martes, 19 de agosto de 2025

Baja densidad mineral ósea no detectada en pacientes sometidos a cirugía de fusión lumbar: prevalencia y factores de riesgo

 Baja densidad mineral ósea no detectada en pacientes sometidos a cirugía de fusión lumbar: prevalencia y factores de riesgo



Baja densidad mineral ósea no detectada en pacientes sometidos a cirugía de fusión lumbar: prevalencia y factores de riesgo

NASSJ
@NASSJournal
Köhli et al. informan de una alta prevalencia de baja densidad mineral ósea en una población sometida a cirugía de fusión lumbar:
@NASSspine @ElsOrthopaedics
#orthotwitter #orthopedics #spine #medtwitter

Undetected low bone mineral density in patients undergoing lumbar fusion surgery—prevalence and risk factors – North American Spine Society Journal (NASSJ)


Introducción

La cirugía de fusión lumbar (LFS, por sus siglas en inglés) se utiliza para tratar patologías degenerativas de la columna cuando el manejo conservador falla. El éxito quirúrgico depende en gran parte de la calidad ósea, ya que una baja densidad mineral ósea (DMO) se asocia con complicaciones como aflojamiento de implantes, pseudoartrosis y fracturas adyacentes. Aunque la osteoporosis y la osteopenia son frecuentes en esta población, muchos casos permanecen sin diagnóstico, lo que limita la optimización perioperatoria. Las guías actuales recomiendan densitometría ósea (DXA) en mujeres mayores de 65 años y hombres mayores de 70, pero en la práctica clínica los métodos oportunistas como la tomografía cuantitativa (qCT) pueden mejorar la detección. El objetivo de este estudio fue determinar la prevalencia de baja DMO (osteopenia y osteoporosis) y los factores de riesgo asociados con osteoporosis no diagnosticada en pacientes sometidos a fusión lumbar.

Métodos

Se realizó un análisis transversal secundario de una base de datos prospectiva institucional en un centro académico de columna (Hospital for Special Surgery, NY), entre 2014 y 2023. Se incluyeron pacientes adultos con diagnóstico degenerativo programados para fusión lumbar. Todos contaban con tomografía preoperatoria, y mediante qCT se calcularon valores de DMO en L1–L2. Se definió osteoporosis como DMO <80 mg/cm³ o diagnóstico previo, y osteopenia entre 80–120 mg/cm³. Se recogieron datos demográficos, comorbilidades, escalas clínicas (ODI, NRS dolor lumbar y radicular), consumo de alcohol/tabaco y suplementación con vitamina D. Se realizaron análisis descriptivos, comparativos y modelos de regresión logística uni- y multivariable para identificar factores de riesgo de osteoporosis y de casos no diagnosticados.

Resultados

De 675 pacientes evaluados, 578 fueron incluidos (54 % mujeres; edad mediana 65 años; IMC mediano 28,9 kg/m²).

  • Prevalencia global: 31 % presentaron osteoporosis (182 pacientes), de los cuales 114 ya tenían diagnóstico previo y 68 fueron detectados únicamente por qCT. La osteopenia se halló en 34 % de los pacientes, resultando en 66 % con calidad ósea alterada.
  • Osteoporosis no diagnosticada: Representó el 12 % de toda la cohorte y el 37 % de los casos osteoporóticos.
  • Factores asociados a osteoporosis: edad avanzada y sexo femenino fueron predictores independientes.
  • Factores asociados a osteoporosis no diagnosticada: más frecuentes en varones, pacientes con IMC elevado y de mayor edad. Estos pacientes presentaron valores de DMO más bajos, suplementación con vitamina D casi inexistente y dolor radicular ligeramente más severo.
  • Distribución por sexo y edad: aunque la osteoporosis fue más común en mujeres (41 % vs 20 % en hombres), los hombres osteoporóticos estaban más frecuentemente sin diagnóstico (64 % vs 26 % en mujeres). En varones de 60–79 años, ~70 % de los casos eran no diagnosticados.

Discusión

El estudio confirma que los pacientes sometidos a LFS presentan una prevalencia notablemente mayor de osteoporosis y osteopenia que la población general. Esto puede deberse a:

  1. Mayor riesgo de osteoporosis en sujetos con degeneración lumbar y discapacidad.
  2. Limitaciones de la DXA, que tiende a sobreestimar la DMO en presencia de cambios degenerativos.
  3. Mayor sensibilidad del qCT para detectar pérdida de densidad trabecular.

Se evidenció que los varones, particularmente con mayor IMC, son sistemáticamente menos diagnosticados y, por tanto, menos tratados antes de cirugía, lo que puede incrementar complicaciones postoperatorias. Esto subraya la necesidad de protocolos de cribado más amplios, incluyendo varones y pacientes con factores de riesgo adicionales. La detección temprana permite instaurar terapias antiosteoporóticas (por ejemplo, anabólicos PTH), las cuales han demostrado reducir complicaciones en este contexto.

Conclusiones

  • Dos tercios de los pacientes sometidos a fusión lumbar presentan DMO comprometida (osteopenia u osteoporosis).
  • Un tercio de los casos de osteoporosis permanecen sin diagnosticar antes de la cirugía, especialmente en varones con mayor IMC.
  • La edad avanzada y el sexo femenino predicen la presencia de osteoporosis, pero el infradiagnóstico se concentra en hombres.
  • Es imperativo que los cirujanos de columna consideren la evaluación sistemática de la DMO, más allá de las recomendaciones poblacionales actuales, para optimizar resultados quirúrgicos y prevenir complicaciones.

Palabras clave

  • Cirugía de fusión lumbar
  • Osteoporosis
  • Osteopenia
  • Densidad mineral ósea
  • Tomografía cuantitativa (qCT)
  • Diagnóstico no detectado
  • Factores de riesgo

Undetected low bone mineral density in patients undergoing lumbar fusion surgery-prevalence and risk factors – PubMed

Undetected low bone mineral density in patients undergoing lumbar fusion surgery—prevalence and risk factors – PMC

Undetected low bone mineral density in patients undergoing lumbar fusion surgery—prevalence and risk factors – North American Spine Society Journal (NASSJ)

Köhli PC, Hambrecht J, Zhu J, Chiapparelli E, Schönnagel L, Guven AE, Duculan R, Otto E, Kienzle A, Evangelisti G, Shue J, Tsuchiya K, Burkhard MD, Mancuso CA, Sama AA, Girardi FP, Cammisa FP, Hughes AP. Undetected low bone mineral density in patients undergoing lumbar fusion surgery-prevalence and risk factors. N Am Spine Soc J. 2025 Jan 31;21:100591. doi: 10.1016/j.xnsj.2025.100591. PMID: 40041543; PMCID: PMC11876750.

