Reinas de la Tierra: Doce enfermedades que cambiaron nuestro mundo. 2ª Entrega (de 2)
autor: Miguel Vicente
REFERENCIA DEL LIBRO:
Irwin W. Sherman. Twelve diseases that changed our world. 2007. ASM Press, Washington.
ISBN 978-1-55581-466-3
Las doce enfermedades que cambiaron nuestro mundo incluyen dos, la fiebre amarilla y la malaria, que son transmitidas por la picadura de algunos mosquitos, y otras dos que se contagian por vía sexual, la sífilis y el SIDA. La sífilis es producida por una bacteria, la malaria por un protozoo, y la fiebre amarilla y el SIDA por virus. Otras dos de las enfermedades, la viruela y la gripe española, también son producidas por virus. La viruela se contagia por contacto, ya sea de un individuo a otro o por las ropas y restos de un enfermo. La gripe se transmite por vía respiratoria inhalando el virus exhalado por los enfermos. Las seis han dejado profundas marcas en la historia de la civilización.
La peste en Roma. Cuadro de Jules Elie Delaunay.1869. Musée d’Orsay, Paris.
REFERENCIA DEL LIBRO:
Irwin W. Sherman. Twelve diseases that changed our world. 2007. ASM Press, Washington.
ISBN 978-1-55581-466-3
enlace a la primera entrega: porfiria, hemofilia, tizón tardío de la patata, cólera, peste bubónica y tuberculosis.
Los estigmas de Venus
John Hunter, médico nacido en Escocia, demostró que la sífilis era una única enfermedad, que puede manifestarse como pus en el pene y como llagas en la piel, pero la demostración posiblemente acabó años después costándole la vida, ya que para probarlo se infectó a sí mismo en la piel con el pus de un enfermo. Esto ocurría en 1748, dos siglos antes de que el equipo de la Escuela de Anatomía Sir William Dunn de Oxford, dirigido por Howard Florey purificase la penicilina, el antibiótico que demostró ser la cura para esta enfermedad. El mercurio, un veneno que se usaba en tiempos de Hunter como medicamento, no curaba la enfermedad, que, hasta la llegada de la penicilina, solo empezó a tratarse con cierta eficacia en los primeros años del siglo veinte por medio del salvarasán, una droga derivada de otro veneno, el arsénico, descubierta por Paul Ehrlich. Los orígenes de la sífilis, producida por la bacteriaTreponema pallidum, se confunden con la leyenda, en un principio se creyó que su transmisión a Europa ocurrió por el contagio de los hombres que acompañaron a Colón en los viajes a América. La sífilis, enfermedad que probablemente existiese ya en Europa antes del Descubrimiento, fue determinante, al propagarse entre los soldados de Carlos VIII, en la retirada de Nápoles del ejército francés fracasando así en su invasión de Italia.
La plaga del siglo XXI
El SIDA también tiene como una de sus varias vías de transmisión, y la primera que se identificó, la práctica del sexo. Es un síndrome de inmunodeficiencia producido por la destrucción de células del sistema inmunitario a manos de un virus que actúa como un auténtico “Caballo de Troya” destruyendo las células que debieran defender al cuerpo frente a las infecciones. Los orígenes del virus que lo causa, el VIH, parecen encontrarse en virus de animales, posiblemente primates. Hasta el momento el SIDA no tiene cura, tan solo existen medicamentos que frenan su desarrollo, y las únicas formas de evitar el contagio tienen más que ver con el comportamiento que con el uso de medicamentos, ya que tampoco se ha encontrado hasta ahora una vacuna. La aparición del SIDA en las últimas décadas del siglo pasado no cabe duda que supuso un freno que contrarrestó la espontaneidad del comportamiento sexual que había permitido el uso de anticonceptivos orales en la década de los setenta. Ha supuesto asimismo un arma más para los defensores de los esquemas conservadores de familia y relaciones humanas y en algunos momentos ha revelado muchas contradicciones de la sociedad con respecto a la difusión y el uso del preservativo como medio para impedir el contagio.
