El médico estadounidense, que también es pediatra en el Hospital Infantil de Boston, participó en unas jornadas organizadas por la Fundación Roger Torné en el Museo de la Ciencia CosmoCaixa, en las que destacó que los habitantes del primer mundo no están al margen.
Pregunta. ¿Qué efectos tiene el cambio climático sobre la salud humana?
Respuesta. El cambio climático debe ser entendido como un problema grave para el bienestar humano, porque afecta sus tres ejes principales, es decir, comida, agua potable y aire limpio. En el verano de 2003, más de 35.000 personas murieron en Europa debido a una ola de calor. Ningún científico dirá que esta ola de calor fue causada directamente por el cambio climático, pero lo que sí dirá es que la probabilidad de que este tipo de fenómeno se repita en pocos años, teniendo en cuenta el nivel de emisiones de gases, se ha doblado. Desafortunadamente, a pesar de que la evidencia demuestra que las olas de calor van a acaecer más a menudo o que los suministros de agua y los acuíferos se están agotando, sigue existiendo gente que niega la existencia del cambio climático por varias razones.
P. ¿Cuáles?
R. Por un lado, se trata de un fenómeno abstracto, porque es científico e implica hablar de probabilidades. Además, sus efectos son difíciles de ver. Otras amenazas anteriores, como una guerra nuclear, que han conseguido movilizar a los ciudadanos para limitar sus riesgos y que han tenido el mismo potencial dañino para la humanidad, han tenido consecuencias claramente visibles, pero, en el caso del cambio climático, que va a ser una de las mayores amenazas para la salud humana en este siglo XXI, los efectos se van produciendo a cámara lenta. Hay más: frenar estos efectos exige cambiar el modo en que obtenemos energía y hay mucha gente que tiene miedo a los cambios, particularmente en época de crisis. Pero cuanto más esperemos, más vamos a notar su impacto. Para muchos, la falsa ilusión más peligrosa de nuestro tiempo consiste en negar la existencia del cambio climático y sus efectos sobre la salud humana.
P. Pero, ¿cómo se puede demostrar una relación inequívoca?
R. La gente de los países desarrollados piensa que el cambio climático es un problema de otros. Y eso no es verdad. Aunque es cierto que las infecciones emergentes van a ser más graves en África y el sudeste asiático, los europeos y estadounidenses son en absoluto inmunes. Como pediatra, observo que el cambio climático es un grave problema para los niños asmáticos. Uno de los contaminantes del aire más presentes en los países industrializados y más dañino para los niños asmáticos es el ozono, que es tóxico para los pulmones y que se produce por la combustión de fósiles, pero su efecto se ve potenciado con el calor, que aumenta año tras año debido al cambio climático. Este es un grave problema para ese 10% de niños asmáticos que vive en grandes ciudades, como Barcelona o Madrid. Si exponemos a un niño con asma a la polución por ozono y a un aumento de la temperatura, su cuadro empeorará gravemente. Y eso ya está sucediendo en los países industrializados, donde la prevalencia y las muertes por asma están aumentando espectacularmente desde hace 20 años.
P. ¿Qué otras enfermedades van a resurgir o empeorar?
R. Hay muchas otras enfermedades que van a empeorar debido al cambio climático. Por ejemplo, este fenómeno está alterando ya la intensidad en el ciclo de lluvias: cada vez habrá más inundaciones combinadas con periodos de sequía que, junto con olas de calor, potencian la aparición de incendios forestales, que a su vez producen enormes cantidades de partículas contaminantes muy perjudiciales para los pulmones. Este es un problema que va a afectar cada día más a los habitantes de muchas áreas de España. Además, las partículas suspendidas recorren distancias enormes. Lo mismo sucedería con las inundaciones. En Estados Unidos, el 50% de los brotes de enfermedades infecciosas relacionadas con inundaciones, como la diarrea, ocurren cuando aparecen precipitaciones extremas, porque nuestras ciudades no están preparadas para canalizar y tratar esa ingente cantidad de agua, y los niños son los que están más expuestos.
P. Pero los niños no mueren de diarrea en los países desarrollados... mientras que hace poco más de dos meses se detectó un caso de contagio de malaria autóctona en España, donde se consideraba erradicada desde hacía 50 años.
R. La reaparición de enfermedades como la malaria en países como España viene determinada también por otros factores. De hecho, ya ha habido casos en otras épocas con temperaturas más bajas. Si yo fuera ciudadano español, me preocuparía más hacia dónde van a ir esos millones de africanos que no pueden subsistir en sus países de origen, porque no pueden cultivar la tierra, debido al cambio climático.
P. ¿Qué podemos hacer los ciudadanos?
R. La temperatura media de los últimos años es superior a la observada en los últimos 2.000 años. Y la naturaleza se encarga de recordárnoslo de muy diversas formas: la gente se piensa que las infecciones flotan en el aire, pero algunas de ellas, como el SARS o la gripe A, pasan de animales a humanos, como resultado del impacto cada vez mayor del hombre sobre los ecosistemas. No pretendo sembrar el miedo, sino dar razones para que la gente entienda la importancia de lo que cada uno puede hacer para cambiar los efectos del cambio climático, porque encontrar soluciones entre naciones sigue siendo muy difícil sin la presión de las comunidades locales y las personas individuales. Tengo mucha fe en las generaciones futuras que ya estudian causas y consecuencias del cambio climático en las aulas.
Autor: Marta Espar |
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