© 2025 The Author(s)

This is an open access article under the CC BY-NC-ND license (http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/).

PMCID: PMC11876750  PMID: 40041543








Tratamiento artroscópico completo del síndrome de chasquido escapular: Bursectomía, liberación del elevador de la escápula y escapulectomía parcial

 Tratamiento artroscópico completo del síndrome de chasquido escapular: Bursectomía, liberación del elevador de la escápula y escapulectomía parcial


Tratamiento artroscópico completo del síndrome de chasquido escapular: Bursectomía, liberación del elevador de la escápula y escapulectomía parcial

Arthroscopy Journal
@ArthroscopyJ
¿Desea tratar el síndrome de chasquido escapular mediante artroscopia? ¡Vea este nuevo video sobre la técnica!

#CirugíaDeHombro #CirugíaOrtopédica #ChasquidoEscapular #TécnicasQuirúrgicas #ShoulderSurgery #OrthopedicSurgery #SnappingScapula #SurgicalTechniques

Full-House Arthroscopic Treatment of Snapping Scapula Syndrome: Bursectomy, Levator Scapulae Release, and Partial Scapulectomy – Arthroscopy Techniques

Introducción

La articulación escapulotorácica es única debido a la interacción de la escápula cóncava con la caja torácica convexa, lo cual permite un adecuado movimiento glenohumeral. Alteraciones en esta relación —por osteofitos, irregularidades costales, tubérculo de Luschka u otras— pueden generar fricción dolorosa y el característico chasquido, definiendo el síndrome de la escápula que chasquea (Snapping Scapula Syndrome, SSS).
El tratamiento inicial es conservador: fisioterapia, analgésicos y eventualmente infiltraciones con corticosteroides. Cuando estas medidas fracasan, la cirugía es una opción, siendo la artroscopia cada vez más utilizada por su carácter mínimamente invasivo. La técnica estándar incluye bursectomía y escapulectomía parcial; sin embargo, la participación del músculo elevador de la escápula en la fisiopatología del SSS ha motivado la inclusión de su liberación como parte integral de un abordaje denominado “Full-House Arthroscopic Treatment”.

Métodos – Técnica Quirúrgica

El artículo describe una técnica artroscópica reproducible, estandarizada en 8 pasos:

  1. Posicionamiento del paciente: decúbito prono con el brazo en “chicken wing” (rotación interna, codo a 90°, dorso de la mano en región lumbar) para ampliar el espacio escapulotorácico.
  2. Colocación de portales: se emplean cuatro portales estratégicos (superomedial, superior de trabajo, visión y trabajo inferior), ubicados a 3 cm del borde medial de la escápula para reducir riesgo de lesión del nervio dorsal escapular.
  3. Bursectomía infraserrata: resección cuidadosa de la bursa escapulotorácica con shaver y ablador, manteniendo orientación constante (escápula como “techo”, tórax como “suelo”).
  4. Identificación del ángulo superomedial: mediante aguja a través del portal superomedial y retracción asistida de la escápula.
  5. Liberación del elevador de la escápula: sección controlada del tercio proximal del tendón, considerado clave en la génesis del dolor.
  6. Exposición del ángulo superomedial: delimitación ósea nítida antes de resección.
  7. Escapulectomía parcial: resección progresiva con fresa del ángulo superomedial de la escápula hasta exponer fibras del trapecio, evitando daño muscular.
  8. Regularización de bordes: pulido con fresa redonda para eliminar aristas y prevenir irritación posoperatoria.

Se presentan además perlas técnicas y errores a evitar (ej. evitar resección ósea excesiva, mantener siempre la orientación anatómica, proteger fibras del trapecio).

Resultados – Discusión

La literatura previa ha mostrado que bursectomía y escapulectomía parcial brindan alivio sintomático, pero algunos pacientes persisten con dolor debido a la tensión del elevador de la escápula, que contribuye a la malposición escapular y dolor cervical asociado. Estudios como el de Vastamäki (2016) documentaron mejoría temprana en más del 50% de pacientes tras liberar dicho tendón.
El abordaje artroscópico ofrece varias ventajas frente a la cirugía abierta: menor dolor posoperatorio, mejor visualización, resección precisa, menor morbilidad y recuperación más rápida. Sus desventajas incluyen curva de aprendizaje prolongada, espacio quirúrgico limitado y riesgo de resección incompleta o lesión neurovascular.

El artículo subraya que la correcta selección del paciente y la planificación quirúrgica (considerando disquinesia escapular o patología de hombro asociada) son esenciales para optimizar resultados.

Rehabilitación posoperatoria

  • El uso de cabestrillo es opcional y solo por confort.
  • La fisioterapia inicia desde el primer día con movilización controlada para prevenir adherencias periescapulares y restaurar la cinemática normal.
  • Se enfatiza la progresión hacia amplitud completa de movimiento, fortalecimiento de musculatura periescapular y estabilización de la cintura escapular.

Conclusiones

El tratamiento artroscópico “Full-House” del síndrome de la escápula que chasquea —incluyendo bursectomía, liberación del elevador de la escápula y escapulectomía parcial— representa una técnica mínimamente invasiva, reproducible y segura, que permite mejorar el dolor y la función en pacientes refractarios al manejo conservador. El éxito depende de una estricta secuencia técnica, adecuada orientación intraoperatoria y rehabilitación temprana.


Full-House Arthroscopic Treatment of Snapping Scapula Syndrome: Bursectomy, Levator Scapulae Release, and Partial Scapulectomy – ScienceDirect

Full-House Arthroscopic Treatment of Snapping Scapula Syndrome: Bursectomy, Levator Scapulae Release, and Partial Scapulectomy – Arthroscopy Techniques

Full-House Arthroscopic Treatment of Snapping Scapula Syndrome: Bursectomy, Levator Scapulae Release, and Partial Scapulectomy

Gomez, Gonzalo et al.
Arthroscopy Techniques, Volume 0, Issue 0, 103671
Copyright: © 2025 The Authors. Published by Elsevier Inc. on behalf of the Arthroscopy Association of North America.

viernes, 15 de agosto de 2025

Encuesta Nacional sobre el Manejo Antitrombótico en Cirugía Menor de Mano

 Encuesta Nacional sobre el Manejo Antitrombótico en Cirugía Menor de Mano


Encuesta Nacional sobre el Manejo Antitrombótico en Cirugía Menor de Mano

J Hand Surg Am- ASSH
@JHandSurg
Nuevo #ResumenVisual
Encuesta Nacional sobre el #ManejoAntitrombótico en #CirugíaMenorDeMano
@UWCheritonCS @StJoesHamilton @machealthsci
#EvaluaciónDelRiesgoDeHemorragia #VariaciónEnLaPrácticaClínica #AnticoagulaciónPerioperatoria #CirugíaDeMano