Nadie lamenta la extinción de esta especie
La viruela es una enfermedad ya erradicada gracias a las campañas masivas de vacunación con una vacuna muy eficaz, la más antigua de todas las hoy en día disponibles. En el pasado la viruela provocaba epidemias periódicas que produjeron gran mortandad sobre todo entre las poblaciones que, como los nativos americanos y al contrario que los europeos, no habían estado expuestos con anterioridad a la enfermedad. Se cree que el virus de la viruela procede de virus de los animales domésticos que pudo empezar a infectar a los humanos hace más de 10.000 años.
La viruela fue el gran aliado de Hernán Cortés para derrotar a un ejército azteca que le sobrepasaba ampliamente en efectivos. Su uso como arma biológica deliberada parece que se debe al ejército inglés capitaneado por Geoffrey Amherst, que en la guerra de 1763 entre Francia e Inglaterra distribuyó mantas contaminadas con viruela a las tribus de nativos que le eran hostiles.
El transporte de la vacuna de la viruela, descubierta por Edward Jenner en 1798, al Nuevo Mundo lo realizó una expedición financiada por la corona de España a la que se conoce como “Real Expedición Filantrópica de la Vacuna” que comenzó en 1803 y se prolongó hasta 1814. Fue diseñada y dirigida por el médico Francisco Javier Balmis y como elemento imaginativo y curioso utilizó a veintidós niños huérfanos como contenedores vivientes de la vacuna. Ante la imposibilidad, en una época en la que no había refrigeradores, de mantener vivo al virus de la vacuna se iba inoculando de un niño a otro según pasaba el tiempo y así se mantuvo activa hasta el final de la expedición.
Los mosquitos, cómplices del asesino
El que los mosquitos puedan ser vectores para transmitir infecciones se probó en primer lugar en 1878 en la transmisión de la elefantiasis. Unos años después se probó asimismo para la malaria, una enfermedad en la que el patógeno, descubierto en 1880 por Alphonse Laveran, es un protozoo, del género Plasmodium, siendo los de la especie P. falciparum la malaria más mortal. Ronald Ross aventuró que podía ser transmitido por los mosquitos y el papel de un tipo específico de mosquito, el Anopheles llamado en italiano “zanzarone”, en la transmisión de la malaria, lo encontró Giovanni Battista Grassi de la Universidad de Roma.
La malaria producida por Plasmodium falciparum es una enfermedad tropical altamente mortal (25%) en la que el parásito destruye los glóbulos rojos. Ha matado a grandes conquistadores y ha debilitado en muchos casos a ejércitos enteros, por ejemplo a las tropas estadounidenses en Vietnam. No existe todavía una vacuna eficaz que esté bien probada, si bien existe la esperanza de que esté cercana, y aunque hay medicamentos que la curan, cada vez son más las cepas de Plasmodium resistentes a ellos, para colmo el mosquito transmisor se ha hecho resistente a muchos insecticidas.
¿Quién es nuestro enemigo?
La viruela se declaró erradicada el 8 de mayo de 1980, el éxito de la primera vacuna abrió las puertas a la búsqueda de remedios para las enfermedades que azotan a la humanidad, pero no se ha conseguido el mismo éxito para el resto de las enfermedades que he comentado en las dos entregas. Incluso enfermedades para las que hay vacunas muy eficaces y para las que se diseñaron planes de erradicación siguen siendo un serio problema. La poliomielitis, una grave infección viral, que aparte de poder ser mortal deja importantes secuelas, sigue siendo unproblema en muchas partes de África. Los planes para su eliminación fracasaron cuando el gobierno Nigeriano decidió suspender la vacunación con el pretexto de que escondía un siniestro plan del mundo desarrollado para esterilizar a las mujeres musulmanas. El enemigo es la ignorancia.
