El yodo durante la gestación, lactancia y primera infancia. Cantidades mínimas y máximas: de microgramos a gramos
Publicado en An Pediatr (Barc). 2000;53:1-5. - vol.53 núm 01
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Las hormonas tiroideas, tiroxina (T4) y 3,5,3'-triyodotironina (T3) son necesarias durante todas las fases de la vida para una función normal del sistema nervioso central (SNC). Son especialmente cruciales durante el desarrollo del SNC, pues una insuficiencia de estas hormonas se acompaña de lesiones y defectos neurológicos permanentes e irreversibles.
Ambas hormonas contienen yodo, cuatro átomos por molécula en el caso de la T4, tres en el caso de la T3. Sin yodo no es posible su síntesis, a pesar de lo cual a lo largo de la evolución no han aparecido otras hormonas capaces de sustituirlas y que no tengan esta total dependencia de un elemento, que suele encontrarse en cantidades muy pequeñas fuera del ambiente acuático marino.
En cambio, ha evolucionado una estructura, el folículo tiroideo, capaz de minimizar las consecuencias de un aporte asaz variable del yodo, obtenido en su mayor parte a través de los alimentos y el agua. Es la única estructura endocrina capaz de almacenar estas hormonas en forma de prohormona (la tiroglobulina), con tal eficacia que un adulto, que ha tenido una nutrición adecuada de yodo, puede hacer frente a las necesidades hormonales de su organismo durante varios meses después de iniciarse un período de carencia total del mismo en su alimentación. A su vez, la glándula tiroides del adulto es capaz de evitar las posibles consecuencias nocivas de la producción de un exceso de hormonas tiroideas, que podrían producirse al llegarle cantidades muy altas de yodo. Si embargo, surgen problemas importantes cuando la deficiencia de yodo en la alimentación se hace crónica, o cuando la exposición a un exceso de yodo es muy prolongada, sobre todo cuando esto ocurre durante un período del desarrollo en que la glándula aún no está plenamente preparada para ello. De no resolverse estos problemas, o de resolverse a destiempo, pueden producirse déficit más o menos graves e irreversibles del SNC.
En este breve comentario se intentará definir, con mayor precisión, cuáles son las cantidades mínimas para un desarrollo normal del SNC, y cuáles las que pueden dar lugar a problemas durante el embarazo y primera infancia, períodos en los que tienen lugar en el ser humano fases cruciales de maduración cerebral. Hay, sobre todo con respecto al exceso de yodo, bastantes problemas de índole práctico, tal y como describen con acierto y amplio apoyo bibliográfico Arena y Emparanza en este mismo número
Atte.
Dr.Máximo Cuadros Chávez
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