lunes, 10 de enero de 2011

Los amigos de mis amigos son mis amigos

Los amigos de mis amigos son mis amigos

Desde la perspectiva de un científico, el análisis del comportamiento humano puede ser uno de los problemas más desesperantes como materia de estudio, ¿por qué nos comportamos de una determinada manera? ¿cuándo cambiamos de opinión? ¿cómo influyen otras personas en nuestra toma de decisiones? Una de las posibles respuestas sería “cada uno es como es”, es decir, poco podemos hacer por cambiar el comportamiento o parecer de una determinada persona. Sin embargo, el problema puede volverse mucho más sencillo simplemente con… complicarlo un poco!
A pesar de la heterogeneidad de comportamientos de los seres humanos, estos actúan siguiendo patrones muy parecidos cuando se les coloca dentro de una red de interacción con otros individuos. El estudio de las redes sociales, desde el punto de vista de cómo la estructura de la red puede influenciar en el comportamiento de las personas, lleva más de un siglo cautivando el interés de sociólogos, psicólogos y antropólogos [1], y más recientemente de matemáticos y físicos. Hemos hablado ya en este blog de los trabajos de Stanley Milgram mostrando la propiedad de “pequeño mundo” en las redes sociales [2], la cual hace que estemos a muy pocos pasos de individuos que en principio nos podrían parecer muy alejados tanto socialmente como físicamente. Resulta también curioso observar como en muchos casos incluso relaciones de baja intensidad con otros individuos pueden influenciarnos enormemente. En este aspecto, Mark Granovetter fue uno de los pioneros en estudiar la importancia de los“enlaces débiles” [3], sorprendido por la cantidad de personas que decían haber encontrado trabajo mediante un simple conocido.
clustering
Pero en la entrada de hoy me gustaría resaltar un trabajo publicado recientemente en la revista Science sobre como se difunde por una red social una determinada idea o comportamiento [4]. En este artículo Damon Centola construye una comunidad de usuarios de internet con intereses sobre temas de salud. La particularidad de este trabajo es que cada usuario puede ver la actividad y opiniones de unos pocos miembros de la red, los cuales son elegidos directamente por el autor del trabajo, configurando así redes de distintas topologías (small-world o alto clustering). Los resultados son sorprendentes, contrariamente a lo que se pensaba, la existencia de conexiones a larga distancia no fomenta la propagación de información en la red. Sin embargo, el clustering resulta ser fundamental. Este termino (clustering) mide la densidad local de las conexiones analizando si los vecinos de un determinado individuo son también vecinos entre sí. De esta manera, si en nuestra red de amistades, éstas son a su vez amig@s entre ellos, tendremos un clustering alto. Centola observa en sus experimentos que es mucho más fácil transmitir una idea o un cambio de comportamiento en redes con alto clustering, y explica que es debido a la realimentación que se produce en este tipo de estructuras. Si lo pensamos, resulta bastante razonable: si un amigo nos intenta convencer sobre un determinado asunto, puede que le hagamos caso (o no), pero si ya son dos, la probabilidad de convencernos es mucho más alta. Curiosamente, uno de los resultados del artículo es que es precisamentedos el número de interacciones óptimas para cambiar un determinado comportamiento, es decir, en caso de recibir muchos mas inputs, éstos ya no tendrán la eficacia de los dos primeros, ¿realmente somos tan previsibles? Lean el artículo de Centola.
[1] L. Freeman, The Development of Social Network Analysis. Vancouver: Empirical Press (2006).
[2] S. Milgram, “The Small World Problem”, Psychology Today, 1, 60 – 67 (1967).
[3] M. Granovetter, “The strength of the weak ties”, American JOrunal of Sociology, 78, 1360-1380 (1973).
[4] D. Centola, “The spread of Behavior in an Online Social Network Experiment”, Science, 329(5996), 1194-1197 (2010).

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