National Survey on Antithrombotic Management in Minor Hand Surgery – Journal of Hand Surgery

Introducción

La suspensión temporal de medicamentos antitrombóticos en procedimientos quirúrgicos puede aumentar el riesgo tromboembólico. Muchos pacientes sometidos a cirugías menores de la mano reciben estos fármacos, lo que exige un manejo perioperatorio cuidadoso. Aunque existen guías generales —como las de Thrombosis Canada y CHEST— para el manejo perioperatorio de antitrombóticos, no abordan explícitamente los procedimientos menores de la mano. La evidencia disponible sugiere que estas intervenciones, realizadas bajo control de torniquete o técnica WALANT, se asocian a bajo riesgo de sangrado. Sin embargo, se desconoce el grado de adherencia de los cirujanos de mano a estas recomendaciones. El objetivo principal fue describir las prácticas actuales de manejo perioperatorio de anticoagulantes y antiagregantes en Canadá para cirugías menores de la mano y su alineación con las guías clínicas.

Métodos

Se realizó un estudio transversal descriptivo mediante una encuesta electrónica (LimeSurvey) a cirujanos plásticos y reconstructivos en Canadá que realizan cirugías menores de mano. La invitación se distribuyó por la Canadian Society of Plastic Surgery y programas académicos de cirugía de mano en 2024. Se incluyeron cirujanos activos (>50 % de práctica en Canadá) que realizan ≥0,5 días/mes de cirugía menor de mano. La encuesta presentó 9 viñetas clínicas (tres procedimientos: exéresis de tejido blando, liberación de dedo en resorte y liberación de túnel carpiano), variando únicamente el fármaco antitrombótico (ácido acetilsalicílico [AAS], apixabán o warfarina). Se recogieron datos demográficos, uso de guías, acceso a expertos en trombosis, percepción de riesgo hemorrágico y decisión de suspender o continuar el fármaco. Se aplicaron estadísticas descriptivas, razones de momios (OR) y pruebas chi-cuadrado/Fisher para asociaciones.

Resultados

Participaron 74 cirujanos (68,9 % hombres, media de edad 49,3 años, 18,1 años de experiencia). El 91,9 % trabajaba en entornos académicos y el 62,2 % se identificó como cirujano de mano; el 54,1 % tenía formación de fellowship. Solo el 17,6 % reportó usar guías (principalmente Thrombosis Canada).
La mayoría consideró las intervenciones de bajo riesgo hemorrágico sin medicación (95,9 % para exéresis y dedo en resorte; 89,2 % para túnel carpiano). Con medicación, la percepción de bajo riesgo cayó a 71,2 % con apixabán y 59,9 % con warfarina. Las tasas medias de suspensión fueron: AAS 26,6 %, warfarina 37,8 %, apixabán 47,7 %. La consulta con hematología fue más frecuente con warfarina (hasta 37,8 % en túnel carpiano) y se asoció significativamente con mayor probabilidad de suspender el fármaco (OR hasta 19,4). Ser no especialista en mano también se asoció con mayor suspensión (OR 3,50). El uso de torniquete (43,2 % en general) no se asoció con cambios en la decisión.

Discusión

Existe una variabilidad considerable en el manejo perioperatorio de antitrombóticos en cirugía menor de mano en Canadá, con una brecha notable entre la práctica real y las recomendaciones de guías que sugieren continuar la medicación en procedimientos de bajo riesgo. Factores como la especialidad del cirujano y la consulta con hematología influyen en la suspensión, posiblemente por un enfoque más conservador o menor familiaridad con la evidencia. La literatura respalda la seguridad de continuar la anticoagulación en estas cirugías, con riesgos hemorrágicos clínicamente bajos (≈2 % de hematomas que requieren reintervención con warfarina, sin aumento de complicaciones con anticoagulantes/antiagregantes en series amplias). Las limitaciones incluyen posible sesgo de respuesta, no inclusión de ortopedistas y predominio de entornos académicos. Se sugiere mayor difusión y adopción de guías basadas en evidencia para homogeneizar la práctica y optimizar resultados.


Palabras clave

  • Manejo antitrombótico
  • Cirugía menor de mano
  • Riesgo de sangrado
  • Anticoagulación perioperatoria
  • Variabilidad clínica
  • Apixabán
  • Warfarina
  • Aspirina

National Survey on Antithrombotic Management in Minor Hand Surgery – PubMed

National Survey on Antithrombotic Management in Minor Hand Surgery – Journal of Hand Surgery

Haas J, Douketis J, Farrokhyar F, Amminejad M, Krofchak C, Retrouvey H. National Survey on Antithrombotic Management in Minor Hand Surgery. J Hand Surg Am. 2025 Aug;50(8):922-929. doi: 10.1016/j.jhsa.2025.04.019. Epub 2025 Jun 28. PMID: 40580174.

Copyright: © 2025 by the American Society for Surgery of the Hand. Published by Elsevier Inc.

Artroplastia de rodilla comparada con distracción articular para la osteoartritis: un ensayo controlado aleatorizado de fase III

 Artroplastia de rodilla comparada con distracción articular para la osteoartritis: un ensayo controlado aleatorizado de fase III


Artroplastia de rodilla comparada con distracción articular para la osteoartritis: un ensayo controlado aleatorizado de fase III

OOEC
@OOEC_Oxford
Último artículo de @hamilton_tw, B Lineham y el Grupo de Estudio #KARDS disponible en @BoneJointOpen
Oxford #Leeds #DistracciónArticular #ArtroplastiaDeRodilla
https://boneandjoint.org.uk/article/10.1302/2633-1462.68.BJO-2024-0120.R2 vía @BoneJointOpen

Knee arthroplasty compared with joint distraction for osteoarthritis: a phase III randomized controlled trial | Bone & Joint

Introducción

La artroplastia total de rodilla (ATR) es un tratamiento clínicamente eficaz y costo-efectivo para la artrosis (OA) avanzada sintomática, con supervivencia protésica >95% a 10 años. Sin embargo, en pacientes ≤65 años existe un alto riesgo de revisión (≈1/3 en hombres) y menor tasa de éxito funcional a mediano plazo. La distracción articular de rodilla (KJD) es una alternativa preservadora de la articulación que reduce temporalmente la carga mecánica, estimulando mecanismos intrínsecos de reparación del cartílago. La evidencia comparativa es limitada, con solo dos ensayos aleatorizados previos de un mismo centro holandés. El estudio KARDS buscó evaluar la efectividad clínica y costo-efectividad de KJD frente a ATR en pacientes ≤65 años con OA sintomática refractaria a tratamiento no quirúrgico.

