La rapamicina se emplea en el tratamiento de algunos tumores como el de mama, aunque para frustración de los oncólogos, no es extraño que las células cancerosas adquieran la capacidad de 'escapar' a su acción y surjan resistencias. En una investigación experimental que se publica en'Cancer Letters', se acaba de comprobar que el uso de resveratrol previo al tratamiento inhibe significativamente el crecimiento de las células malignas.
El ensayo se ha llevado a cabo con líneas tumorales de cáncer de mama en el laboratorio, por lo que es pronto para trasladar sus resultados a pacientes de carne y hueso. Sin embargo, y con sus observaciones en la mano, el equipo de Charis Eng (del Instituto de Medicina Genómica de Cleveland, EE.UU.) se atreve a sugerir "una dieta rica en resveratrol durante el tratamiento con fármacos del tipo de rapamicina". Así que no sería extraño que de aquí a unos años le recomienden unas uvas o una copita de vino antes de recibir la 'quimio'.
En sus células de laboratorio, Eng y sus compañeros descubrieron que añadir el antioxidante a la rapamicina lograba reducir el crecimiento de las células tumorales en un 50%. Pero es que además han indagado en el mecanismo que podría explicar esta sinergia tan beneficiosa.
La clave podría estar en dos oncogenes, como PTEN y AKT, que parecen 'desactivarse' de alguna manera en presencia del resveratrol. De esta manera, el antioxidante permite reducir los mecanismos de resistencia que ambos elementos representan en presencia de la rapamicina (un inmunosupresor que también se emplea como tratamiento para evitar el rechazo después de un trasplante de órganos).
Teniendo en cuenta que aún hoy en día, a pesar de todos los avances logrados en la lucha contra el cáncer de mama, muchos tumores son capaces de generar resistencias, los investigadores subrayan la necesidad de "nuevos fármacos o combinaciones de medicamentos capaces de sustituir o complementar a los existentes actualmente".
Autor: María Valerio |
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