sábado, 24 de diciembre de 2011

Redefiniendo el acto de estudiar



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JUEVES 22 DE DICIEMBRE DE 2011

Redefiniendo el acto de estudiar

Tenemos que redefinir el concepto de lo que significa: Estudiar
A través de los siglos el sistema educativo tradicional ha promovido el ejercicio continuo del estudio por parte de los discentes. De los marcos curriculares se desprenden las metodologías instruccionales que prescriben las actividades a desarrollarse dentro y fuera de la sala de clases, con el fin de alcanzar los niveles óptimos de aprendizaje. A través de la memorización de conceptos declarativos o complicadas fórmulas, repetición de procesos y procedimientos, la réplica exacta del funcionamiento de los sistemas y la constante ejecución de las destrezas motoras, se espera que los alumnos se armen adecuadamente para enfrentarse a los grandes retos de la vida. 

Por décadas, acto de estudiar ha sido asociado al proceso instruccional reglado que fomenta el consumo de contenidos didácticos analógicos -y ahora digitales- para cumplir con las siguientes finalidades: 
  • decodificar las ideas centrales de los autores
  • conseguir datos e información específica
  • contestar preguntas pre-establecidas/conseguir las respuestas
  • resumir extensos capítulos
  • memorizar conceptos o hechos
  • replicar procedimientos o procesos
  • seguir secuencialmente una serie de instrucciones
El diccionario de la lengua española Santillana define estudiar como: (1) la aplicación de la inteligencia para comprender o aprender una cosa, (2) realizar estudios en un centro de enseñanza o con determinados profesores, y (3) Sinónimos: preparar, memorizar, cursar y examinar.

 
En  Wikipedia se menciona el origen de su etimología en un pasaje de Santo Tomás de Aquino, quien reflexionó sobre el concepto estudio mencionando lo siguiente:
"Quienes abandonaban la búsqueda de la verdad eran quienes no estaban dispuestos a esforzarse en encontrarla, a hacer el sacrificio de la vida ascética para llegar a ella, por tanto quien quiere llegar a la verdad, o quien finalmente llega a ella es el estudiante, el esforzado, y de allí que se empezó a denominar estudiantes a los monjes, que se dedicaban a buscar a Dios y la verdad".

Luego el término se extendió a todo aquel que buscaba la verdad en un área del conocimiento determinado, y en una última deformación se comenzó a denominar al estudiante a todo aquel que se dedicaba a aprender.
Por consiguiente, podemos concluir que la estructura social en general entiende que el acto de estudiar ocurre únicamente en contextos educativos formales (escuelas, universidades e institutos técnicos) y rodeados por una serie de recursos o herramientas de aprendizaje. Que este acto es un proceso solitario y pasivo de largas horas sentados tratando de digerir lo que otros piensan. Escuchar las conferencias magistrales de los educadores, tomar notas exactas de lo que dicen, leer textos, ver películas o vídeos y replicar experimentos, son vistos como las actividades principales que deben realizarse en el proceso de estudiar. 

Las estrategias de evaluación que determinan si los estudiantes estudiaron (se esforzaron) lo suficiente o no son las siguientes:
  • pruebas estandarizadas
  • resultados finales de experimentos o problemas matemáticos
  • presentaciones
  • proyectosinvestigaciones, papers, monografías, reportes, portafolios, maquetas, manualidades (individuales o grupales)
Ahora bien, lo que voy a discutir en las siguientes líneas es producto de mi percepción personal sobre lo que significa estudiar en esta era postdigital. Puede ser que no estés totalmente de acuerdo con los planteamientos expuestos, pero de eso es que se trata este artículo, de estudiar a profundidad el concepto. Desde el advenimiento de la  Web 2.0 elacto de estudiar ha sufrido una serie de transformaciones que han modificado significativamente su etimología.  


