jueves, 12 de enero de 2012

Identidad y supervivencia del profesional de la información: un poco más de luz


[Identidad Bibliotecaria] Identidad y supervivencia del profesional de la información: un poco más de luz


Jose Ignacio Soriano <josisoriano@yahoo.com.ar>;
Por Sílvia Argudo: Departamento de Biblioteconomía y Documentación
Universitat de Barcelona


Fuente: http://www.ub.edu/blokdebid/es/category/etiquetes/biblioteconomia


Información en soportes físicos y tangibles; tipos bien establecidos de objetos de información, acciones que se pueden hacer sobre estos objetos, conocimientos y habilidades necesarias para hacerlas; espacios concretos donde se pueden llevar a cabo; usuarios destinatarios de las acciones y de los objetos, delimitados y definidos por el propio espacio y los tipos de objetos. Estos son los elementos fundamentales que formaban el universo de la profesión del bibliotecario, documentalista o archivero, ámbitos diferenciados en función de los mismos elementos mencionados.


Información digital, Internet, web, redes sociales, dispositivos móviles, tipología documental inclasificable; nuevos conocimientos y habilidades necesarias e inalcanzables; acceso a todo, para todos y desde todas partes; campos de acción y funciones cambiantes y diversificados; simplificación aparente de la búsqueda de información; indexación al texto completo; usuarios desconocidos y mezclados; creadores de contenidos, informáticos, trabajadores sociales, arquitectos de información, community managers, gestores de información ... Son sólo una pequeña muestra del conjunto de elementos relacionados actualmente con la profesión, elementos que constituyen la desaparición de los límites del universo conocido. Unos límites que constituían en sí mismos la definición de la profesión.


La desaparición de los límites lleva asociada una crisis de identidad que ya hace unos años que dura: ¿quiénes somos y qué hacemos? ¿cuál es nuestro perfil profesional? ¿qué ofrecemos de diferente y de útil a la sociedad? La velocidad con que se suceden los cambios y se añaden nuevos elementos al conjunto lleva a preguntarse, también, por la identidad futura, ¿qué tendremos que hacer para poder responder a las necesidades sociales? ¿cómo lo tendremos que hacer? Responder estas preguntas es una cuestión de supervivencia profesional, una condición imprescindible para poder explicar a la sociedad que somos útiles y necesarios, especialmente en una situación de crisis como la actual.


El pasado 12 de diciembre de 2011 se presentó en la BNE un estudio sobre los profesionales de la información que trata de aportar datos sobre estas cuestiones: "Prospectiva de una profesión en constante evolución". Promovido por Fesabid, el estudio ha contado con la participación de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y con el patrocinio de Swets.


Se trata de un completo estudio, cuantitativo y cualitativo, que se ha llevado a cabo con el objetivo general de conocer la visión del colectivo español de profesionales sobre su perfil y situación presentes y sobre las tendencias de futuro. Este objetivo se estructura en tres bloques diferentes. Por un lado, se ofrece una panorámica objetiva de la situación laboral y de las características básicas del perfil laboral del colectivo. En segundo lugar se expone la percepción del propio colectivo sobre el perfil profesional actual, así como sus creencias de lo que puede convertirse en un futuro próximo. Finalmente, se aporta una prospectiva a cinco años vista realizada por expertos de diversos ámbitos de la profesión en base a problemas, riesgos, retos y oportunidades.


La primera parte del estudio muestra el análisis cuantitativo de las características laborales del sector, obtenidas principalmente del vaciado de fuentes estadísticas del MCU y del INE. Los datos examinados corresponden al 2008 y, en relación a algunas cuestiones, al 2009.
Los autores establecen en unos 42.000 profesionales el número total de trabajadores del sector: 20.300 en bibliotecas; 14.800 en museos y entre 7.000 y 9.000 en archivos.


