lunes, 28 de noviembre de 2011

Ladrones de libros



Cada uno empieza a leer el diario por su sección favorita. Las grandes noticias del día, fútbol, hípicas, fúnebres...
A mí me atrae el rectángulo titulado "Parte Policial". No se dan allí las grandes novedades policiales, pero sí suelen aflorar hechos que tienen un toque curioso. Por ejemplo, tres motos que convergen en una esquina y protagonizan una colisión sin precedentes. O bien un caballo que quiere emular a los autos y se lanza a las rutas donde tarde o temprano se involucra en un choque colosal. El pasado sábado se daba cuenta de un señor que tal vez sintió que había llegado la hora de imitar a Gary Cooper en "A la hora señalada" y salió a la puerta de su casa a disparar tiros y más tiros. Pero la noticia rara que "Parte Policial" brindó en aquella jornada fue el asalto a una librería.
Vivimos en tiempos difíciles para los libros. Muchos, con descaro total, anuncian que el tiempo de los libros ya pasó, que los libros han muerto (o morirán en breve), aplastados sin remedio por los medios de comunicación electrónicos.
Entonces, que surjan en medio de la sociedad uruguaya dos cacos bibliómanos, es todo un notición. No cuesta mucho esfuerzo imaginarlos, habiendo ya leído todo el contenido de sus anaqueles personales y hasta concurrido a una de esas librerías donde se ofrecen tres excelentes libros por 200 pesos y, finalmente decidiéndose por tomar el camino del delito para satisfacer su sed de lectura. ¿Tal vez como aquel personaje novelístico de Jean Paul Sartre quien se probaba a sí mismo hurtando libros de los bouquinistes de París?
Casi al mismo tiempo que el dúo de pistoleros busca libros entraba en acción, Fernando Vallejo escribía en " La Nación " sobre el Forum Atlántida, de esta manera: "¡Qué bueno que a los editores de Cataluña se les hizo poder celebrar su segundo Forum Atlántida! Se tienen que apurar porque dentro de poquito van a ser como el cóndor de los Andes, una especie en extinción. Y no por catalanes, sino por editores. Cuando cunda en serio el libro electrónico, esta profesión tan honorable que empezó algo después de Gutenberg, hace quinientos años, va a quedar más descontinuada que la de relojero o la de deshollinador."
Tengo que admitir que las palabras de Vallejo me molestaron, ya que soy de esos que se resisten a que el libro se vaya deslizando a la categoría de especie en vías de extinción o por lo menos de especie amenazada.
Y así fue que emocionado, me congratulé del acto de los dos asaltantes de librerías. Imaginaba verlos llenando bolsas con tomos y más tomos. Tal vez seleccionando autores por su fama, por su jerarquía, porque son "best sellers"… en fin, preparándose para un festín de lectura. Pero desgraciadamente seguí leyendo la crónica y me enteré cuál fue la cruda realidad: los sujetos entraron a una librería de la Aguada , exhibieron un arma de fuego, amenazaron a un empleado, le quitaron el dinero y fugaron a pie del lugar. Aparentemente, sin llevarse un solo libro.
Esto es el fin: se acabaron los bibliómanos capaces de jugarse la vida por una lectura
Por Álvaro Casal


"La biblioteca es el lugar del ejercicio público de la razón" Gabriel Naudé

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