Métodos

Ensayo clínico aleatorizado, multicéntrico, pragmático, fase III, de no inferioridad. Participantes: adultos de 18–65 años, OA de rodilla sintomática y refractaria, candidatos a ATR, con ligamentos colaterales íntegros, alineación adecuada y deformidad en flexión ≤10°. Exclusiones: obliteración completa del espacio articular tibiofemoral, OA aislada patelofemoral, artritis inflamatoria, baja densidad ósea, cirugías recientes de rodilla (excepto artroscopia), peso >120 kg, embarazo, cáncer activo, ATR previa en cualquier extremidad, entre otras.
Aleatorización 1:1 a KJD (distracción lineal estática de 5 mm mediante fijador externo durante 6 semanas) o ATR (técnica e implantes según práctica habitual del cirujano).
Variable principal: subescala de dolor KOOS a 12 meses (0–100, mayor puntaje = mejor función). Secundarias: otras subescalas KOOS, Oxford Knee Score (OKS), escala visual analógica (VAS) de dolor, movilidad, “timed up-and-go” (TUG), complicaciones, reintervenciones y análisis económico. El reclutamiento se interrumpió por suspensión de cirugías electivas durante la pandemia COVID-19.

Resultados

De 354 pacientes evaluados, 24 fueron aleatorizados (11 KJD, 13 ATR). Mediana de edad: 60 años; 71% hombres; 58% OA grado 4 de Kellgren-Lawrence; características basales balanceadas.
A los 12 meses, ambos grupos mejoraron el dolor KOOS:

  • KJD: de 38,9 (RIC 30,6–41,7) a 55,6 (RIC 41,7–94,4)
  • ATR: de 30,6 (RIC 11,1–36,1) a 75,0 (RIC 66,7–88,9)
    Mejoras similares se observaron en otras subescalas KOOS, VAS, OKS y movilidad, aunque el reducido tamaño muestral impidió comparaciones concluyentes. El grupo ATR mostró mayor mejoría en TUG.
    Complicaciones: en KJD, dos infecciones de trayecto de clavo (22%) y una fractura femoral en zona de pin (11%); en ATR, un caso de rotura de broca intraoperatoria.
    Análisis económico (12 meses): coste medio KJD £10.441 vs ATR £6.101. La ganancia de calidad de vida (EQ-5D-3L) fue menor en KJD.
    Sensibilidad: los pacientes con OA grado 4 tuvieron mayores mejoras de dolor que grados 2–3 en ambos grupos.

Discusión

Aunque interrumpido precozmente, el ensayo demostró que KJD es técnicamente factible y seguro, con mejoría clínica en dolor y función similar a la descrita en estudios previos. No obstante, ATR mostró tendencias a mejores resultados funcionales y menor coste en este pequeño grupo. La incidencia de complicaciones relacionadas con los pines y el mayor coste de KJD son consideraciones relevantes. El retraso de la ATR en pacientes jóvenes sigue siendo un objetivo clínico, pero la evidencia comparativa definitiva requiere estudios más amplios y con poder estadístico suficiente.

Conclusiones

En este ensayo limitado, tanto KJD como ATR mejoraron significativamente el dolor y la función a 12 meses. La efectividad clínica y costo-efectividad de KJD frente a ATR sigue siendo incierta. Se recomienda que KJD se realice dentro de protocolos de investigación y con adecuada información al paciente sobre sus beneficios y riesgos.


Palabras clave

  • Artroplastia total de rodilla
  • Distracción articular de rodilla
  • Osteoartritis de rodilla
  • Ensayo clínico aleatorizado
  • Preservación articular
  • Dolor KOOS
  • Análisis costo-efectividad
  • Fijador externo

Knee arthroplasty compared with joint distraction for osteoarthritis: a phase III randomized controlled trial – PubMed

Knee arthroplasty compared with joint distraction for osteoarthritis: a phase III randomized controlled trial – PMC

Knee arthroplasty compared with joint distraction for osteoarthritis: a phase III randomized controlled trial | Bone & Joint

Hamilton TW, Lineham B, Stocken DD, Pandit H; KARDS Study Group; Muli A, Kelly R, Collier H, Mujica-Mota R, Metcalfe A, Simpson H, Murray DW, Sharma H, McGonagle D, Ellard DR, Croft J, Stokes J, Harwood P. Knee arthroplasty compared with joint distraction for osteoarthritis: a phase III randomized controlled trial. Bone Jt Open. 2025 Aug 6;6(8):886-893. doi: 10.1302/2633-1462.68.BJO-2024-0120.R2. PMID: 40763924; PMCID: PMC12324894.

© 2025 Hamilton et al.

This is an open-access article distributed under the terms of the Creative Commons Attribution Non-Commercial No Derivatives (CC BY-NC-ND 4.0) licence, which permits the copying and redistribution of the work only, and provided the original author and source are credited. See https://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/

PMCID: PMC12324894  PMID: 40763924








miércoles, 13 de agosto de 2025

Mala conducta en la ciencia y la medicina

 Mala conducta en la ciencia y la medicina


Mala conducta en la ciencia y la medicina


Mala conducta en la ciencia y la medicina

INSTRUCTIONAL LECTURE: GENERAL ORTHOPAEDICS
Autor: Alain Charles Masquelet
Afiliación: National Academy of Medicine, París, Francia
Correspondencia: acmasquelet@free.fr
Este trabajo fue presentado como Instructional Lecture en el 24º Congreso Anual de EFORT en mayo de 2023, Viena, Austria.
EFORT Open Reviews (2025) 10: 439–444https://doi.org/10.1530/EOR-2025-0126.

Palabras clave (original): orthopedics; orthopaedics; misconduct; Covid; Covid-19


Un aspecto positivo de la crisis sanitaria por Covid-19 fue recordarnos que la ciencia —y en particular la ciencia médica— no es un largo río tranquilo, majestuoso y prístino. En los primeros meses de la pandemia, la crisis puso de manifiesto un problema que, si no tabú, al menos suele permanecer escondido. Ese problema recibe muchos nombres: impostura, mistificación, engaño. Pero, como se le llame, es y sigue siendo lo que es: fraude… fraude científico.

Volvamos a inicios de 2020, cuando Francia impuso su primer confinamiento. Duró tres meses y, en junio, el país quedó convulsionado cuando lectores no especializados de la prensa general descubrieron con asombro que la ciencia médica puede estar plagada no solo de errores de todo tipo —por supuesto—, sino también de conductas indebidas e incluso fechorías.