Bibliotecas archivos y museos concentran el 0,27% del total de puestos de trabajos a tiempo completo en España (un 7,6 del total de puestos de trabajo del sector cultural). Al contrario de lo que ocurre en el conjunto del sector cultural, un 60% de trabajadores son mujeres, salvo en lo referente a cargos directivos. Más del 71% de trabajadores de bibliotecas, archivos y museos tienen educación superior, cifra muy superior a la que se da en otros ámbitos del sector cultural, especialmente si tenemos en cuenta que la mitad (o más, en tipos de centros concretos) es personal auxiliar. El peso del empleo público también es muy superior al de otras profesiones del mismo sector.


Los datos más completos, detallados y fiables son los que hacen referencia a bibliotecas, tipo de centro donde existe una costumbre ya arraigada de elaboración de estadísticas de forma regular desde hace unos años. Los autores destacan la problemática a la hora de disponer de estadísticas relacionadas con los archivos a nivel estatal, así como la falta de datos relativos al ámbito de la empresa privada.


En cuanto a las bibliotecas casi la mitad de los trabajadores se concentran en la biblioteca pública. En cuanto al personal de archivos y museos, el personal técnico y directivo supone algo menos del 50% de los puestos de trabajo y el resto es personal de vigilancia y mantenimiento. Los datos estadísticos no permiten ver qué parte del personal técnico de los museos pertenece realmente al colectivo de profesionales de la información y qué parte correspondería a técnicos de otras disciplinas, aspecto que podría ser importante de aclarar. Un 94% del personal de archivos tiene contrato indefinido y un 92% está contratado a tiempo completo, cifras superiores a las de bibliotecas y museos.


El segundo bloque del estudio está formado por el análisis cualitativo de los datos obtenidos directamente de 1.510 profesionales a través de un cuestionario disponible en la web. El cuestionario se estructuró en tres partes: una primera de recogida de datos sobre el perfil, una segunda con 28 afirmaciones sobre el presente de la profesión y una última parte con 22 afirmaciones sobre el futuro. Era necesario valorar las afirmaciones del 0 al 4 según el grado de acuerdo o de desacuerdo. En cuanto al perfil de los que respondieron el cuestionario, es importante destacar que el 71% trabajan en bibliotecas (86,2% de la administración pública); un 13,5% en centros de documentación (50,6% del ámbito privado), un 8,5% en archivos y sólo un 0,5% en museos. Además, un 94% de los que contestan la encuesta está trabajando, sólo un 9% lleva menos de tres años en su puesto de trabajo y la media de experiencia laboral en el sector es de 14,9 años.
Las preguntas sobre el presente giraban en torno a la propia percepción profesional, de la percepción en relación al entorno de la organización donde se trabajaba, a la formación y a la relación del propio perfil con la tecnología. Las preguntas de futuro estaban pensadas en base a tres ejes fundamentales: evolución del perfil, evolución de las instituciones y evolución de los servicios en relación a las tecnologías. Las conclusiones giran en torno a las afirmaciones que han obtenido un mayor consenso respecto al acuerdo o desacuerdo.


Se reconoce que la forma de trabajar ha cambiado sustancialmente en los últimos años pero en general no se considera que sea necesario modificar el perfil profesional. Al mismo tiempo se cree que el perfil profesional se modificará, que será híbrido y no estrictamente documental, aunque el colectivo seguirá considerándose "profesional de la información". Para la mayoría el rol de formadores en información será muy importante.
Gran parte del colectivo cree que tiene una buena formación profesional, al tiempo que considera necesario el reciclaje continuo, especialmente en tecnologías. Paralelamente, muchas personas afirman que la formación universitaria no se adecua al mercado laboral y que la oferta de formación continuada no es adecuada, opiniones expresadas de forma más contundente por personal de centros de documentación del sector privado y de museos, junto con la gente con menos de 3 años de trabajo.


Se considera necesaria y útil la tecnología y se cree que las organizaciones no invierten lo suficiente ni fomentan la innovación. Hay un amplio acuerdo sobre la conveniencia de disponer de recursos y servicios en línea y de dispositivos móviles. Se valoran como elementos especialmente positivos en un futuro próximo los relacionados con la web social. Sin embargo, se considera que los espacios, servicios y recursos presenciales convivirán con los telemáticos y que las colecciones físicas seguirán siendo la parte más importante de los recursos de información.
Aunque se reconoce claramente la necesidad de trabajar y de colaborar con otros profesionales, se cree que se ha cedido espacio profesional a otros colectivos. Se declara que la profesión no está bien valorada, ni en las propias organizaciones por parte del resto de profesionales, ni en la sociedad en general. El colectivo tampoco se siente bien representado por las asociaciones profesionales.


