Varias compañías venden a través de Internet unos sencillos 'kits' con los que el interesado puede enviar a vuelta de correo una muestra de su ADN (saliva, raspado de las mejillas...) y obtener en pocos días un perfil genético en el que verá reflejado su riesgo de sufrir ciertas enfermedades a lo largo de la vida. Barato (de 400 dólares para arriba) y sencillo.
Sin embargo, los expertos y las autoridades sanitarias no están seguros de que esta práctica sea útil o positiva para los ciudadanos ya que la información que proporcionan estos test es "muy limitada", aseguran los autores del estudio. Sus defensores señalan que podrían promover cambios en los hábitos de las personas que se someten a ellos mientras que sus detractores creen que esas reacciones pueden ser negativas, en forma de ansiedad y de aumento de las pruebas innecesarias.
La revista 'The New England Journal of Medicine' publica el primer estudio que analiza las actitudes de los consumidores ante los resultados de estas pruebas genéticas. Algo más de 2.000 ciudadanos de EE.UU. accedieron a someterse a uno de estos test y a un seguimiento que implicaba responder a un pequeño cuestionario tres meses y un año después de recibir los resultados.
Los datos obtenidos a partir de esa primera encuesta "apoyan la hipótesis nula (que proporcionar los resultados de estos test no afectan a los hábitos saludables), aunque los efectos potenciales sobre la población a gran escala aún se desconocen", explican los autores procedentes del Scripps Research Institute.
"No observamos diferencias significativas en el nivel de ansiedad, ingesta de grasas en la dieta o en la actividad física entre la situación basal y durante el seguimiento", señala el estudio. Los resultados de los test tampoco empujaron a los participantes a someterse a pruebas médicas aunque sí un sensible aumento en la intención.
La incertidumbre acerca de la validez y utilidad clínica de los test sugiere que "las decisiones de realizar pruebas de cribaje basadas en los resultados de dichas pruebas serían poco meditadas", añaden los autores.
Autor: Cristina de Martos |
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