La investigación, llevada a cabo con más de 600 pacientes que han sufrido ictus, apunta a la utilidad de medir el espesor de las capas íntima y media de la arteria carótida, mediante ecografía, como elemento de alerta precoz en la probabilidad de recaída y, por tanto, como marcador clínico de pronóstico.
Las conclusiones del estudio, publicadas en Stroke, ayudarán a detectar aquellos pacientes de alto riesgo y a «focalizar los esfuerzos» sobre los mismos, según ha destacado el responsable del estudio, Jaume Roquer. «Gracias al informe, el grueso de la carótida se convertirá en otro elemento importante a tener en cuenta para detectar a los pacientes con más riesgo», ha reiterado Roquer, que ha destacado el gran valor del estudio para mejorar la prevención.
Los expertos, que han realizado este trabajo dentro del estudio multicéntrico Ártico, que evalúa posibles marcadores de recurrencia en ictus, han hecho un «gran paso» en el estudio de esta enfermedad, que cuenta con un 7 por ciento de pacientes que vuelven a sufrir un nuevo episodio durante el primer año, cifra que alcanza el 15% si se suman los episodios cardiovasculares y la muerte.
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