Hablábamos de este libro hace un año. Es por ello que me hace especial ilusión dejaros este primer capítulo, en primicia para los lectores de El caparazón. Estará a la venta en 10 de enero en Deusto (Grupo PLaneta), la misma editorial en la que saldrá, un par de meses después, el libro en el que llevo trabajando la mayor parte del año. Pero de ese hablaremos en otro momento.
Ahora quería dejar, además del primer capítulo, enlace a los dos artículos que lo resumían:
Recordemos, además, algunos párrafos:
Cuenta Shirly en Cognitive Surplus (ahora Excedente cognitivo), su reciente y último libro, la anécdota de una niña que, a medio visionado de una película, se levanta y empieza a buscar detrás del televisor tradicional. Me contaba mi abuelo, cómo no era un comportamiento extraño en los principios de la televisión el de buscar detrás del aparato los personajes, las personas que creíamos ocultas tras las pantallas.
No es extraño así que los divertidos padres de la criatura preguntaran qué andaba buscando. Hoy ha cambiado la respuesta: “Busco el ratón”, la interacción, elementos que acompañan invariablemente las pantallas de hoy.
Comento a menudo en presentaciones cómo son inmensamente más deseables (porque hacen más feliz al individuo) los medios interactivos que aquellos, como la televisión tradicional, relacionados mil veces en múltiples estudios con el aislamiento, la construcción de “castillos de arena” sociales y la infelicidad.
Vivimos una explosión similar de medios digitales enlazando a mil millones de personas en una misma red, despertando un excedente cognitivo aletargado de tres trillones de horas al año de tiempo libre, que la población “educada” podrá dedicar a cosas más importantes que ver la televisión. Los 100 millones de horas de pensamiento humano que crearon wikipedia son los que gastan los americanos cada fin de semana viendo anuncios en televisión.
Por último, una cita textual del autor:
Sería tentador pensar en Ushahidi, en PatientsLikeMe sin aquellos contenidos que no son tan geniales, como hubiera sido fantástico que la imprenta hubiera inundado el mundo de journals científicos y no de novelas eróticas. Pero no es así como funcionan los medios. Más libertad para crear implica más libertad, también, para crear contenidos “basura”, así como libertad para ser pacientes, indulgentes en la experimentación, el error que llevará a cosas realmente buenas. Nos toca experimentar con un nuevo medio con algunas características que lo hacen sumamente atractivo: es social, barato y ubicuo. Y cambia el panorama hacia la distribución de la libertad de prensa, la libertad de mezcla sin más cortapisas que la propia libertad de expresión.
Disfrutadlo.
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