«Rosita ISA», de raza bovina Jersey, nació el pasado 6 de abril por cesárea debido a su excesivo peso -45 kilos, más del doble de lo habitual para un animal de su raza-, en un campo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA). Producirá cuando sea adulta «una leche similar a la humana», según afirmó la propia presidenta de Argentina, Cristina Fernández, en la presentación del animal hace unos días.
La ternera es el resultado de una clonación «con dos genes humanos que codifican proteínas presentes en la leche humana y de gran importancia para la nutrición de los lactantes», según han explicado los científicos. Esas proteínas son la lactoferrina y la lisozima humanas, que tienen «funciones antibacterianas, ayudan a los niños a nutrirse de hierro y además proveen de agentes de inmunidad contra enfermedades». La leche de vaca normal casi no contiene lisozima y la actividad de la lactoferrina es específica de cada especie. Los genes humanos se incluyeron en un solo sitio del genoma bovino, pudiendo expresarse así ambas proteínas solo en la glándula mamaria durante la lactancia.
VACAS CHINAS Argentina entró en el club de la clonación destinada a crear vacas transgénicas con fines medicinales en agosto de 2002, cuando nació «Pampa», con la que expertos del laboratorio local Bio Sidus pretendían obtener leche bovina con la proteína de crecimiento humano hGH. Las descendientes de «Pampa», considerada como la primera ternera clonada en América Latina, producen leche de la que se extrae esa proteína para producir a menor coste las medicinas para niños con deficiencias de crecimiento.
Argentina no es el único país interesado en tener una vaca que dé leche humana. Científicos de la Universidad Agrícola de China han conseguido introducir genes humanos en embriones de unas vacas lecheras para crear un rebaño capaz de dar leche como madres humanas. |
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