John Hunter, médico nacido en Escocia, demostró que la sífilis era una única enfermedad, que puede manifestarse como pus en el pene y como llagas en la piel, pero la demostración posiblemente acabó años después costándole la vida, ya que para probarlo se infectó a sí mismo en la piel con el pus de un enfermo. Esto ocurría en 1748, dos siglos antes de que el equipo de la Escuela de Anatomía Sir William Dunn de Oxford, dirigido por Howard Florey purificase la penicilina, el antibiótico que demostró ser la cura para esta enfermedad. El mercurio, un veneno que se usaba en tiempos de Hunter como medicamento, no curaba la enfermedad, que, hasta la llegada de la penicilina, solo empezó a tratarse con cierta eficacia en los primeros años del siglo veinte por medio del salvarasán, una droga derivada de otro veneno, el arsénico, descubierta por Paul Ehrlich. Los orígenes de la sífilis, producida por la bacteriaTreponema pallidum, se confunden con la leyenda, en un principio se creyó que su transmisión a Europa ocurrió por el contagio de los hombres que acompañaron a Colón en los viajes a América. La sífilis, enfermedad que probablemente existiese ya en Europa antes del Descubrimiento, fue determinante, al propagarse entre los soldados de Carlos VIII, en la retirada de Nápoles del ejército francés fracasando así en su invasión de Italia.
Olympia, un cuadro de Éduard Manet, pintor impresionista víctima de la sífilis. El temor al contagio de la sífilis venérea radicalizó la moral de las sociedades occidentales hasta bien avanzado el siglo XX. Al igual que mas tarde ocurriera con el SIDA la asociación de la enfermedad con la vida disipada se utilizó como coartada para frenar los comportamientos liberales del individuo.
La plaga del siglo XXI
El SIDA también tiene como una de sus varias vías de transmisión, y la primera que se identificó, la práctica del sexo. Es un síndrome de inmunodeficiencia producido por la destrucción de células del sistema inmunitario a manos de un virus que actúa como un auténtico “Caballo de Troya” destruyendo las células que debieran defender al cuerpo frente a las infecciones. Los orígenes del virus que lo causa, el VIH, parecen encontrarse en virus de animales, posiblemente primates. Hasta el momento el SIDA no tiene cura, tan solo existen medicamentos que frenan su desarrollo, y las únicas formas de evitar el contagio tienen más que ver con el comportamiento que con el uso de medicamentos, ya que tampoco se ha encontrado hasta ahora una vacuna. La aparición del SIDA en las últimas décadas del siglo pasado no cabe duda que supuso un freno que contrarrestó la espontaneidad del comportamiento sexual que había permitido el uso de anticonceptivos orales en la década de los setenta. Ha supuesto asimismo un arma más para los defensores de los esquemas conservadores de familia y relaciones humanas y en algunos momentos ha revelado muchas contradicciones de la sociedad con respecto a la difusión y el uso del preservativo como medio para impedir el contagio.
Adiós a las Armas, una película basada en la novela de Ernest Hemingway. El sorprendente anuncio público de Rock Hudson en 1985 sobre su padecimiento de SIDA conmovió a todo el mundo y cambió muchos de los estereotipos con los que el público observaba a los protagonistas del cine estadounidense.
Nadie lamenta la extinción de esta especie
La viruela es una enfermedad ya erradicada gracias a las campañas masivas de vacunación con una vacuna muy eficaz, la más antigua de todas las hoy en día disponibles. En el pasado la viruela provocaba epidemias periódicas que produjeron gran mortandad sobre todo entre las poblaciones que, como los nativos americanos y al contrario que los europeos, no habían estado expuestos con anterioridad a la enfermedad. Se cree que el virus de la viruela procede de virus de los animales domésticos que pudo empezar a infectar a los humanos hace más de 10.000 años.