Todo comenzó con una advertencia —una “expresión de preocupación” (1)— publicada en The Lancet el 3 de junio, respecto a un artículo que la revista había publicado menos de dos semanas antes (2). Ahora bien, cualquier artículo que aparece en The Lancet es, a priori, fidedigno. El artículo, publicado el 22 de mayo, informaba sobre un estudio basado en expedientes electrónicos de 96 000 pacientes hospitalizados por Covid-19 (3). El estudio sugería con fuerza que los pacientes tratados con cloroquina o hidroxicloroquina tenían mayor mortalidad y más problemas cardiacos; y fue ese artículo el que llevó a la Organización Mundial de la Salud a suspender la inclusión de pacientes tratados con cloroquina en su ensayo clínico internacional Solidarity. Del mismo modo, en Francia, el ministro Olivier Véran solicitó la opinión del Alto Consejo de Salud Pública, que se declaró desfavorable al uso de cloroquina, al menos en el contexto hospitalario; de igual manera, se suspendió el ensayo Discovery de INSERM.

Un tal Mandeep Mehra, de la Harvard Medical School, había realizado el estudio. Afirmaba basarse en datos de una empresa llamada Surgisphere, fundada por un cirujano, Sapan Desai.

Desai aseguraba haber reunido 96 000 expedientes médicos de 671 hospitales en seis continentes —incluida África, donde el equipamiento informático dista de ser la regla. Ciento veinte investigadores firmaron una carta abierta exigiendo acceso a los datos brutos para reanalizarlos e incluso verificar su autenticidad. Los responsables de Surgisphere, invocando razones legales, consideraron inadmisible la solicitud. En Francia, Didier Raoult calificó el estudio de “chapucero” y dijo que sus autores “se habían pegado un tiro en el pie”.

No era el primer intento de Sapan Desai de hacer que los datos de su empresa funcionaran como clave de bóveda de las conclusiones de un artículo científico. Había sido coautor de un artículo publicado en The New England Journal of Medicine el 1 de mayo (4). Con resultados basados en datos aportados por Surgisphere, extraídos de expedientes electrónicos de 169 hospitales en tres continentes, el estudio concluía que el uso previo de fármacos antihipertensivos no afectaba la mortalidad por Covid-19. The New England Journal of Medicine, anticipando la “expresión de preocupación” de The Lancet, enseguida emitió una alerta a los lectores citando “preocupaciones significativas sobre la calidad de la información contenida en la base de datos”.

En resumen, la advertencia de The Lancet se convirtió en un auténtico Lancet-gate, amplificado por las redes sociales. El 4 de junio de 2020, el equipo editorial de The Lancet, dirigido por Richard Horton, decidió retractar el artículo, apenas dos días después de haberlo publicado.

“Retractación”… No era la primera vez que The Lancet retractaba un artículo originalmente publicado en sus páginas. En 1998, la célebre revista publicó un estudio con doce niños que afirmaba que algunos habían desarrollado una forma de autismo tras la administración de la vacuna triple vírica (5). La publicación provocó una marcada caída de las tasas de vacunación en Inglaterra y un aumento subsecuente de casos de sarampión. En realidad, un abogado que quería demandar a un laboratorio había comprado al autor, Andrew Wakefield. En 2004, The Sunday Times reveló que los niños ya habían sido diagnosticados de autismo antes de ser vacunados. En 2010, un tribunal del Consejo Médico Británico declaró al médico culpable de fabricar datos y le retiró de por vida el derecho a ejercer en el Reino Unido. Wakefield, que siempre ha negado el fraude, ahora ejerce en Estados Unidos, donde interviene regularmente a favor de lobbies antivacunas.

En 2006, The Lancet volvió a retractar un artículo, después de que su autor, un odontólogo universitario de Oslo, Jon Sudbø, admitiera haber inventado datos para un análisis que concluía que los antiinflamatorios no esteroideos reducían el riesgo de cáncer oral (6). Como comentó entonces el editor Richard Horton: “La revisión por pares es buena para detectar estudios mal diseñados, pero no está pensada para detectar investigación fabricada. Del mismo modo que en la sociedad no siempre se puede prevenir el crimen; en la ciencia no siempre se puede prevenir la fabricación”.

Así pues, no hay fin a este tipo de fraudes, y afectan a todas las disciplinas científicas.

Cyril Burt, reputado psicólogo británico, dedicó gran parte de su carrera a demostrar que la inteligencia era hereditaria comparando los resultados de CI de gemelos idénticos. La publicación de su estudio influyó fuertemente en la política educativa del Reino Unido. Después se descubrió que algunos de esos gemelos nunca existieron (7).

En un artículo publicado en Nature en 2001, Jan Hendrik Schön, un joven físico alemán, afirmó haber logrado desarrollar un transistor molecular (8). Varios equipos no pudieron replicar los resultados y, tras alegar error de buena fe, Schön se vio obligado a admitir que había “retocado” los resultados para hacerlos más convincentes.

En 2006, un investigador coreano, Hwang Woo-Suk, experto conocido en clonación, ocupó titulares científicos (9). Hwang aseguró haber conseguido clonar células humanas, un avance que habría abierto expectativas prometedoras para la investigación. Varios laboratorios intentaron en vano reproducir sus resultados hasta que un equipo estadounidense concluyó que, sin darse cuenta, el investigador coreano había obtenido células embrionarias humanas no por clonación, como afirmaba, sino por partenogénesis. El protocolo coreano hacía difícil la distinción, pero se criticó a Hwang por no realizar comprobaciones básicas.

De manera similar, el cardiólogo italoestadounidense Piero Anversa, de la Harvard Medical School, afirmó en un resonante artículo publicado en The New England Journal of Medicine que los miocitos, las células del músculo cardiaco, eran capaces de regeneración (10). Como ningún otro equipo pudo replicar los resultados del grupo de Harvard, los artículos de Anversa fueron retractados por datos falsificados y/o fabricados, y la mayoría de los colaboradores del equipo dejaron Harvard tras el cierre del laboratorio.

Pero el récord mundial de trampas científicas lo ostenta el investigador japonés en anestesiología Yoshitaka Fujii, expulsado de la Universidad de Tokio en 2012 por haber manipulado nada menos que 180 artículos sobre el supuesto efecto preventivo del granisetrón en las náuseas y vómitos posoperatorios (11).

¿Y mi país, la célebre Patrie des Lumières?
¿Está Francia a salvo de casos de fraude?

Consideremos algunos casos emblemáticos.

Serge Voronoff —cirujano de origen ruso, naturalizado francés, que había hecho una estancia en Nueva York con Alexis Carrel— fue sin duda pionero en la técnica de injertos, en particular óseos, que practicó durante la Primera Guerra Mundial. Entre guerras, gran parte de su actividad se dedicó a injertar tejido de testículo de mono en varones de cierta edad para “restaurar” juventud, fuerza y vigor (12). Durante la década de 1930, más de 500 hombres fueron tratados en Francia con esta técnica de rejuvenecimiento, incluidos numerosos personajes y políticos. Aunque muchos pacientes se mostraron agradecidos (probablemente por el efecto placebo), resultó que ninguna operación de xenoinjerto produjo los resultados esperados.

