Detrás de esta adicción mortal se encuentra el modus operandi de la nicotina. Esta droga se inhala en cada calada, llega a los pulmones, pasa inmediatamente al torrente sanguíneo y se cuela en el cerebro tras superar la barrera hematoencefálica. Como la cocaína o la heroína, la nicotina incrementa los niveles de dopamina, una sustancia química que aumenta la sensación de placer en el cerebro.
Más de una década después de que se empezara a probar en ratones, un portavoz del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) de EE.UU. ha anunciado que la primera vacuna contra la nicotina podría estar lista y aprobada a finales de 2012. A Europa llegaría en 2013, según el portavoz, Iván Montoya.
La vacuna, conocida como NicVax, estimula al sistema inmunitario para que genere unos anticuerpos, una defensa específica contra una amenaza concreta. Son como misiles de precisión. Los anticuerpos se unen a la nicotina en la sangre e impiden que atraviese la barrera hematoencefálica y acceda al cerebro. En el mejor de los casos, el fumador pierde el placer de fumar.
MUY ESPERANZADORES
Los expertos han recibido con cautela el anuncio, realizado en Madrid en unas jornadas de la sociedad científica Socidrogalcohol. Hasta la fecha, NicVax ha conseguido bloquear los efectos de la nicotina, pero en animales. En humanos, la vacuna sólo ha demostrado ser efectiva combinada con las orientaciones de un médico, en fumadores que sinceramente querían dejar de fumar.
Montoya ha explicado que a comienzos de 2012 se presentarán los resultados de dos ensayos llevados a cabo en EE.UU. con 2.000 personas. Estas pruebas, necesarias para que las autoridades aprueben la vacuna, ofrecen de momento resultados "muy esperanzadores", aseguró Montoya. "Ya tenemos datos claros que demuestran que la vacuna de la nicotina ayuda a que los individuos dejen de fumar", adelantó, mencionado un 40% de éxito.
En noviembre de 2007, durante una visita a Valencia, Montoya, director de la división de Farmacoterapias del NIDA, ya anunció que la vacuna estaría lista en 2010 ó 2011. Evidentemente, no fue así. Esta carrera frenética no es sólo una cuestión de salud, el precio de la vacuna, administrada en cuatro dosis, podría rondar los 800 euros o incluso superar los 1.000, según calculó el propio Montoya en 2007. Entonces, su eficacia se reducía al éxito en uno de cada cinco fumadores al cabo de un año.
UN INMENSO NEGOCIO
Hay mucho dinero en juego. Detrás de la vacuna se encuentran las farmacéuticas Nabi, estadounidense, y GlaxoSmithKline, británica. La compañía Datamonitor calcula que el mercado de fármacos para dejar de fumar moverá 3.800 millones de dólares en 2018. Y las vacunas contra la nicotina se llevarán 2.100 millones de dólares de esa tarta. El propio NIDA inyectó cuatro millones de dólares a Nabi en 2005 para desarrollar la vacuna. En 2009, metió otros 10 millones.
Armando Peruga, gerente de la Iniciativa Libre de Tabaco de la Organización Mundial de la Salud, es escéptico con la supuesta fecha de comercialización de la vacuna. "Ojalá la fecha de 2012 sea la correcta, pero desde que terminan los ensayos clínicos hasta que se comercializa un fármaco suelen pasar dos o tres años", advierte.
Peruga, que no se cansa de criticar las maniobras de la poderosa industria tabaquera para perpetuar la adicción, también pide reducir el optimismo hasta que finalicen los estudios científicos. "Habrá que ver la eficacia real de la vacuna. Si es eficaz, merecerá la pena la inversión, pero si es una ruleta, habrá que verlo", afirma. El representante de la OMS también lamenta el alto precio de la vacuna, que la convierte en "un producto obviamente no asequible en países en desarrollo".
En febrero de 2008, la directora de la Organización Mundial de la Salud, Margaret Chan, advirtió de que el tabaco matará a mil millones de personas a lo largo del siglo XXI si no se toman medidas. Chan ha acusado desde entonces a las tabaqueras de intentar captar a las mujeres y a las niñas de países en desarrollo. "La industria del tabaco es brutal, taimada, rica y poderosa", declaró Chan el 26 de febrero de 2010. "Los países en desarrollo son los más vulnerables y menos flexibles. Son los más golpeados y tienen menos capacidad de hacerles frente", afirmó. Estos ciudadanos con pocos recursos económicos se quedarían sin acceso a la vacuna, como tampoco pueden ahora afrontar los costes adicionales de las enfermedades crónicas producidas por el tabaco.
PAGADO POR EL FUMADOR
El portavoz del Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, Rodrigo Córdoba, pone en contexto el coste que podría tener la vacuna. Según sus estimaciones, un fumador español se deja en promedio unos 1.200 euros al año en cigarrillos. "800 euros es el presupuesto para tabaco de ocho meses", señala.
"La vacuna será bienvenida, pero hay que esperar a ver los datos científicos. Muchos de estos productos se anuncian y luego son un bluf, no funcionan", alerta. Si se confirma el anuncio del NIDA y la vacuna es eficaz y llega a Europa en 2013, habrá que ver cómo se integra en el sistema sanitario español. En enero, la ministra de Sanidad, Política Social e Igualdad, Leire Pajín, se mostró "partidaria de negociar la posibilidad" de que la sanidad pública financie los fármacos para abandonar el tabaco. En la actualidad, sólo algunas comunidades autónomas pagan los productos para dejar de fumar.
"Es improbable que la vacuna entre en el catálogo de medicamentos de prestación pública. El precio lo tendrá que asumir el fumador", opina Córdoba. En cualquier caso, subraya el experto, "la vacuna sólo servirá para los que quieran dejar de fumar, para los demás, no".
La farmacéutica Nabi vende su vacuna en su web con cifras y declaraciones impactantes. Según las estimaciones que maneja la empresa, el hábito de fumar provoca unos costes económicos relacionados con la salud de aproximadamente 192.000 millones de dólares en todo el mundo. Nabi también recuerda que, en EE.UU., el 70% de los 45 millones de adultos fumadores que hay quiere dejar de fumar, pero sólo un 5% lo consigue al cabo de un año, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.
GUERRA DE FARMACÉUTICAS
La vacuna es terapéutica, no preventiva. Es decir, sirve para ayudar a un fumador a dejarlo, pero no para evitar que un adolescente se enganche a los cigarrillos. El representante del NIDA no ha descartado que en el futuro se desarrollen vacunas preventivas, como la de la polio o el tétanos, "de modo que se puedan utilizar en jóvenes que apenas empiezan a consumir para evitar que se vuelvan adictos a esta sustancia.
Aunque la vacuna está todavía lejos de estar en la calle, la batalla entre farmacéuticas ya ha empezado. Nabi carga en su web contra el fármaco Chantix, de Pfizer, que también bloquea el paso de la nicotina al cerebro, pero no es una vacuna. En 2009, las autoridades obligaron a Pfizer a incluir una advertencia en las cajas del medicamento, ya que se sospechaba que podía elevar el riesgo de tener pensamientos suicidas. Unos meses después, un estudio científico no halló relación con el suicidio, pero sí con la depresión.
Autor: Manuel Ansede |
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