Isabel I de Inglaterra, resistió a Felipe II y a la viruela. Pese a su virulencia no todos los que la contraían morían a causa de la viruela, pero padecían secuelas que desfiguraban el rostro. Se dice que la Reina Virgen usaba cosméticos de vinagre y plomo para ocultar los efectos de la enfermedad que padeció a sus 29 años. Pese a lo tóxico del mejunje, Isabel vivió hasta los 69 años (Elizabeth I de Inglaterra, el retrato de La Armada Invencible, por George Gower, ca 1588, Woburn Abbey).
La viruela fue el gran aliado de Hernán Cortés para derrotar a un ejército azteca que le sobrepasaba ampliamente en efectivos. Su uso como arma biológica deliberada parece que se debe al ejército inglés capitaneado por Geoffrey Amherst, que en la guerra de 1763 entre Francia e Inglaterra distribuyó mantas contaminadas con viruela a las tribus de nativos que le eran hostiles.
El transporte de la vacuna de la viruela, descubierta por Edward Jenner en 1798, al Nuevo Mundo lo realizó una expedición financiada por la corona de España a la que se conoce como “Real Expedición Filantrópica de la Vacuna” que comenzó en 1803 y se prolongó hasta 1814. Fue diseñada y dirigida por el médico Francisco Javier Balmis y como elemento imaginativo y curioso utilizó a veintidós niños huérfanos como contenedores vivientes de la vacuna. Ante la imposibilidad, en una época en la que no había refrigeradores, de mantener vivo al virus de la vacuna se iba inoculando de un niño a otro según pasaba el tiempo y así se mantuvo activa hasta el final de la expedición.
La enfermedad que acabó con una guerra
La epidemia de gripe que recorrió el mundo en 1918 acabó, hasta su fin en 1920, con la vida de veinte millones de personas. La gripe es producida por virus que se transmiten por el aire, no es necesario el contacto directo entre los enfermos para que el virus pase a las vías respiratorias de los individuos sanos, los aerosoles que se producen al estornudar y al toser son la mejor forma de difusión. No fue hasta 1933 cuando un equipo del Institute for Medical Research de Londres identificó el virus de la gripe humana. A su fácil contagio se une la excepcional capacidad del virus que la produce para generar mutaciones que dejan sin efecto de una vez a otra la inmunidad adquirida al padecerla. La mayoría de las veces el virus no adquiere propiedades que le hagan especialmente maligno, pero de vez en cuando, cuando el virus de la gripe humana adquiere genes de virus que afectan a los animales, se producen nuevas combinaciones que son especialmente letales. En 1918 se llamó gripe española, en 1957 gripe asiática (dos millones de víctimas), gripe de Hong Kong (un millón) en 1968. La gripe española ocurrió mientras el mundo occidental estaba sumido en una guerra que se suponía iba a ser el final de todas las guerras, realmente fue la gripe la que contribuyó a acabar la Primera Guerra Mundial.
Además de atacar a las tropas alemanas, ya debilitadas por la carencia de suministros y alimentos, que se disponían a invadir París, y por lo tanto forzar una rendición, parece que sus efectos sobre la historia no acabaron ahí. Woodrow Wilson, que era presidente de Estados Unidos, se encontraba afectado por un trancazo mientras se negociaba el armisticio lo que pudo contribuir a que aceptase una propuesta del francés George Clemenceau que dejaba a Alemania en una situación de dificultades y postración que fueron el caldo de cultivo propicio para el auge del nacional socialismo encabezado por Adolf Hitler y su posterior victoria en las urnas.