Del pasado más reciente, algunos recordarán el “caso Benveniste”, un inmunólogo convencido de que el agua poseía una memoria molecular que, de ser real, habría asegurado la felicidad y la fortuna de los homeópatas. Por desgracia, ninguno de sus resultados experimentales pudo replicarse (13). Pese a la refutación experimental, la teoría de la memoria del agua conserva numerosos adeptos —entre ellos el ilustre y fallecido Luc Montagnier, que dio crédito a la teoría al final de su vida, mucho después de recibir el Nobel de Medicina por el descubrimiento del virus del sida (14). Se ve que incluso las mentes más grandes pueden extraviarse.

Aún más recientemente, la bióloga Anne Peyroche, nombrada presidenta interina del CNRS en octubre de 2017, fue señalada poco después por el sitio PubPeer por manipulación de datos (15). Esto le valió finalmente una suspensión de dos semanas.

En esta larga lista, es imposible no mencionar a Didier Raoult, férreo defensor del tratamiento de pacientes con Covid-19 con una combinación de hidroxicloroquina y un macrólido. Inspirado en varios protocolos ensayados en China antes de que la pandemia llegara a Europa, Raoult forjó su íntima convicción sobre la eficacia de la hidroxicloroquina en una breve serie retrospectiva (16). Sin embargo, con una enfermedad como Covid-19, de letalidad relativamente baja, solo los ensayos aleatorizados pueden demostrar la eficacia de un tratamiento. El IHU Méditerranée Infection de Marsella no produjo datos sólidos. Además, Didier Raoult ignoró el dictamen negativo emitido por un Comité de Protección de las Personas.

Del mismo modo, la Assistance Publique – Hôpitaux de Paris se precipitó en anunciar resultados prometedores de tocilizumab en el tratamiento de formas graves de Covid (comunicado oficial AP-HP). Un comité independiente de vigilancia del ensayo había encontrado incoherencias en los datos y consideraba que debía continuarse el ensayo antes de decidir. Ignorando la recomendación, la AP-HP hizo el anuncio prematuro de todos modos.

Por último, aun a riesgo de mellar el halo de un científico francés icónico, debemos mencionar el caso de Pasteur. Año: 1885. Fecha: 6 de julio, cuando Louis Pasteur administró la primera inoculación contra la rabia a un joven alsaciano llamado Joseph Meister, mordido gravemente en brazos y piernas por un perro que luego fue abatido. La base de la vacuna era la atenuación del virus en médula espinal de conejo infectada. Previamente, Pasteur había realizado un experimento en unas dos docenas de perros, con curaciones en aproximadamente el 75% de los casos. Con criterios actuales, tales resultados no son suficientemente significativos. De hecho, su fiel colaborador, el Dr. Roux, se desmarcó de Pasteur en este primer ensayo en humanos, porque si el niño no estaba infectado, corría alto riesgo de contraer la enfermedad por la propia inoculación. Además, solo el 16% de los pacientes mordidos por un perro rabioso contraen realmente la enfermedad. Y no era en absoluto seguro que el perro que mordió al pequeño Meister estuviera realmente rabioso… nunca lo sabremos, pues no se tomó el bulbo raquídeo del perro para inocularlo en conejos. Con todo, Joseph Meister sobrevivió y el evento aseguró la fama mítica de Pasteur.

Pero en esta increíble historia de la vacunación antirrábica hay otro episodio aún más notable. El 8 de octubre de 1886, un perro desconocido muerde a un niño de 12 años llamado Jules Rouyer. Llevan al niño con Pasteur, que realiza la inoculación. Siete semanas después, el 26 de noviembre, el niño muere. Surge la pregunta: ¿debe atribuirse la muerte a la mordedura o a la inoculación de Pasteur? La pericia forense se encomienda a Paul Brouardel, catedrático de medicina legal en París, cercano a Pasteur y defensor temprano de sus tesis. La muestra tomada del bulbo del niño se inocula a dos conejos. Ambos mueren. No hay duda: el niño tenía rabia; o bien fracasó la inoculación o fue la causa de la infección. En enero de 1887, durante una sesión de la Academia de Medicina, Brouardel lee el informe remitido al fiscal. En él, afirma que los dos conejos inoculados con el bulbo del niño están sanos 42 días después de la inoculación. Con base en ese informe, se descarta la hipótesis de rabia y se atribuye la muerte a una crisis de uremia. Poco antes, Brouardel había confiado a Pasteur y colaboradores: “Si no tomo posición a su favor, es un retroceso inmediato de 50 años en la evolución de la ciencia. Eso debe evitarse”. Así, consideraciones pragmáticas —no perjudicar al Instituto, no empañar la reputación de Pasteur— primaron sobre el rigor y la honestidad científica. El hecho es que Brouardel cometió perjurio. Su informe fue fraudulento. La conclusión personal que saco es que Pasteur, químico y no médico, nunca fue lo suficientemente cuidadoso en asuntos médicos. Es razonable pensar que, de haber sido médico, habría tomado precauciones adicionales ante posibles fracasos (17, 18).

Sin embargo, todas estas inconductas, más o menos graves en términos de rigor científico, difícilmente comparan con la perversión de la ciencia por la ideología, y no hay mejor ejemplo que el lisenkoísmo. Nombrado por un agrónomo soviético favorecido por Stalin en la década de 1930, el lisenkoísmo fue una auténtica mistificación. Con el pretexto de que la genética era un vástago del capitalismo occidental, y manipulando distintas variedades de trigo, Trofim Lysenko afirmó demostrar que los genes no existían. En su visión, los genetistas eran enemigos del pueblo y debían ir a la cárcel, si no ser liquidados. Una oportunidad dorada para deshacerse de rivales potenciales (19).

Estas historias distan de ser anecdóticas: dan testimonio de un fenómeno que siempre ha existido, como demuestran tres “fraudores” célebres por sus descubrimientos que han pasado a la historia.

Para empezar, Ptolomeo, reputado mayor astrónomo de la Antigüedad, que describió un sistema geocéntrico del movimiento de los astros según mediciones que decía haber realizado él mismo, cuando en realidad las había hecho 300 años antes el astrónomo griego Hiparco en la isla de Rodas (20). A eso lo llamamos plagio.

Luego Galileo, a menudo presentado como artífice de la matematización de la naturaleza y uno de los fundadores del método científico moderno, que postula que solo la experimentación puede dirimir conjeturas. Sin embargo, respecto a la caída de los cuerpos, nadie ha logrado reproducir sus resultados con la precisión que él aduce. Parece, por tanto, que Galileo, seducido y convencido por la corrección de su teoría mecánica, transformó un experimento mental en uno físico “torsionando” las cifras (21). Eso se llama fabricación de datos.

