domingo, 10 de abril de 2011

Cine y Pediatría (65). “En un mundo mejor”: padres, hijos, violencia social y valores


sábado 9 de abril de 2011

Cine y Pediatría (65). “En un mundo mejor”: padres, hijos, violencia social y valores


En el año 1995 nació en Dinamarca un movimiento fílmico que ha hecho correr muchos ríos de tinta, para lo bueno y para lo malo: hablamos de Dogma 95. Su meta era producir películas simples en escenarios naturales, cámara en mano o al hombro, con sonido directo y sin modificaciones en la posproducción. Una revolución audaz (y no fácil de digerir para todos los espectadores) liderada por Lars Von Trier (Los idiotas, 1998), Thomas Vinterberg (Celebration, 1998), Soren Kragh-Jacobsen (Mifune, 1999) y Lone Scherfig (Italiano para principiantes, 200), entre otros. Para quien no conozca a fondo Dogma 95 recomiendo la lectura del Manifiesto Dogma y del Voto de castidad Dogma. Pero el movimiento Dogma ha ido diluyéndose en los últimos años hasta desaparecer.

Hoy tenemos el gusto de hablar de Susanne Bier, también danesa y destacada seguidora de Dogma 95 en sus inicios. Aunque quizás poco conocida, es considerada una de las grandes realizadoras del cine europeo. Sus más recientes obras así lo atestiguan: Hermanos (2006) la consagró a nivel internacional y fue objeto de un remake con el mismo título en Hollywood en el año 2009 (en esta ocasión bajo la dirección de de Jim Sheridan), la imprescindible Después de la boda (2006), nominada al Óscar a la mejor película extranjera, y su impecable debut en Hollywood con Cosas que perdí en el fuego (2008), que protagonizaron Halle Berry y Benicio del Toro. Ahora llega su obra más aclamada, precedida por el Globo de Oro y el Oscar a la mejor película de habla no inglesa de este año: En un mundo mejor (2010). Ya hemos hablado de ella con motivo de una entrada previa, pero en aquel momento sólo conocíamos su tráiler. Un tráiler que no llega a transmitir el gran interés de esta gran película que acaba de estrenarse en España la semana pasada. La polémica ya está en la red, de forma que se plantean incluso debates sobre si ha sido justo su premio al Oscar o se lo merecía más la película canadiense Incendies (Denis Villeneuve, 2010), otra obra de arte.

En un mundo mejor nos habla de dos familias desestructuradas en donde dos niños de 10años (Elias y Christian) viven su peculiar aprendizaje de los valores de la vida. Dos entornos geográficos en donde la violencia es patente, bien sea el primer mundo (Dinamarca) o el tercer mundo (un país africano); dos mundos que rezuman desasosiego por todos sus poros en una película que destila violencia en cada fotograma con la gran destreza de que casi nunca es una violencia explícita. Una película violenta con bellas imágenes (pocas veces el cielo es fotografiado tantas veces y con tanto sentido melodramático), en donde es más importante lo que se sugiere que lo que se ve, con emotividad contenida y con un guión bien engrasado. Los personajes son creíbles (magníficas interpretaciones de los dos niños, bien acompañados por sus padres, dos estrellas del cine danés, Ulrich Thomsen y Mikael Persbrandt), sus tribulaciones tangibles, y las brutales contradicciones que explican la inercia imprevisible de sus actos es razonablemente genuina.
Elias vive con dos padres médicos en fase de divorcio y un hermano pequeño; el padre (Mikael Persbrandt) ejerce su profesión en un campo de refugiados de África, alejado por tanto de la familia durante demasiado tiempo. Christian es hijo único y acaba de perder a su madre (fallecida por cáncer), lo que le hace estar enfadado con la vida y, especialmente, con su padre (Ulrich Thomsen). Elias sufre un claro ejemplo de acoso escolar (bullying) por parte de unos matones de su colegio. Christian acaba de llegar a su mismo colegio y llega a amenazar con un cuchillo al cabecilla de los agresores para que deje de molestar a Elias. Elias y Christian se convierten en amigos inseparables y vivirán algunas experiencias de final imprevisible.

En un mundo mejor es un drama de nuestro tiempo. Una historia de amistad, de venganza (que es su título original en danés) y de heridas abiertas que intenta mostrar si realmente vivimos en un mundo mejor, en donde los valores que damos a nuestros hijos no siempre son suficientes para vencer la violencia implícita que nos rodea. Un mundo en donde subyacen los mismos instintos y sentimientos de violencia en cualquier lugar y época, sea la violencia sutil de un país tan avanzado como Dinamarca o la violencia explícita de un país africano.
En un mundo mejor proyecta la latente amenaza de una violencia implícita, omnipresente y universal, que irrumpe en la infancia e interrumpe su felicidad. Interrumpir la felicidad de la infancia es un grave error. Es curioso que en esta película las únicas sonrisas reales proceden de los menos favorecidos: los niños africanos.

En la película se dibujan diversos problemas de gran interés en la infancia: además del acoso escolar, también se abordan las consecuencias de la desestructuración familiar, la comunicación como elemento clave para solucionar los problemas, y el difícil papel de las figuras paternas para transmitir y educar a sus hijos en los buenos valores que deben imponerse en la vida (entre ellos el perdón). Padres, hijos, violencia social y valores son los puntos cardinales de una pequeña obra de arte sin dogmas y con el cielo mejor fotografiado de los últimos tiempos.


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