La epidemia de gripe que recorrió el mundo en 1918 acabó, hasta su fin en 1920, con la vida de veinte millones de personas. La gripe es producida por virus que se transmiten por el aire, no es necesario el contacto directo entre los enfermos para que el virus pase a las vías respiratorias de los individuos sanos, los aerosoles que se producen al estornudar y al toser son la mejor forma de difusión. No fue hasta 1933 cuando un equipo del Institute for Medical Research de Londres identificó el virus de la gripe humana. A su fácil contagio se une la excepcional capacidad del virus que la produce para generar mutaciones que dejan sin efecto de una vez a otra la inmunidad adquirida al padecerla. La mayoría de las veces el virus no adquiere propiedades que le hagan especialmente maligno, pero de vez en cuando, cuando el virus de la gripe humana adquiere genes de virus que afectan a los animales, se producen nuevas combinaciones que son especialmente letales. En 1918 se llamó gripe española, en 1957 gripe asiática (dos millones de víctimas), gripe de Hong Kong (un millón) en 1968. La gripe española ocurrió mientras el mundo occidental estaba sumido en una guerra que se suponía iba a ser el final de todas las guerras, realmente fue la gripe la que contribuyó a acabar la Primera Guerra Mundial.
Además de atacar a las tropas alemanas, ya debilitadas por la carencia de suministros y alimentos, que se disponían a invadir París, y por lo tanto forzar una rendición, parece que sus efectos sobre la historia no acabaron ahí. Woodrow Wilson, que era presidente de Estados Unidos, se encontraba afectado por un trancazo mientras se negociaba el armisticio lo que pudo contribuir a que aceptase una propuesta del francés George Clemenceau que dejaba a Alemania en una situación de dificultades y postración que fueron el caldo de cultivo propicio para el auge del nacional socialismo encabezado por Adolf Hitler y su posterior victoria en las urnas.
El grupo de cuatro dirigentes aliados reunido en Versalles. De izquierda a derecha el primer ministro británico David Lloyd George, el Primer Ministro Italiano Vittorio Emanuele Orlando, el Primer Ministro Francés Georges Clemenceau y el Presidente estadounidense Woodrow Wilson. El tratado de Versalles puso fin a la guerra con Alemania en junio de 1919.
Los mosquitos, cómplices del asesino
El que los mosquitos puedan ser vectores para transmitir infecciones se probó en primer lugar en 1878 en la transmisión de la elefantiasis. Unos años después se probó asimismo para la malaria, una enfermedad en la que el patógeno, descubierto en 1880 por Alphonse Laveran, es un protozoo, del género Plasmodium, siendo los de la especie P. falciparum la malaria más mortal. Ronald Ross aventuró que podía ser transmitido por los mosquitos y el papel de un tipo específico de mosquito, el Anopheles llamado en italiano “zanzarone”, en la transmisión de la malaria, lo encontró Giovanni Battista Grassi de la Universidad de Roma.
El mal’ aria y los zanzarone. El cuadro La Malaria (1850-1851) pintado por Antoine Auguste Ernest Hébert y dos sellos postales conmemorativos de Ross y Grassi. Hasta que Ross en 1897 y Grassi en 1898 demostraron que la picadura de los mosquitos Anopheles transmiten elPlasmodium, descubierto por Laveran, se atribuía la malaria a los malos aires de las regiones pantanosas. En el fondo no dejaba de tener su lógica ya que los mosquitos se desarrollan con facilidad en las aguas estancadas.
La malaria producida por Plasmodium falciparum es una enfermedad tropical altamente mortal (25%) en la que el parásito destruye los glóbulos rojos. Ha matado a grandes conquistadores y ha debilitado en muchos casos a ejércitos enteros, por ejemplo a las tropas estadounidenses en Vietnam. No existe todavía una vacuna eficaz que esté bien probada, si bien existe la esperanza de que esté cercana, y aunque hay medicamentos que la curan, cada vez son más las cepas de Plasmodium resistentes a ellos, para colmo el mosquito transmisor se ha hecho resistente a muchos insecticidas.
