Identifican un elemento que resta eficacia a las vacunas contra el cáncer
Investigadores de dos centros académicos de Suiza han identificado un elemento clave que resta eficacia a las vacunas contra el cáncer: la capacidad de los vasos linfáticos que recubren un tumor de suprimir la defensa inmunológica del individuo.
El trabajo, que publica hoy la revista científica "Cell reports", constata que los vasos linfáticos pueden eliminar los linfocitos T (un tipo de células inmunitarias) o rechazarlos antes de que lleguen al tumor, lo que permite que mantenga y acelere su crecimiento.
Las células tumorales presentan en su superficie marcadores y antígenos, que las convierten en identificables para nuestro sistema inmunológico, y es sobre la base de esta constatación que las vacunas contra el cáncer se han desarrollado en los últimos años.
La idea es "educar" las células inmunitarias de los pacientes, exponiéndoles a los antígenos tumorales, localizando exclusivamente las células cancerosas, lo que podría permitir la supresión de los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia. Pero los ensayos clínicos realizados hasta la fecha con este tipo de vacunas no han sido muy alentadores.
Numerosas investigaciones han coincidido en que los tumores pueden favorecer el desarrollo de vasos linfáticos a su alrededor, y hasta ahora se suponía que los vasos linfáticos sencillamente ofrecían una escapatoria a las células cancerosas y favorecían la formación de procesos de metástasis, pero sin saber por qué.
Lo que Melody Swartz, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), y Stephanie Huges, de la Universidad de Ginebra, han logrado comprender la manera en la que los vasos linfáticos envuelven el tumor y rechazan los ataques de los linfocitos T.
Las investigadoras trabajaron sobre un tipo de tumor que presenta una elevada cantidad de una molécula llamada VEGF-C, que es conocida por estimular el crecimiento de los vasos linfáticos.
Lo que hicieron fue modificar las células cancerosas para que generaran un antígeno diferente, tras lo cual compararon la eficacia de una vacuna específica para activar los linfocitos T con el objetivo de que destruyeran las células portadoras de ese antígeno, tanto en presencia como en ausencia de la molécula VEGF-C.
La supresión de esta molécula permitió aumentar significativamente la eficacia de la vacuna, reduciendo en un 75 por ciento el grado de desarrollo posterior del tumor. Los estudiosos demostraron que las llamadas células endoteliales, que recubren los vasos linfáticos, recuperan los antígenos específicos de los tumores y los confrontan con los linfocitos T, de manera que estos últimos son rechazados o destruidos.
Según Swartz, esta investigación demuestra que centrándose desde el principio del tratamiento en los vasos linfáticos asociados al tumor, en teoría se podría aumentar de manera significativa la eficacia de las vacunas contra el cáncer.
"Sería como retirar los soldados de la fortaleza antes de enviar un ejército de asalto. Si bloqueamos la función supresiva de los vasos linfáticos, nuestros datos sugieren que los linfocitos T que eliminan el tumor harían su trabajo de manera mucho más eficaz", explicó Swartz.
Hugues agregó que "nuestro estudio demuestra que los vasos linfáticos causan directamente la muerte de los linfocitos T anti-tumorales" y consideró que "este descubrimiento plantea nuevos objetivos prometedores para aumentar la inmunidad anti-tumoral". Las investigadores subrayaron que, en cualquier caso, serán necesarios más ensayos clínicos para convertir en realidad esta teoría.
Las células tumorales presentan en su superficie marcadores y antígenos, que las convierten en identificables para nuestro sistema inmunológico, y es sobre la base de esta constatación que las vacunas contra el cáncer se han desarrollado en los últimos años.
La idea es "educar" las células inmunitarias de los pacientes, exponiéndoles a los antígenos tumorales, localizando exclusivamente las células cancerosas, lo que podría permitir la supresión de los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia. Pero los ensayos clínicos realizados hasta la fecha con este tipo de vacunas no han sido muy alentadores.
Numerosas investigaciones han coincidido en que los tumores pueden favorecer el desarrollo de vasos linfáticos a su alrededor, y hasta ahora se suponía que los vasos linfáticos sencillamente ofrecían una escapatoria a las células cancerosas y favorecían la formación de procesos de metástasis, pero sin saber por qué.
Lo que Melody Swartz, de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL), y Stephanie Huges, de la Universidad de Ginebra, han logrado comprender la manera en la que los vasos linfáticos envuelven el tumor y rechazan los ataques de los linfocitos T.
Las investigadoras trabajaron sobre un tipo de tumor que presenta una elevada cantidad de una molécula llamada VEGF-C, que es conocida por estimular el crecimiento de los vasos linfáticos.
Lo que hicieron fue modificar las células cancerosas para que generaran un antígeno diferente, tras lo cual compararon la eficacia de una vacuna específica para activar los linfocitos T con el objetivo de que destruyeran las células portadoras de ese antígeno, tanto en presencia como en ausencia de la molécula VEGF-C.
La supresión de esta molécula permitió aumentar significativamente la eficacia de la vacuna, reduciendo en un 75 por ciento el grado de desarrollo posterior del tumor. Los estudiosos demostraron que las llamadas células endoteliales, que recubren los vasos linfáticos, recuperan los antígenos específicos de los tumores y los confrontan con los linfocitos T, de manera que estos últimos son rechazados o destruidos.
Según Swartz, esta investigación demuestra que centrándose desde el principio del tratamiento en los vasos linfáticos asociados al tumor, en teoría se podría aumentar de manera significativa la eficacia de las vacunas contra el cáncer.
"Sería como retirar los soldados de la fortaleza antes de enviar un ejército de asalto. Si bloqueamos la función supresiva de los vasos linfáticos, nuestros datos sugieren que los linfocitos T que eliminan el tumor harían su trabajo de manera mucho más eficaz", explicó Swartz.
Hugues agregó que "nuestro estudio demuestra que los vasos linfáticos causan directamente la muerte de los linfocitos T anti-tumorales" y consideró que "este descubrimiento plantea nuevos objetivos prometedores para aumentar la inmunidad anti-tumoral". Las investigadores subrayaron que, en cualquier caso, serán necesarios más ensayos clínicos para convertir en realidad esta teoría.
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