad, luego, se sentó en una bicicleta fija sin pedalear por 30 minutos. La otra mitad se entrenó de manera intensa hasta agotarse. Este último grupo demostró una gran mejoría respecto del anterior cuando volvieron a hacer la prueba de memoria. Al analizar su sangre, los investigadores notaron que en el grupo que había realizado ejercicio había niveles elevados de una proteína que promueve la salud de las neuronas.
Esta reflexión viene a horadar un poco más ese cliché de cerebro/cuerpo como universos escindidos (que dan como resultado, por ejemplo, la figura del intelectual sedentario o del atleta irreflexivo) y decir que para mantener saludable la mente se necesita, entre otras prácticas, del ejercicio físico.
Así lo entendió el Mandela de Invictus y tantos otros que deben afrontar la realidad de manera inteligente y creativa. Parafraseando al glorioso verso del poeta portugués Fernando Pessoa, caminar también es preciso.
*Director del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO) y del Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro. Presidente del Grupo de Investigación en Neurología Cognitiva de la Federación Mundial de Neurología.
Facundo Manes http://facundomanes.com/
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Publicado en Bibliopolisunmundodelibros.
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