Cobayas humanos
La fiebre amarilla es otra enfermedad transmitida por otro mosquito, la hembra del Aedes aegypti, y producida por un virus. Causa fiebres muy altas, ictericia y vómitos y un tercio de los afectados no logra sobrevivir. Que el contagio no ocurre por contacto directo con un enfermo y se necesita que un mosquito transmita la infección con su picadura fue una idea que avanzó Carlos Finlay, un médico cubano. La prueba final tuvo mucho que ver con el interés de los estadounidenses en la construcción del Canal de Panamá. Era importante controlar la fiebre amarilla que era endémica en Cuba y en el territorio donde se construyó el canal. La prueba final del papel del Aedes la tuvo una comisión militar dirigida por Walter Reed. El procedimiento causó una controversia, al no haber animales susceptibles a la enfermedad los experimentos se realizaron en Cuba sobre voluntarios humanos a los que se ofreció una recompensa. Las medidas de exterminación del mosquito resultaron ser eficaces y las muertes por fiebre amarilla durante la construcción del canal fueron mínimas.
La fiebre amarilla no existía en el Nuevo Continente antes de la llegada de Colón. El virus probablemente fue llevado desde África, donde era endémica, a causa del tráfico de esclavos. Los individuos portadores pero no enfermos debieron ser acompañados por larvas de mosquito, el Aedes es un insecto doméstico que se adapta a vivir en pequeños receptáculos con agua, así los mismos barcos que llevaron al virus dentro de personas transportaron al mosquito.
La fiebre amarilla es otra enfermedad transmitida por otro mosquito, la hembra del Aedes aegypti, y producida por un virus. Causa fiebres muy altas, ictericia y vómitos y un tercio de los afectados no logra sobrevivir. Que el contagio no ocurre por contacto directo con un enfermo y se necesita que un mosquito transmita la infección con su picadura fue una idea que avanzó Carlos Finlay, un médico cubano. La prueba final tuvo mucho que ver con el interés de los estadounidenses en la construcción del Canal de Panamá. Era importante controlar la fiebre amarilla que era endémica en Cuba y en el territorio donde se construyó el canal. La prueba final del papel del Aedes la tuvo una comisión militar dirigida por Walter Reed. El procedimiento causó una controversia, al no haber animales susceptibles a la enfermedad los experimentos se realizaron en Cuba sobre voluntarios humanos a los que se ofreció una recompensa. Las medidas de exterminación del mosquito resultaron ser eficaces y las muertes por fiebre amarilla durante la construcción del canal fueron mínimas.
La fiebre amarilla no existía en el Nuevo Continente antes de la llegada de Colón. El virus probablemente fue llevado desde África, donde era endémica, a causa del tráfico de esclavos. Los individuos portadores pero no enfermos debieron ser acompañados por larvas de mosquito, el Aedes es un insecto doméstico que se adapta a vivir en pequeños receptáculos con agua, así los mismos barcos que llevaron al virus dentro de personas transportaron al mosquito.
Las Falacias de la Esperanza. Este cuadro de Turner lleva por título “Traficantes de esclavos arrojando a los muertos y moribundos por la borda. Se acerca un tifón”. Turner escribió el poema “Las falacias de la esperanza” para dar título a varios de sus cuadros.
¿Quién es nuestro enemigo?
La viruela se declaró erradicada el 8 de mayo de 1980, el éxito de la primera vacuna abrió las puertas a la búsqueda de remedios para las enfermedades que azotan a la humanidad, pero no se ha conseguido el mismo éxito para el resto de las enfermedades que he comentado en las dos entregas. Incluso enfermedades para las que hay vacunas muy eficaces y para las que se diseñaron planes de erradicación siguen siendo un serio problema. La poliomielitis, una grave infección viral, que aparte de poder ser mortal deja importantes secuelas, sigue siendo unproblema en muchas partes de África. Los planes para su eliminación fracasaron cuando el gobierno Nigeriano decidió suspender la vacunación con el pretexto de que escondía un siniestro plan del mundo desarrollado para esterilizar a las mujeres musulmanas. El enemigo es la ignorancia.
Representación de un paciente con secuelas de polio, Egipto 18 Dinastía 1403 – 1365 aC.
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