El milagro antitabaco no existe
Los fumadores que intentan dejarlo sin ayuda tienen menos de un 5% de probabilidades de conseguirlo. Los expertos advierten contra la proliferación de productos y métodos no probados científicamente
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La reciente entrada en vigor de la Ley Antitabaco ha provocado que hasta 11 millones de fumadores, cerca del 30% de la población española, se plantee en algún momento dejarlo. Pero los que deciden hacerlo sin ningún tipo de ayuda tienen menos de un 5% de posibilidades de conseguirlo, según el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo (CNPT). Por ello, están proliferando tratamientos de todo tipo que no siempre funcionan, advierten los expertos. Según datos del CNPT, la mayoría de los fumadores, entre el 55% y el 60%, se empieza a plantear dejarlo. Y un 10% lo hace seriamente, pero ya ha fallado al intentarlo.
La Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) advertía la pasada semana de que el cigarillo electrónico "no es recomendable para dejar de fumar", ya que la FDA (Agencia del Medicamento de EEUU) encontró que algunos de los cartuchos que se vendían como libres de nicotina sí la contenían, en diferentes concentraciones. Además, su uso perpetúa el ritual de dar una calada, lo que dificultaría más el abandono definitivo. La Organización Mundial de la Salud (OMS) coincide y no permite publicitarlos como tratamiento antitabáquico. "No es un tratamiento que tenga una eficacia demostrada", según el doctor Ala Alwan, subdirector general de la OMS para Enfermedades No Transmisibles y Salud Mental. "La OMS no dispone de pruebas científicas que confirmen la seguridad y eficacia del producto", añade.
El cigarro electrónico perpetúa el ritual de la calada
El CNPT ha pedido al Gobierno, además, retirar del mercado los cigarrillos mentolados, "de aspecto inocente" pero "muy peligrosos", por su efecto potenciador del hábito de fumar. El mentol añadido al tabaco potencia el poder adictivo del mismo y dilata los bronquios, de modo que la nicotina "penetra profundamente y se inhala un 30% más de productos cancerígenos". Además, se "enmascara eldesagradable sabor del tabaco, lo que hace más aceptable el producto durante los primeros consumos", asegura el organismo sanitario. Según el CNPT, las tabaqueras consideran los cigarrillos mentolados el producto ideal para captar a los jóvenes. De hecho, el 65% de los menores que son fumadores opta por este tipo de tabaco.
Hipnosis y otros
Según dos revisiones de laCochrane Collaboration una organización internacional y sin ánimo de lucro, que es la principal fuente de evidencia científica sobre el tratamiento de la dependencia del tabaco, tampoco son útiles terapias alternativas como la electroestimulación (agujas electrificadas), los tratamientos con láser, la acupresión (técnica de medicina china consistente en ejercer presión con la mano) o la hipnosis. Respecto a la acupuntura, "no hay evidencia suficiente para descartar la posibilidad de que pueda tener un efecto mayor que el placebo", señalan los autores. Los estudios sobre otras terapias alternativas o complementarias, como los remedios herbales, son escasos, pero al menos dos ensayos clínicos descartan que la hierba de san juan, que se vende en algunos herbolarios como tratamiento "natural" contra la ansiedad y para dejar de fumar, tenga alguna utilidad.
El CNPT pide retirar del mercado los cigarrillos mentolados
Entonces, ¿qué tratamientos funcionan? "El paso más importante es tomar la decisión. Algunas personas pueden dejar de fumar por sí solas, pero otras necesitan ayuda adicional", afirma Javier Toledo, médico de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Aragón. Lo ideal, especialmente en altas dependencias, es combinar terapia psicológica y farmacológica. Así, las "probabilidades de éxito se duplican o triplican", asegura Carlos Jiménez, coordinador del área de tabaquismo de la Separ.
La terapia psicológica es importante porque el tabaquismo es una drogodependencia. No sólo genera dependencia física, objetivo fundamental de los fármacos; también psíquica. "Hay sabores u olores que el fumador asocia con el cigarrillo, como el café", recuerda Jiménez. También hay que abordar la dependencia que produce el gesto de la calada. "Un fumador que haya fumado 20 cigarrillos al día durante 20 años ha hecho el gesto más de un millón de veces", constata el experto. "Hay que darle consejo sobre cómo afrontar los primeros días, explicar los síntomas de la abstinencia y hacer un seguimiento estrecho durante los tres primeros meses, y más holgado hasta el sexto mes", concluye.
Las técnicas de relajación pueden ser útiles. "Son las que más ayudan cuando la persona está estresada", asegura María Ángeles Planchuelo, presidenta del CNPT. Aunque la evidencia es aún insuficiente, el ejercicio físico también podría contribuir favorablemente, ya que reduce los síntomas de abstinencia y ayuda a controlar el peso que se suele ganar al dejar de fumar.