Los profesionales en general creen que los servicios donde trabajan están bien orientados, sólo destacan la necesidad de cambio generalizado los archiveros y los trabajadores de museos. En general, existe una amplia satisfacción profesional del colectivo en cuanto a su situación laboral y poco deseo de cambiar de trabajo y de perfil profesional.
El último bloque del estudio pretende ofrecer una prospectiva de la profesión a cinco años vista, elaborada por 24 expertos reconocidos de diferentes ámbitos geográficos y especialidades: 3 del mundo de los archivos, 9 de bibliotecas, 8 de centros de documentación y 4 relacionados con la docencia y la investigación.


Los propios autores comentan que hay algunas diferencias entre la prospectiva de los expertos y las tendencias de futuro apuntadas por los profesionales en ejercicio. Es posible que estas diferencias estén motivadas por la diferencia de perfiles profesionales de los dos grupos de estudio. En el primer caso hablamos, principalmente, de bibliotecarias (más del 75% de mujeres) de más de 35 años que llevan años trabajando en la administración pública, mientras que en el grupo de expertos hay mucha más representación de centros de documentación y se añade la visión desde la docencia y la investigación.


La metodología utilizada en esta parte fue el estudio Delphi, con dos cuestionarios gestionados en dos fases. Una primera con ocho bloques de preguntas de respuesta abierta, que permitiera recoger elementos considerados más importantes y comunes, y una segunda con un cuestionario de estructura más cerrada, con 161 afirmaciones agrupadas en seis ámbitos que había que valorar de 0 a 4 según el grado de acuerdo. En base a las afirmaciones con mayor consenso de acuerdo y de desacuerdo, los autores aportan conclusiones relativas a problemas que hay que afrontar o bien oportunidades que habría que aprovechar.
Uno de los problemas con mayor grado de acuerdo es el probable retroceso en la oferta de servicios y en su calidad, debido a las políticas de reducción motivadas por la crisis actual.


La escasa proactividad, el inmovilismo, la dependencia de la administración pública o el enfoque de los planes de estudio son otros problemas que los expertos identifican en relación al desarrollo de la profesión.
Se constata un desajuste en la oferta de servicios actuales y los servicios que necesitan los usuarios. Además, y también en relación con los usuarios, preocupa la desintermediación en el acceso a la información, producida como consecuencia de la opinión que los recursos de Internet son suficientes y la sobrevaloración de las competencias informáticas por encima de las informacionales.


En cuanto a las oportunidades identificadas, se piensa que la universalización en el uso de las tecnologías amplía las posibilidades de ofrecer servicios de información, así como las competencias de los profesionales en el filtrado y la selección de contenidos, servicios que se ven como necesarios en relación a la evolución social.


Se piensa que la generalización de los contenidos digitales obliga a prestar servicios de mayor calidad y de mayor demanda, entre los que estarían los relacionados con la orientación y la personalización de los servicios en la web, con la formación en información y con la atención a colectivos específicos. Este tipo de servicios se ven como oportunidades para aumentar el valor de la actividad del profesional de la información.
El estudio constata la dificultad de obtener datos fuera del sector público y de las bibliotecas más tradicionales. Es posible que en estos datos desconocidos se encuentren respuestas interesantes y útiles a unas cuantas preguntas de futuro. Los servicios de personalización, de filtrado, de diseño de sistemas de almacenamiento y recuperación, de gestores y selectores de información útil y necesaria ..., son servicios muy necesarios en el mundo de la empresa privada, dado que están directamente relacionados con la productividad y la supervivencia de las propias empresas. Encontrar la manera de acceder a estos datos lo antes posible podría ser otro de los retos más inmediatos.


Por Sílvia Argudo: Departamento de Biblioteconomía y Documentación
Universitat de Barcelona


Fuente: http://www.ub.edu/blokdebid/es/category/etiquetes/biblioteconomia

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