Por último, Mendel, el monje checo considerado inventor de la genética moderna. Al cruzar guisantes y observar la frecuencia de ciertos rasgos hereditarios, estableció la ley de transmisión génica, aún válida hoy (22). El problema es que sus resultados son estadísticamente demasiado perfectos para ser verdad. En términos actuales, se habla de manipulación de datos.

Claramente, el fraude no es nuevo. ¿Pero está aumentando hoy?
Un artículo de Fang y cols., de 2012, es revelador (23). Su análisis de más de 2000 artículos de medicina y ciencias de la vida indexados en PubMed como retractados reveló que tres cuartas partes se retiraron por mala conducta científica —es decir, por fraude— y solo una cuarta parte por error. Una encuesta de 2009, de la profesora Daniele Fanelli, halló que casi el 2% de los investigadores en medicina admitieron haber fabricado, falsificado o alterado datos o resultados al menos una vez, y alrededor del 15% dijo haberse enterado de fraudes cometidos por colegas (24). Esas cifras sugieren que estamos más inclinados a denunciar a los colegas que a reconocer nuestras propias faltas.

La era digital ha facilitado sin duda el fraude científico… pero también ha facilitado desenmascarar a los defraudadores. Así es como Adam Marcus, editor de Gastroenterology and Endoscopy, y el periodista Arthur Carter cofundaron en 2011 Retraction Watch, un sitio especialmente valioso cuya función es rastrear y listar los artículos retractados (RetractionWatch.com). Conviene distinguir entre un artículo rechazado por un comité editorial —y que, por tanto, no se publica— y un artículo publicado que el comité decide luego retirar… a veces a petición del propio autor al detectar carencias o errores, pero la mayoría de las veces por mala conducta científica.

¿Cuáles son las principales formas de cometer fraude?
El abanico de prácticas dudosas es amplio, desde la simple negligencia hasta la picaresca descarada. Pero pueden identificarse varias modalidades principales:

  • Fabricación, falsificación y/o modificación de datos o resultados.
  • Embellecimiento de datos: quedarse solo con las mediciones que respaldan la idea preconcebida. Es una forma menor de fraude, similar al sesgo científico que se cuela de incógnito en el estudio, a veces de buena fe.
  • Más grave es el conflicto de interés, que induce a favorecer resultados favorables a los financiadores.
  • A esto se suman el plagio y la duplicación de publicaciones en otra revista, ejemplos frecuentes de mala conducta científica.

¿Cuáles pueden ser las razones o motivaciones para cometer fraude?
En el fraude operan procesos psíquicos conscientes e inconscientes. La ofuscación y la íntima convicción de tener razón llevan inevitablemente a “retorcerle el cuello” a la realidad. Es el caso de Galileo, salvado por la exactitud de su experimento mental. Probablemente también el de Raoult, aunque sus afirmaciones han sido contradichas por hechos indiscutibles. La fe obstinada en la corrección de una idea cuando es falsa conduce tarde o temprano a un fraude consciente y organizado, con la esperanza de salvar la cara. Un fraude cometido a sabiendas y del que, por así decirlo, se asume la plena responsabilidad.

Además, el sistema actual de evaluación de investigadores —publicar rápida y frecuentemente para obtener financiación— acentúa el riesgo de fraude. Súmese la presión mediática que exige resultados —o al menos esperanza— ante situaciones difíciles. Un ejemplo paradigmático: aquel anuncio apresurado de resultados positivos con tocilizumab que mencionamos. También cabe citar la carrera por el big data: millones de datos se recogen y “muelen” en un ordenador, con la ilusión de que emergerán revelaciones indiscutibles, en lugar de tomarse el tiempo de analizar meticulosamente los hechos. En un mundo donde superar a la competencia tiende a eclipsar el conocimiento, los abusos se vuelven inevitables.

¿Cuáles son las consecuencias de un fraude probado que exige retractar un artículo?
Para empezar, cuando se revela el fraude, inflige un trauma profundo.

Primero, trauma para el defraudador, vilipendiado y censurado. Luego, más ampliamente, trauma para su entorno inmediato —amigos y colegas—, que experimentan enojo, incredulidad y a veces culpa. Surgen preguntas pertinentes —sobre la imagen futura del laboratorio o servicio clínico; sobre los artículos ya publicados por el defraudador; sobre la legitimidad de las financiaciones concedidas a una investigación ahora desenmascarada como fraudulenta.

La situación del denunciante no es menos problemática. Denunciar un fraude es un paso arduo. Quien alza la voz inicia un camino sembrado de escollos: intentar reproducir el experimento; enfrentarse a colegas que publicaron con el defraudador; confrontar a los expertos encargados de verificar el mérito de la denuncia; y dirigirse a editores y editores comerciales para que la obra fraudulenta sea retractada con total transparencia.

El momento más desestabilizador para todos llega cuando la retractación se hace pública. A partir de ahí, será comentada libre y ampliamente en la prensa generalista y en las redes sociales. En última instancia, la imagen de la ciencia y de los científicos se vuelve sospechosa ante el gran público, induciendo lamentables sospechas de comportamientos conspirativos.

Resumamos
Lo que el público general está descubriendo, especialmente a través de las controversias en torno a la pandemia de Covid-19, es sencillamente el proceso normal de adquisición de conocimiento. Lo hacemos mediante prueba y error, controversia y, a veces, incluso mistificación. Eso es lo que hace a la ciencia, ciencia. También es lo que hace que el conocimiento científico sea refutable, cosa que no ocurre con la seudociencia o las creencias religiosas.

Oscar Wilde confesó memorablemente: “Puedo resistirlo todo, excepto la tentación” (25). Me atrevo a decir que todos nos parecemos mucho a Oscar. Así que, con sus palabras en mente, quisiera concluir con un consejo para los cirujanos en formación.

Si tienen una idea —digamos una excelente idea, una idea de la que están convencidos—, apresúrense a darla a conocer por medios de fácil acceso: un reporte de caso, una carta al editor o un informe preliminar en una revista de segunda línea. Admito que no es la vía más gloriosa. Pero tiene una ventaja: dará a otros equipos la oportunidad de examinar la validez de su idea. No se me ocurre mejor forma de salvarse de la tentación —la tentación omnipresente de cometer fraude.


Declaración de intereses

El autor declara no tener ningún conflicto de intereses que pudiera percibirse como perjudicial para la imparcialidad del trabajo informado.

Financiación

Este trabajo no recibió subvenciones específicas de ninguna agencia financiadora de los sectores público, comercial o sin ánimo de lucro.


