martes, 5 de octubre de 2010

Éxito-fracaso. Saber ganar, saber perder

La victoria española en el Mundial ha servido a muchos como un ejemplo positivo de trabajo en equipo. Joan Carles March, de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), aprovecha para recordar que "para saber ganar hay que saber perder". En este sentido, recupera varios pasajes de la última novela de David Trueba (titulada, precisamente, Saber perder) para reflexionar sobre los valores de esfuerzo y dedicación que permiten alcanzar el éxito y que pasan, paradójicamente, por aceptar la posibilidad de la derrota. "La vida no es siempre un camino de rosas y es fundamental aprender a tolerar la frustración".



Joan Carles March
Joan Carles March.


    Viendo a Javier Marías ser entrevistado por Iñaki Gabilondo hablando de fútbol, oímos sus comentarios y reflexiones alrededor del fracaso. Decía Marías que el fracaso tiene su aire de belleza enturbiada por la derrota, pero insistía que es belleza.
    Es evidente que hay algo que embellece el fracaso y es el respeto de los otros por el rostro del fracaso, ya que el fracaso llega a los ojos de inmediato. Y lo comparaba con la digestión expresa de un disgusto, que retransmite el cuerpo como si fuera la consecuencia de una lágrima que duró cien años para estar a flor de piel. Palabras bonitas para describir el perder, tan denostado en nuestros días.
    • Vivimos en una época en que el triunfo y la fama se sobrevaloran
    Y además, en los días de mundial de fútbol hemos podido ver esos rostros, los del éxito y los del fracaso, los de la victoria (España, Uruguay) y los de la derrota (Holanda, Portugal, Argentina, Brasil, Inglaterra, Italia, Francia...).
    La imagen del fracaso y de la derrota suele ir ligada a la impotencia o a haber generado expectativas falsas, que no se han sabido gestionar de forma adecuada.
    La imagen del éxito es por el contrario la de un equipo (España), que ha actuado como una piña, sumando más que uno a uno, provocando sinergias grupales, ayudándose entre ellos, actuando como si fueran más de 11 jugadores, deleitándonos con su juego...
    • Tanto los padres como los hijos tienen que aprender a hacer autocrítica para saber qué aspectos tiene uno que tener en cuenta para mejorar
    Pero para ganar, dice Guardiola, hay que saber perder. Y para saber perder hay que entrenarse, aprender, ir al gimnasio, o si no leer a David Trueba y su tercera novela Premio de la Crítica, Saber perder.Y es que David Trueba lamenta que en la actualidad se imponga el baremo deportivo que obliga a ganar siempre para calibrar el éxito y la felicidad. Dice que es un error medir muchas facetas de la vida con baremos deportivos y que le fastidia que se hayan impuesto que la vida tenga un final que no se parezca a la medalla olímpica. En esa línea, Trueba asegura que vivimos en una época en que el triunfo y la fama se sobrevaloran e incluso se miran como algo perfecto.
    Para Trueba, sabrán ganar aquellos que entiendan que todo lo logrado es por el esfuerzo del equipo, de todos juntos, el ejemplo de la selección española de fútbol. Y se disfruta más de la victoria sabiendo que la posibilidad de perder es cercana y real (o si no vean lo difícil que a veces es marcar un gol). Y además saber perder o dicho de otra manera los malos momentos, le hacen a uno más fuerte.
    Saber ganar-saber perder (2): Ganar-ganar
    Pero saber perder, presenta otros puntos de vista. Como dice el 
    gerente de mediado: "Tal vez el fútbol sea de los pocos deportes en que se recuerda a menudo al perdedor", ya que es delgada la línea que separa el fracaso del éxito, como bien se ve en el magnífico video que hizo el cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu para el Mundial de fútbol de Sudáfrica 2010, Write the Future (Escribe el futuro), el spot publicitario de Nike de fútbol, en el que salen figuras destacadas del fútbol como Cristiano Ronaldo, Wayne Rooney, Fabio Cannavaro, Cesc Fábregas, Gerard Piqué y Ronaldinho, entre muchos otros del mundo del cine (Gael García Bernal), el deporte (Kobe Bryant) y hasta Homer Simpson.
    • Cuando te inicias en el deporte, uno de los valores a inculcar, entre otros muchos, es el de aceptar las derrotas y aprender de ellas
    Es evidente, como dice Sergio Minué, que si se gana, es la demostración del éxito. Si se pierde, aparecerán los culpables (presidentes que quitan y ponen entrenadores, cambian tácticas y jugadores cada dos por tres, o hacen  a los demás responsables de los resultados adversos...). En cambio, según él, algunos responsables futbolísticos, actúan a merced de impulsos y caprichos, y pone al presidente del Madrid como un buen ejemplo de ello y apunta que en los modelos imperantes de gestión sanitaria tienen muchas similitudes con dicho estilo.
    Otras reflexiones Trueba son:
    • "Por suerte, [...] cada uno llevamos nuestra secreta derrota bien adentro, lo más lejos posible de la mirada de los demás. [...]
    • El fútbol es un deporte muy raro al que juegan unos eternos adolescentes descerebrados y millonarios pero que mueven una maquinaria que hace feliz a cientos de miles de descerebrados mucho menos favorecidos económicamente".
      Y otras escenas son:
      • Cuando un niño acaba de perder un partido de fútbol con sus amigos y llega enfadado a casa, sus padres le tranquilizan y le dicen: "Tranquilo, lo importante es participar". Frase bonita pero difícil de llevar a la práctica.
      • Papá que ve en la tele que su equipo de fútbol va perdiendo y no se cansa de soltar improperios y descalificativos. El niño se siente engañado.
      • Niños que no admiten que la causa de su derrota sea una equivocación suya, una falta de esfuerzo o que el otro ha sido mejor. Buscan alguna excusa que justifique esa situación o culpan a alguien de lo que ha pasado (la derrota o el fracaso siempre tiene culpable lejos de uno).
      • Otra escena es la de niños que ganan y humillan a su adversario, o que van fanfarroneando por ahí con sus éxitos.
      Ante ello, para saber ganar es necesario:
      1. Saber que lo importante es participar y que para ello hay que prepararse y esforzarse en dar lo mejor de sí mismoHay que dejarse a veces ganar, pero también hay que hacer que los niños pierdan para que no se crean que todo lo pueden, y luego se lleven un chasco con sus amigos que seguro no les van a dejar ganar.
      2. El hecho de que el niño se enfade cuando pierde es una reacción normal. A nadie le gusta perder, y menos a un niño. Ellos lo viven como un fracaso, y como viven en el presente, el futuro les queda muy lejos, y por tanto les cuesta darse cuenta que "perder una batalla no significa perder la guerra". Uno siempre puede volver a intentarlo en otro momento, pero hay que estar preparado para ello.
      3. Hay que ser consecuentes entre lo que decimos y hacemos. Tenemos que aprender también nosotros a perder y a medir nuestras reacciones. En el día a día hay que reconocer el mérito del que se esfuerza, del que mejora y no solamente del que gana (p.e. hemos perdido el partido pero Luis lo ha dado todo).
      4. Cuando el adulto gane o pierda con el niño o con otros, debe hacerle de modelo en sus reacciones (p.e. "He ganado, pero no ha sido fácil, tirabas los balones con mucha fuerza", o "Felicidades, has ganado. Yo he perdido porque no he estado muy atento y me equivoqué tirando esa carta").
      5. Es normal que tras perder uno se sienta un poco triste y decepcionado, pero no se deben permitir reacciones desproporcionadas (agresiones verbales, físicas o contra el material). Si se producen hay que dejar muy claro al niño que en esas condiciones no puede jugar y se queda fuera del grupo hasta que se calme.
      6. Hay que mantener las formas. Se gane o se pierda hay que felicitar al adversario ("Felicidades lo has hecho muy bien") o solidarizarse con él ("Lo siento. Ha sido un placer jugar contigo").
      7. Tanto los padres como los hijos tienen que aprender a hacer autocrítica para saber qué aspectos tiene uno que tener en cuenta para mejorar. Es más fácil criticar al otro que a uno mismo. Cuando el niño esté triste porque ha perdido, es importante ayudarle a analizar el partido y hacerle preguntas sobre qué se podría haber evitado o qué se puede cambiar para la próxima vez. Para poder hablar de la derrota a veces hay que esperar a que el niño se calme un poco y lo pueda ver con un poco de distancia. En el momento de la frustración es difícil dialogar y ver las cosas.
      8. Se debe enseñar a jugar limpio. Hay que establecer reglas y hay que respetarlas, sin que éstas sean muchas. Además, éstas no se pueden cambiar cuando a uno le interesa.
      En definitiva, la vida no es siempre un camino de rosas y por tanto sería fundamental aprender a tolerar la frustración y a sobreponerse de ella. Además, es importante saber asumir la victoria, y que no se crean más de lo que son.
      Cuando te inicias en el deporte, uno de los valores a inculcar, entre otros muchos, es el de aceptar las derrotas y aprender de ellas: saber perder. Sin embargo algunos entrenadores-monitores no tratan un valor tan importante o más como es el de saber ganar. Este valor implica deportividad, respeto a tus rivales, humildad, educación: en definitiva, ser un deportista. Hay que intentar ser un buen deportista y saber comportarse como tal, aceptando la derrota y respetando al rival y a la afición contraria en la victoria. Por desgracia, no todos los deportistas tienen asumido saber ganar. Y el enfoque gano-gana tiene la intención de que ambas partes salgan beneficiadas en dicha negociación. El de ganar/ganar es una estructura de la mente y el corazón que constantemente procura el beneficio mutuo en todas las interacciones humanas. Ganar/ganar significa que los acuerdos o soluciones son mutuamente benéficos, mutuamente satisfactorios. Ganar/ganar ve la vida como un escenario cooperativo, no competitivo. La mayoría de las personas tiende a pensar en términos de dicotomías: fuerte o débil, rudo o suave, ganar o perder. Pero este tipo de pensamiento es fundamentalmente defectuoso. Se basa en el poder y la posición, y no en principios. Ganar/ganar, en cambio, se basa en el paradigma de que hay mucho para todos, de que el éxito de una persona no se logra a expensas o excluyendo el éxito de los otros. Ganar/ganar se basa en la creencia de que existe una tercera alternativa. No se trata de tu éxito o el mío, sino de un éxito mejor de un camino superior.

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