Los científicos, dirigidos por el biólogo Laurence Zwiebel, encontraron que, además, el repelente funciona igual de bien contra los mosquitos que contra moscas, polillas u hormigas. Es decir, que es eficaz contra toda clase de insectos. "No es que estuviéramos buscando eso", asegura David Rinker, un estudiante que participó en los experimentos, "se trata de una anomalía que notamos durante las pruebas".
La investigación, de hecho, tenía un fin muy diferente: buscar nuevos métodos para contener la propagación de la malaria. En concreto, se trataba de buscar un método capaz de trastornar el olfato de los mosquitos, un sentido que juega un importante papel en la propagación de la enfermedad.
Los propios investigadores advierten que es demasiado pronto para determinar si este compuesto puede actuar como base para un producto comercial. Sin embargo, subrayan, es el primero de su clase y podría usarse para el desarrollo de compuestos similares y que tengan las características necesarias para la venta al público en general.
El descubrimiento es resultado del nuevo conocimiento que los biólogos han adquirido sobre la forma en que funciona el olfato de los insectos. Una forma muy diferente a la de los mamíferos.
DISTINTO OLFATO
Sobre las células nerviosas de la nariz de los mamíferos (y en las antenas de los mosquitos) existe una serie de proteínas llamadas receptores de olor (RO). Cuando estos receptores se ponen en contacto con moléculas olorosas activan los nervios que señalan la detección de olores específicos. Hasta hace poco se pensaba que, a pesar de las evidentes diferencias, el olfato funcionaba de la misma manera en insectos y mamíferos a nivel molecular. Sin embargo la realidad es muy diferente.
En los insectos los ROs no actúan de forma autónoma, sino que forman un complejo con un co-receptor único, llamado coRO que también es necesario para la detección de las moléculas olorosas. Los ROs están dispersos sobre la superficie de las antenas y cada uno responde a un olor diferente. Sin embargo, para funcionar, cada RO debe estar conectado a un coRO específico.
"Cada RO es como un micrófono que puede detectar una única frecuencia", afirma Zwiebel. En sus antenas, el mosquito cuenta con decenas de estos "micrófonos" afinados para detectar una frecuencia específica. "Cuando el mosquito percibe un olor, el micrófono afinado con ese olor enciende su coRO", explica el investigador.
"Los otros micrófonos - continúa - siguen apagados, pero al estimular directamente los coRO podemos encenderlos a todos de una vez y esto sobrecarga el sentido de olfato del mosquito, reduciendo su capacidad para encontrar sangre".
EL REPELENTE DEFINITIVO Ante la dificultad de determinar qué compuestos químicos pueden ser capaces de modular los RO y coRO, los investigadores recurrieron al laboratorio en Vanderbilt. Allí se realizaron numerosas y largas pruebas, pero al final consiguieron descubrir la primera molécula capaz de estimular directamente al co-receptor olfatorio. La bautizaron VUAA1.
Ahora solo se trata de utilizar la increíble capacidad de esa molécula y convertirla en un producto capaz de llegar hasta los comercios. Los científicos ya han entrado en contacto con varias empresas interesadas en el desarrollo de lo que podría ser el repelente definitivo contra toda clase de insectos. Algo que la Humanidad les agradecerá para siempre.
Autor: José Manuel Nieves |
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