Palabras clave

  • Originales (tal como publicadas): orthopedics; orthopaedics; misconduct; Covid; Covid-19.
  • Equivalentes sugeridos en español: ortopedia; mala conducta científica; Covid; Covid-19.

Misconduct in science and medicine – PubMed

Misconduct in science and medicine – PMC

Misconduct in science and medicine in: EFORT Open Reviews Volume 10 Issue 7 (2025)

Masquelet AC. Misconduct in science and medicine. EFORT Open Rev. 2025 Jul 1;10(7):439-444. doi: 10.1530/EOR-2025-0126. PMID: 40591679; PMCID: PMC12232383.

© the author(s)
 

Inline graphic

This work is licensed under a Creative Commons Attribution 4.0 International License.

PMCID: PMC12232383  PMID: 40591679









Ejercicios progresivos de resistencia y flexibilidad versus consejos de cuidado habituales para mejorar el dolor y la función tras una fractura de radio distal en adultos mayores de 50 años

 Ejercicios progresivos de resistencia y flexibilidad versus consejos de cuidado habituales para mejorar el dolor y la función tras una fractura de radio distal en adultos mayores de 50 años


Ejercicios progresivos de resistencia y flexibilidad versus consejos de cuidado habituales para mejorar el dolor y la función tras una fractura de radio distal en adultos mayores de 50 años


Bone & Joint Open

@BoneJointOpen

This study will assess whether a therapist-supervised exercise programme is more clinically effective than usual care advice for people aged 50 years and older after distal radius fracture. #BJO #Protocol #Orthopedics #Exercise #WristFracture

Progressive resistance and flexibility exercises versus usual care advice for improving pain and function after distal radius fracture in adults aged 50 years or over | Bone & Joint

R – Razonamiento

Las fracturas de radio distal (FRD) son comunes en adultos mayores de 50 años y generan dolor, rigidez, pérdida funcional y limitaciones en la vida diaria. A pesar de su alta prevalencia, las guías actuales sobre rehabilitación se basan en evidencia limitada, especialmente en cuanto a programas de ejercicio estructurados y progresivos. Estudios previos han mostrado mejoras con ejercicios de resistencia progresiva en otras patologías musculoesqueléticas, pero no se han evaluado de forma robusta en este grupo de pacientes con FRD. El ensayo WISE busca cubrir este vacío, comparando un programa de resistencia y flexibilidad supervisado frente al consejo habitual, con la hipótesis de que la intervención mejorará el dolor y la función de muñeca.


A – Argumentos

  • Diseño: Ensayo clínico aleatorizado, multicéntrico, paralelo, de superioridad.
  • Población: 588 adultos ≥50 años con FRD (quirúrgica o no), reclutados en ≥15 hospitales del NHS (Reino Unido).
  • Intervención: Consejo habitual + programa supervisado (1 sesión inicial de hasta 60 min y 2 refuerzos de hasta 30 min en 12 semanas), ejercicios domiciliarios progresivos (basados en ensayo SARAH), material impreso y acceso web.
  • Control: Consejo habitual (ejercicios de movilidad y progresión de actividad sin supervisión estructurada).
  • Desenlace primario: PRWE total a 6 meses.
  • Secundarios: Subescalas PRWE, función física (PROMIS), autoeficacia, adherencia, calidad de vida (EQ-5D-5L), fuerza de prensión, complicaciones, uso de recursos sanitarios.
  • Análisis: Intención de tratar, modelos lineales mixtos ajustados por centro y tratamiento inicial.

F – Fundamentación

El diseño se fundamenta en:

  1. Alta carga clínica y social de las FRD en mayores de 50 años.
  2. Evidencia previa de que el ejercicio progresivo es eficaz en otras articulaciones, pero con escasa evaluación en muñeca post-fractura.
  3. Recomendaciones del James Lind Alliance, que priorizan la investigación sobre rehabilitación post-FRD.
  4. Enfoque conductual para mejorar la adherencia, elemento crítico en el éxito de programas domiciliarios.
  5. Medición estandarizada con PRWE, ampliamente validado para esta población.

A – Aplicaciones

Si el ensayo demuestra superioridad del programa, sus hallazgos:

  • Podrán modificar guías clínicas nacionales e internacionales.
  • Ofrecerán un modelo coste-efectivo de rehabilitación combinando supervisión inicial y recursos digitales.
  • Podrán disminuir la discapacidad a largo plazo y mejorar la calidad de vida en pacientes mayores.
  • Servirán de base para intervenciones similares en otras fracturas de extremidad superior.

Mensaje para llevar a casa

En pacientes ≥50 años con fractura de radio distal, un programa de ejercicios de resistencia progresiva y flexibilidad supervisado, complementado con recursos domiciliarios, podría ofrecer mejores resultados en dolor y función que el consejo habitual, con potencial de impacto directo en la práctica clínica y guías de rehabilitación.


Conclusión

El protocolo WISE es un ensayo bien estructurado que responde a una necesidad clínica relevante y poco explorada. Su enfoque combina supervisión inicial, progresión estructurada y soporte digital, lo que aumenta la viabilidad y escalabilidad en el sistema sanitario. La rigurosidad metodológica y el tamaño muestral previsto permitirán obtener conclusiones sólidas sobre la efectividad y potencial coste-efectividad de la intervención, con implicaciones clínicas significativas para la rehabilitación de fracturas de radio distal en adultos mayores.


Progressive resistance and flexibility exercises versus usual care advice for improving pain and function after distal radius fracture in adults aged 50 years or over : protocol for the WISE randomized superiority trial – PubMed

Progressive resistance and flexibility exercises versus usual care advice for improving pain and function after distal radius fracture in adults aged 50 years or over: protocol for the WISE randomized superiority trial – PMC

Progressive resistance and flexibility exercises versus usual care advice for improving pain and function after distal radius fracture in adults aged 50 years or over | Bone & Joint

Keene DJ, Achten J, Marian I, Franssen M, Tutton E, Sheehan W, Forde C, Crook H, Gould J, Grant R, Appelbe D, Lamb SE, Costa ML. Progressive resistance and flexibility exercises versus usual care advice for improving pain and function after distal radius fracture in adults aged 50 years or over : protocol for the WISE randomized superiority trial. Bone Jt Open. 2025 Jul 8;6(7):764-784. doi: 10.1302/2633-1462.67.BJO-2024-0227. PMID: 40625029; PMCID: PMC12235327.

© 2025 Keene et al.

This article is distributed under the terms of the Creative Commons Attributions (CC BY 4.0) licence (https://creativecommons.org/licenses/by/4.0/), which permits unrestricted use, distribution, and reproduction in any medium or format, provided the original author and source are credited.

PMCID: PMC12235327  PMID: 40625029