Ahora estudiar es visto como el proceso de crear conexiones con nuestras propias ideas, pensamientos, actitudes, emociones y acciones. También estudiamos conectándonos con el ambiente en un momento dado (contexto) para darle un significado personal a la experiencia. Esto quiere decir que no necesitamos estar en aislamiento total contemplando pasivamente lo que ocurre en nuestro entorno para lograr descifrarlo. Hoy día podemos estudiar bajo la distracción y el movimiento continuo. El acto de estudiartambién ocurre en contextos informales en los que aprendemos con las personas, organizaciones y con las cosas. Estudiar consiste en examinar las múltiples dimensiones de los fenómenos emergentes. Nos conectamos con diversidad de perspectivas que transforman, transfiguran o transmutan un elemento dado. Compartimos diversidad de ideas y convertimos el conocimiento tácito en formas de pensamientos visibles a través de diversos recursos digitales de representación del conocimiento. En estos precisos momentos estoy practicando el acto de estudiar al sacar de mi tiempo libre para crear conexiones profundas sobre las experiencias vividas y el conocimiento adquirido previamente. Mientras lees, tu mente se conecta con tu constructos mentales ya creados para darle nuevos giros a este concepto. 

Los que hemos tenido la oportunidad de asistir físicamente o acceder las transmisiones de cumbres, congresos y conferencias web, hemos experimentado el acto de estudiar de una manera completamente diferente a la tradicional. Mientras nos conectamos visual y auditivamente con el/la conferencista, nos enredamos en interesantes conversaciones con los participantes. Gracias al poder que nos ofrece la tecnología para estar dispersos en diferentes entornos simultáneamente, podemos participar activamente en: Twitter, FaceBook, Backchannels, Medios sociales, Wikis y Foros de discusión con otras personas. El poder de estudiar ya no recae únicamente en los contenidos digitales que traen conferencistas, sino en las conversaciones enriquecedoras con los demás miembros de la audiencia y el caudal de aportaciones que se comparten en tiempo real. El acto de estudiar es una capacidad de conectividad con múltiples cosas al mismo tiempo, dándole prioridad a aquellas que tienen mayor pertinencia en un momento dado. Estudiar va más allá de un tiempo predefinido y en un lugar determinado. Hoy día podemos estudiar de camino al trabajo, en un establecimiento público, en un consultorio médico, en pleno vuelo o en un restaurante.  

Ya no estudiamos desde una sola fuente de conocimiento impreso, sino que tenemos la capacidad de complementarla con múltiples formatos, desde diversidad de dispositivos digitales que nos conectan con canales multidireccionales que rebasan las limitaciones espaciales y temporales. Estudiamos con herramientas sincrónicas o asincrónicas que ponen al conocimiento en constante movimiento, aún después de finalizada la actividad. Esa es la magia de estudiar en el siglo 21. Ahora podemos conectarnos con paquetes distribuidos de conocimiento desde cualquier cosa, en cualquier lugar y a cualquier hora. Es por eso que el aula poco a poco irá perdiendo su entidad física como centro de estudios. 

Claro está, memorizar y repetir son formas de estudiar completamente válidas. El detalle principal consiste en que no son las únicas. En esta era, el acto de estudiar se complementa con otras actividades interactivas: 
  • conectarse (uno mismo/ambiente/personas/organizaciones/estructuras)
  • crear
  • producir
  • deconstruir/reconstruir
  • desadaptarse y readaptarse
  • experimentar/descubrir
  • analizar/evaluar/discernir/pensar críticamente
  • publicar/comunicar/difundir/diseminar
  • editar (texto/audio/vídeo/animación)
  • trabajar con las personas
  • aumentar las posibilidades de los demás
  • pensar de manera divergente
  • trascender lo conocido
  • hacer preguntas/ser inquisitiv@
  • colaborar/participar/involucrarse
  • meta-cognizar/evaluarse uno mismo
  • entablar conversaciones globales
  • compartir sueños y expectativas
  • expandir horizontes de posibilidades
  • hacer posible lo imposible...
Nuestro sistema educativo debe proveer la flexibilidad necesaria para implementar estos nuevos formatos de estudio en el proceso de aprendizaje. No cabe duda que para muchos estudiantes, las continuas tareas se convierten en una carga tediosa que son realizadas con el fin de cumplir con una buena calificación. El sentido de aplicar el nuevo conocimiento en sus vidas se desvanece por completo en unas pocas horas. No podemos seguir fomentando el estudio por alcanzar las mejores calificaciones, sino por el placer de desarrollar las capacidades personales para transformar sus propias vidas. Nuestros estudiantes necesitan estudiar para lo que será, no para lo que ya fue. Y cuando lo hagan de manera natural, genuina, invisible, ubicua e inclusiva, estaremos logrando que se conciencien del descubrimiento progresivo de su propio aprendizaje...

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