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El control de la inflamación mejora la salud del músculo esquelético envejecido
Resumen
La inflamación
crónica se asocia con un deterioro de la salud del músculo esquelético
envejecido. La inflamación también parece interferir con las
adaptaciones beneficiosas del músculo esquelético conferidas por el
entrenamiento físico en personas mayores. Nuestra hipótesis es que la
vía de la ciclooxigenasa es parcialmente responsable de esta influencia
inflamatoria negativa en la salud y la plasticidad del músculo
esquelético envejecido.
INFLAMACIÓN SISTÉMICA Y ESPECÍFICA DE LOS TEJIDOS
Las
causas y consecuencias de la inflamación han sido de interés científico
desde que los antiguos griegos sentaron las bases de la medicina
moderna. La inflamación todavía se puede identificar por los cuatro
signos clásicos (rubor, calor, dolor et tumor; enrojecimiento, calor,
dolor e hinchazón) descritos por Celso en el siglo I d. C. Dos siglos
después, Galeno afirmó que la respuesta inflamatoria era, de hecho, una
parte necesaria del proceso de curación. En el siglo XIX, Virchow
sugirió que la pérdida de función (functio laesa) se reconociera como el
quinto signo cardinal de la actividad inflamatoria dentro de un tejido.
El interés por comprender el papel de la inflamación en la pérdida de
la función tisular, junto con los avances tecnológicos del siglo XX,
condujeron a la identificación de numerosos marcadores inflamatorios
sistémicos y específicos de los tejidos.
La inflamación sistémica se puede caracterizar por una gran cantidad de biomarcadores inflamatorios (3-6), y los más comunes incluyen interleucina (IL)-1β, IL-6, IL-8, factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α) y proteína C reactiva (PCR). La inflamación sistémica grave ocurre en respuesta a diversas afecciones clínicas (p. ej., sepsis o infección por SARS-CoV-2) y está asociada con concentraciones patológicas de marcadores inflamatorios circulantes (7-10). Por el contrario, la inflamación sistémica crónica de bajo grado se caracteriza por concentraciones de marcadores inflamatorios mínimamente elevadas y, a veces, se considera una parte normal del proceso de envejecimiento (4, 11-13). Esta elevación sistémica de marcadores proinflamatorios puede entonces compensar la influencia de los compuestos antiinflamatorios (14). En conjunto, estos efectos crean el entorno proinflamatorio neto que se desarrolla con la edad avanzada, también conocido como “inflammaging”. En los veinte años transcurridos desde que Franceschi et al. acuñaron el término “inflammaging” (13), la investigación que involucra el aumento de la inflamación asociado con la edad ha experimentado un crecimiento exponencial (citas de PubMed por año: 2000: 2; 2010: 13; 2015: 63, 2020: 251). Como resultado, la inflamación crónica de bajo grado se ha relacionado con numerosas enfermedades, como enfermedades cardiovasculares, ciertos tipos de cáncer, diabetes, ciertas enfermedades gastrointestinales, artritis, demencia, osteoporosis y sarcopenia (3, 4, 15).
La inflamación a nivel tisular es una serie de eventos altamente complejos y coordinados que involucran células inflamatorias e inmunes residentes en el tejido y reclutadas desde la vasculatura, varios receptores intracelulares y unidos a la membrana, y múltiples vías y compuestos de señalización intracelular (2, 16-18). Estos eventos relacionados con la inflamación aún no se han dilucidado por completo y se complican aún más por los diversos instigadores de la inflamación (p. ej., lesión tisular manifiesta, exposición aguda o crónica a compuestos «tóxicos» endógenos o exógenos). Si bien el objetivo es la protección y reparación de los tejidos, la inflamación no resuelta puede asociarse con daño y disfunción tisular, lo que conduce a enfermedades crónicas.
Como las vías celulares subyacentes que regulan la inflamación a nivel sistémico y tisular son complejas y siguen desentrañando, la vía de la ciclooxigenasa (COX) ha surgido como un posible contribuyente a este proceso. Varias de las prostaglandinas producidas por la vía de la COX se consideran mediadores lipídicos proinflamatorios y tienen importantes funciones biológicas en numerosos tejidos. Gran parte de la información sobre la vía de la COX se ha descubierto gracias a los fármacos inhibidores de la COX, de fácil acceso y de consumo habitual, que se toman de forma aguda y crónica para la inflamación y el dolor (p. ej., ibuprofeno, naproxeno, indometacina, celecoxib, aspirina y paracetamol). El objetivo de esta revisión es presentar la evidencia de la asociación entre el envejecimiento inflamatorio y el deterioro de la salud del músculo esquelético, y luego conectar esta información con los estudios relacionados con la vía de la COX (epidemiológicos, ensayos controlados aleatorizados y preclínicos). En conjunto, esta información proporciona la base de la hipótesis de que la vía COX contribuye, al menos en cierta medida, a la inflamación crónica de bajo grado y la reducción resultante de la salud y la plasticidad del músculo esquelético asociadas con el envejecimiento. En la Figura 1 se presenta un esquema conceptual de esta hipótesis.
Controlling Inflammation Improves Aging Skeletal Muscle Health – PubMed
Controlling Inflammation Improves Aging Skeletal Muscle Health – PMC
Exercise and Sport Sciences Reviews
Fountain WA, Naruse M, Claiborne A, Trappe S, Trappe TA. Controlling Inflammation Improves Aging Skeletal Muscle Health. Exerc Sport Sci Rev. 2023 Apr 1;51(2):51-56. doi: 10.1249/JES.0000000000000313. Epub 2023 Feb 1. PMID: 36722844; PMCID: PMC10033374.
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