No existe evidencia de la eficacia de estos tratamientos tras un año
La eficacia de la TSN
Para abordar la dependencia física y tratar de controlar los síntomas de la abstinencia, los principales medicamentos que han demostrado seguridad y eficacia son los que forman parte de la Terapia Sustitutiva con Nicotina (TSN) en sus distintas presentaciones disponibles en España (parche, chicle y comprimidos para chupar); el bupropion, un antidepresivo con propiedades psicoestimulantes; y la vareniclina, que imita el efecto de la nicotina sin crear dependencia y bloquea la satisfacción que pueda producir el cigarrillo de una previsible recaída. "Elegir una u otra depende de las características del fumador", aclara Jiménez.
Según la Cochrane, las posibilidades de éxito con TSN aumentan un 50% o 70%. Algunos datos sugieren, incluso, que comenzar a utilizarla poco antes de la fecha en la que se va a dejar el tabaco puede incrementar las tasas de éxito. La combinación de TSN con los demás medicamentos también puede aumentar la efectividad. Habitualmente la TSN se emplea entre 10 y 12 semanas, mientras que el bupropion y la vareniclina se deben prolongar hasta las 12 semanas."En algunos casos merecería la pena prolongar el tratamiento hasta los seis meses", según Jiménez.
Los fármacos pueden provocar náuseas o insomnio
Pero hay discrepancias. Para José María Carreras, responsable de la Unidad de Tabaquismo del Hospital Carlos III de Madrid, "no hay una base para alargar la terapia más allá de tres meses, porque controlan el síndrome de abstinencia", que dura ese tiempo. "Pasados seis meses, la curva de recaídas es paralela a los que tomaron placebo", según Carreras, que considera que los mecanismos que desencadenan la recaída después de tres meses están más relacionados con factores sociales. "Para evitar recaídas a largo plazo va a ser más efectiva la ley", concluye.
Aunque los fármacos ayudan, no son la panacea. Náuseas y problemas para dormir son algunos de sus posibles efectos secundarios. Los parches, por su parte, pueden irritar la piel, y las formas orales de TSN, irritar la mucosa de la boca. Además, no existen evidencias relevantes sobre la efectividad de cualquiera de esas terapias pasado el primer año del tratamiento. "Todos tienen una eficacia limitada", según Toledo, que recuerda que hay que tener en cuenta "que hablamos de una adicción, que está latente".
Según datos del Programa de Intervención en Tabaquismo de Atención Primaria de La Rioja una de las dos comunidades autónomas, junto con Navarra, que los financia con dinero público, la tasa de abstinencia al tabaco a los 12 meses fue del 30%. La Unidad Especializada en Tabaquismo de la Comunidad de Madrid, en la que trabaja Jiménez, consigue que al año siga sin fumar el 56% de sus pacientes. Por su parte, Armando Peruga, gerente de la Iniciativa Libre de Tabaco de la OMS, insiste en que "una parte de los consumidores de tabaco tratados nunca vuelve a fumar, y esta proporción es más alta que sin ayuda terapéutica". Lo que no se puede dudar es el beneficio de dejarlo cuanto antes. Según Carlos Jiménez, "por cada año que un fumador de 35 años retrase el abandono, pierde tres meses de vida".
¿Quién paga las terapias?
Armando Peruga, responsable de tabaco de la OMS, asegura que "hay que buscar fórmulas alternativas a la financiación gubernamental de las terapias [de deshabituación]". Como recuerda José María Carreras, responsable de la Unidad de Tabaquismo del Hospital Carlos III de Madrid, California financia tratamientos y campañas contra el consumo con parte del impuesto del tabaco. De momento, la nueva ley abre la posibilidad a la financiación pública de los "tratamientos cuya eficacia y coste-efectividad haya sido avalada". Actualmente sólo Navarra, La Rioja y Ceuta financian íntegramente los tratamientos farmacológicos. Según Javier Toledo, especialista en salud pública de Aragón, "la falta de financiación no debe ser un obstáculo pues, en promedio, el coste del tratamiento no es muy superior al del tabaco".
Los seis pasos para dejar atrás la nicotina
1. Acudir al médico
Algunos fumadores, como aquellos con fracasos previos, pueden ser derivados a una unidad especializada.
2. Elegir el día
El mejor día para dejar de fumar es uno en el que no se prevean situaciones de estrés.
3. Estrategia ‘EAE'
José María Carreras habla de la ‘estrategia EAE', es decir, ‘Escapar' de sitios o circunstancias desencadenantes del deseo de fumar; si no es posible, ‘Afrontarlas'. Si se duda, ‘Escapar'.
4. Paciencia con los chicles
La nicotina inhalada tarda siete segundos en llegar al cerebro, mientras que la de los chicles necesita entre dos y tres minutos. Así, el chicle hay que tomarlo cuando se sienta la necesidad, pero sabiendo que la recompensa no es inmediata.
5. Prevenir las recaídas
La mayoría de las recaídas se da en las primeras dos semanas, por lo que es importante mantenerse más ocupado durante ese tiempo.
6. Apoyo social
Es más fácil dejar el tabaco con un entorno familiar y social favorable, así como con legislaciones antitabaco duras.
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